¿De qué me van a perdonar?
0El mes de agosto ha transformado la conservadora ciudad de San Cristobal de las Casas en lugar de construcción de luchas y rebeldías. El EZLN impartió el primer módulo de la Escuelita de la Libertad en la Universidad Indígena CIDECI, qué además fue la sede del encuentro de pueblos Catedra Tata Juan Chavéz. A escasos kilometros de la ciudad, en el Cereso #5, permanece el preso político Alberto Patishtán tras las rejas. No está olvidado. El EZLN dio homenaje a él y a otros presos políticos en un reciente comunicado.
(audio primero publicado en Desinformemonos.org)
“Acabarme en vida”
Patishtán lleva más de 13 años tras las rejas por un crimen que no cometió. En el año 2000 el maestro tsotsil Alberto Patishtán fue condenado a 60 años de prisión por la emboscada y matanza de siete policias que patrullaban las carreteras en el municipio El Bosque, ubicado en las altas montañas chiapanecas en el sur de México. Hoy en día, todo el mundo sabe que los testigos cuya declaración lo sentenció tenían claros intereses políticos en conseguir su condena. Patishtan ha sido víctima de un sistema de justicia incompetente y corrputo. La sentencia se debía a intereses políticos por su oposición al autoritarismo del PRI en su municipio. Lo querían borrar del mapa, o “acabarme en vida”, en palabras de Patishtán. Esto convierte a Alberto Patishtán en uno más de muchos presos políticos en México y en el mundo; secuestrados por Estados corruptos y antidemocráticos, que utilizan las cárceles para detener las resistencias, fomentar el miedo y el control social. Alberto Patishtán es uno de los presos políticos más emblemáticos en México. En el comunicado de junio 2013, el EZLN hace mención de su caso:
Alberto Patishtán Gómez.- Condenado a 60 años de cárcel, este 19 de junio cumple 13 años tras las rejas. Su delito: ser mexicano, chiapaneco, indígena, profesor y simpatizante zapatista. A pesar de que se ha demostrado lo injusto de su encarcelamiento, las autoridades judiciales demoran su liberación. En palabras de un funcionario gubernamental: “si liberamos a Patishtán sería una mala señal por partida doble: evidenciaríamos que el sistema judicial es una mierda, y alentaríamos la lucha por la libertad de otros presos. Es algo que no nos conviene desde ningún punto de vista. Mejor esperar a que se cansen quienes están haciendo ruido con eso.” Pero acá sabemos que sí, que el sistema judicial en México es una mierda, y que quienes luchan por la libertad de l@s pres@s polític@s no se van a cansar… nunca.
A partir de su encarcelamiento, Alberto Patishtán ha aportado mucho a la lucha por la libertad de los y las presos políticos en México. Además ha mandado cartas en solidaridad con los presos políticos del Estado Español, los presos Mapuches, a presos políticos en los USA. En el 2006, fundó la organización de presos políticos “La Voz del Amate”, y participó en la gran huelga de hambre en el 2008, que duró 41 días, en la que salieron más de 40 presos políticos de varias cárceles en Chiapas. Sólo Patishtán quedó aquella vez. En Chiapas, argumentan que su delito es federal, y que los juzgados estatales no podrían resolver su caso.
La lucha por la libertad
En el 2010, Patishtán empezó a trabajar con presos y presas quiénes, como él, habían sido condenados por crimenes que no cometieron; la mayoría de ellos se declararon culpables después de sobrevivir torturas físicas y psicólogicas. Son indígenas tsotsiles o tseltales que no tuvieron acceso a traductores, ni podían leer, cuando fueron sentenciados. Con el apoyo de Patishtán, estos presos formaron la organización “Los Solidarios de la Voz del Amate”, y empezaron a luchar por su libertad, denunciando las injusticias que se cometen durante las detenciones y en los juicios en México, además del maltrato al interior de los penales. Por este trabajo, Patishtán ha sido castigado. En el 2011 fue trasladado al penal de Guasabe, Sinaloa, un penal que según autoridades mexicanas recluye a reos “de alta peligrosidad”. Quedó aislado en su celda casi las 24 horas al día a miles de kilometros de sus familiares. Meses después, la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional el traslado, y él pudo regresar al Cereso #5 en Chiapas, donde le esparaban sus compañeros. Toda la situación perjudicó a su salud. Un tumor cerebral, que por negligencia médica no se trataba, lo iba dejando en un espacio hasta más oscuro que los corredores de los penales mexicanos; se estaba quedando ciego. Finalmente, después de mucha presión nacional e internacional, fue operado y recuperó casi toda su visión. A pesar de toda la violencia ejercida en su contra, Patishtán nunca ha perdido la esperanza o la inspiración para luchar. “Que es dificil, sí. Yo sé que es dificil luchar dentro de las carceles, porque aveces somos castigados por las autoridades. Pero para poder salir y estar con las familias en la comunidad, tenemos que arriesgar. Lo importante aqui es no estar en la teoría. Es bonito leer la teoría de seres pensantes. Pero lo más importante es practicar lo que se diga. Ahí es donde podemos ver qué frutos podemos sacar de una teoría. Aveces desechamos parte de ella, aveces le agregamos más. Esto es algo que aprendemos en la carcel”.
¿Última posibilidad para la justicia?
Con sus compañeros presos, ha organizado varias huelgas de hambre, acompañadas de mucha lucha e difusión fuera de los penales. Una victoria fue que nueve de los presos salieran de las cárceles el pasado 4 de julio. Entre ellos, Rosa Lopéz, que vivió tortura sexual, y que perdió su hijo por los golpes que recibió estando embarazada. Tampoco esta vez, Patishtán se encontraba entre los liberados. La Suprema Corte de Justicia envió su caso a un juzgado de Tuxtla Gutierrez, la capital del Estado de Chiapas, y se preve que en los próximos días se resuelve si Patishtán saldrá libre o no. Es la última instancia nacional que puede revisar su caso. Si se confirma la sentencia, su caso tendrá que ser enviado a la CIDH, lo que significaría años más de espera. El próximo 21 de agosto, actores de la sociedad civil realizarán una marcha por la libertad de Alberto Patishtán. Su caso resuena tanto en México, como en otros países, y las campañas para obtener su libertad han sido numerosas e insistentes. La cita reproducida por el EZLN ,de algun funcionario gubernamental, evidencia la torpeza del sistema de justicia mexicano. Resulta imposible imaginarse cómo el mantener a Patishtán preso pueda salvar el imagen del sistema de justicia mexicano. Se rumorea que una alternativa que propondrá el gobierno mexicano es el indulto, para así poder liberarlo sin cuestionar el que Patishtán lleva 13 años en prisón política sentenciado por un crimen que no cometió. Le preguntamos sobre el indulto, ¿Lo acceptará con tal de salir después de tantos años de encierro? “No puedo salir por indulto. ¿De qué me van a perdonar? Esto lo hacen solo para no quedar mal. No puedo recibir un perdon, porque no cometí los hechos por los cuales estoy sentenciado”.
Alberto es de aquellas personas que a pesar de toda su situación es capáz de transmitir valores de solidaridad, esperanza, fuerza y valor. A los compañeros y las compañeras que están presos, y a quiénes luchen por la libertad tiene la siguiénte recomendación; “Debemos de ser pacientes. No siempre podemos cosechar los frutos a corto plazo. A veces tenemos que pensar de largo plazo para obtener la victoria. Lo importante es vencer el miedo. Tenemos muchas cosas por aprender y por construir, y que seamos una esperanza para los que vienen atrás”.