Nuestro devenir y los retos en la construcción de nuevas relaciones de poder
0Es un momento de creatividad para la acumulación de fuerzas y la concienciación, podemos avanzar y dar saltos cualitativos.
En el marco de la lucha por la vía político-militar, en los años 1960 y 1970, en los análisis de las fuerzas, se consideraba que en la sociedad guatemalteca las fuerzas motrices de la revolución eran la alianza obrero-campesina. Para los años 1980 ya se colocan con energía debates sobre el papel que juegan las luchas de los pueblos indígenas en los cambios revolucionarios.
Por Lin Valenzuela Méndez
Las fuerzas motrices de la revolución de Iximulew
En la década de los años 1990, las organizaciones de mujeres y feministas irrumpen con fuerza y vos propia, llevan las propuestas y aportes de las mujeres que a lo largo de los últimos 40 años han estado invisibilizadas en las propuestas revolucionarias. Se busca darle contenido y razón a la consigna: sin la participación de las mujeres no hay revolución. Fueron los pueblos indígenas, las organizaciones campesinas, las sociales, quienes con su bagaje teórico y praxis y sus acumulados de las luchas, aportaron su impronta en la elaboración de los Acuerdos de Paz. Finalmente en ellos no quedó planteado todo lo que se quería ni con la profundidad que se pretendía, debido a la correlación de fuerzas adversa y las limitaciones del movimiento revolucionario. Hasta la fecha, el Acuerdo de Paz menos cumplido por el Estado ha sido el Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.
Caminando hacia la construcción del sujeto social y político
Transcurridos diecinueve años de la firma de los Acuerdos de Paz, personas, comunidades, pueblos originarios, autoridades ancestrales, organizaciones sociales y políticas, que estamos comprometidas con las transformaciones profundas de nuestra sociedad, tenemos que acometer retos que se nos presentan para avanzar en la construcción del sujeto colectivo, plural y diverso.
Podemos constatar que las y los actores que nos vamos instituyendo como sujetos sociales y políticos tenemos puntos de partida que nos identifican ideológica y políticamente, por reformas, reivindicaciones, en demanda del ejercicio de derechos, contra el capitalismo neoliberal; contra el patriarcado; contra el colonialismo; por el socialismo del siglo XXI, por el Buen Vivir.
Desde las lógicas de pensamiento y praxis, en el marco de nuestros puntos de partida, contamos con historicidad, fuentes, referentes, sentires, creatividad, pasión, mística, expresiones comunicacionales; desarrollamos formas y métodos de lucha. Cuando caminamos al fortalecimiento de articulaciones y unidad, uno de los retos a superar son los vicios y prejuicios que arrastramos y que jerarquizan las luchas y los actores-sujetos que las realizan, otro, es que tendencialmente asumimos que los cambios más profundos y los verdaderos se realizan en donde están nuestras luchas y que es desde ahí que se generan los cambios de la totalidad de las transformaciones, lo que implica dejar de ver, escuchar, valorar, reconocer, respetar su autonomía y comprender a las otras y otros y sus luchas, que también son las nuestras. Necesitamos vernos a sí mismos y mismas objetivamente e irnos transformando.
El cambio en las relaciones de poder y la conducción colectiva y plural nos llama a trabajar con otras bases para ir cambiando nuestra segmentación, con un diálogo abierto y franco. Tomando en cuenta que vamos a ritmos distintos. Son aleccionadores nuestros debates críticos y autocríticos y nuestra mirada balanceada de nuestros avances y retrocesos.
En nuestra lucha política cotidiana aprehendemos del sujeto social y político regional Latinoamericano y del Caribe del cual formamos parte y de nuestra movilización y propuesta cuando proponemos lo transformador y cuando enfrentamos los intereses y prácticas geopolíticas del imperialismo.
En la coyuntura actual que escuchamos el grito de indignación y compartimos la movilización con nuevos actores, la mayoría son hombres y mujeres jóvenes con frescura en su pensamiento y en actitud de búsqueda. Estamos conviviendo la espontaneidad que es parte del movimiento social con las condiciones en las que nos encontramos de construcción del sujeto social y político colectivo, plural y diverso. Es un momento de creatividad para la acumulación de fuerzas y la concienciación, podemos avanzar y dar saltos cualitativos.
También es valiosa para nuestra actuación en esta coyuntura, la conciencia de nuestra fuerza y del poder que tenemos. No son necesarias las expresiones de sobrevaloración de la actuación de la derecha y de su capacidad de reciclarse o acomodarse para alertarnos, cuando es obvio que está desgastada por su accionar corrupto e impune, que es vende patria y ha violado sus mismos mecanismos de la democracia representativa y sus mismas normas. Tampoco es momento para la incertidumbre, ¡Avancemos!