Cuando la competitividad se reduce a mano de obra barata
0Desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio, que favoreció sobre todo a los importadores y a la venida de Inversión Extranjera Directa, las regulaciones comenzaron a hacerse más fuertes. Regulaciones como no permitir la violación a los derechos laborales.
Desde hace diez años que la economía guatemalteca es de las más abiertas de la región, según indicadores. Algunas empresas han logrado sobrevivir al aliarse con grandes empresas, otras han caído en las cadenas más bajas del valor agregado, y otras están desapareciendo. Mientras tanto, todas buscan reducir costos. Por eso violan derechos laborales, como varios empresarios de diferentes ramas lo afirmaron. Esa es una de las ventajas que ofrece Guatemala para el mundo.Estados Unidos también lo afirma, y recientemente abrió una demanda internacional contra Guatemala.
Por Rodrigo Véliz
La idea de la más grande fábrica de acero de Centroamérica comenzó en la Italia de Mussolini. Tras la crisis de 1929 vino el descalabro de la industria italiana, y un ingeniero milanés, Agostino Rocca, fue el encargado de dirigir su reconstrucción. Allí aprendió el negocio del acero.
Migró a Argentina y desde ahí, con apoyo estatal, lanzó la empresa Techint, que importaba maquinaria y acero al amparo de la industrialización que promocionaba el entonces presidente Juan Domingo Perón en los cincuenta. Pero su despegue internacional vino en la década de los noventa, cuando varios Estados latinoamericanos comenzaron a privatizar sus principales industrias, el acero incluido. Fábricas en Venezuela, Argentina, Colombia, México, y Estados Unidos fueron compradas. Ahí surgió Ternium, que hace diez años compró Ingasa, la mayor productora de acero plano en Guatemala (conocida por las láminas Pantera).
Ahora Techint emplea a más de 59 mil personas en todo el mundo y tiene ingresos por más de $25 mil millones. Ternium es un proyecto más modesto: emplea a más de 600 personas en cuatro países centroamericanos, tiene una facturación de más de $160 millones, y posee más del 35% del mercado en el país.
La amenaza china (y sindical)
Pero esa fuerza no se compara con su principal adversario económico: China y sus 10 principales empresas acereras, que poco a poco han ido acaparando el mercado mundial hasta llegar al 50%.
Ternium respondió. A inicios de marzo despidió a 27 trabajadores bajo la excusa que debían recortar costos. “Los despidos fueron legales”, enfatiza Sebastián Castro, director de Ternium en Centroamérica. “Teníamos que recortar personal, y te soy sincero, tenerlos ahí es un costo adicional. No los necesito”.
Castro se refiere a la orden de un juez de trabajo de reinstalarlos tras demanda que recibieron de parte de los trabajadores, que por esos momentos formaban un sindicato. “Nosotros dimos aviso en acta que íbamos a formar un sindicato, y dos días después nos despidieron”, dice Walter Rodríguez, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Ternium. Según Rodríguez, por el trámite de formación del sindicato la empresa estaba emplazada, por lo que no podía realizar despidos.
Castro lo contradice y entre ellos hay una versión encontrada. El caso tuvo que llegar a la Corte de Constitucionalidad para ser parcialmente resuelto. Ahora 15 de los 27 trabajadores están de regreso en la planta (los otros desistieron del conflicto y renunciaron).
La demanda le valió a Ternium ser incluido entre las 16 empresas que violan derechos laborales para poder competir globalmente, según dijo Estados Unidos a fines del año pasado. Castro aclara que el caso está ya resuelto, y que lo importante es la amenaza china: “China es un país donde no existe el libre mercado. Ellos mismos y la Organización Mundial del Comercio (OMC) lo aceptan. Y en esas condiciones vienen a competir […] El gobierno va a tener que hacer algo, como se hizo en México”.
Y la Gremial de Industrias de Metalurgia, según su presidente, Miguel Giorgios, da un apoyo completo a Ternium y pide al Ministro de Economía, Sergio de la Torre, que actúe frente al problema. Sobre la demanda de Estados Unidos, dijo no saber nada.
La competencia de China es, en efecto, voraz. De los costos para producción, la mano de obra es 28% más cara en Guatemala que en China, la energía es 300% más barata en China y el gas un 48% menor. A eso se suma el apoyo de su Estado y el irrespeto por los derechos laborales de los trabajadores chinos. Las inversiones iniciales y de modernización las hace el Estado chino, las empresas están exentas de impuestos, y con todo eso la rentabilidad declarada de las principales 80 acereras chinas es de un 0.8%. Para mantenerse, el resto de acereras del mundo deben estar arriba de un 17%.
Las importaciones de acero laminado a Centroamérica han aumentado en un 69%, bajando los precios a un punto que les ha resultado difícil competir.
El fondo del problema para los trabajadores no está aún resuelto: la formación del sindicato es para exigir un convenio colectivo y mejorar así la situación de sus salarios. Mientras tanto, Castro alega que si la competencia desleal china continúa no sólo esto va a ser imposible, sino que la empresa tendrá que cerrar.
Generar desarrollo desde el fondo de la cadena de valor
«La globalización mató a los sindicatos», sentencia Alejandro Ceballos en la sede Vestex, dentro del edificio de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), en la acomodada zona 13 de la Ciudad de Guatemala. Ceballos es un veterano en la maquila. Con soltura y sin el enojo de otras entrevistas, discute las dificultades para competir en mercados tan volátiles y competitivos.
La gremial que representa, las maquilas que exportan hacia Norteamérica, fue la más señalada en la demanda laboral de Estados Unidos. Ceballos ha sido el principal vocero de una postura sin medias tintas: los exportadores están en contra de fortalecer a la Inspección General de Trabajo (IGT) y prefieren que los conflictos sigan el camino de los juzgados de trabajo, que según estadísticas son los más lentos y desobedecidos del Organismo Judicial.
Ceballos dice no entender la postura de los estadounidenses. A finales de los años ochenta,la agencia de cooperación de ese país, la AID, pagó por años el presupuesto de su organización inicial, la Gremial de Exportadores (Grexport), según un estudio del sociólogo William Robinson.
Pero desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio, que favoreció sobre todo a los importadores y a la venida de Inversión Extranjera Directa, las regulaciones comenzaron a hacerse más fuertes. Regulaciones como no permitir la violación a los derechos laborales.
La mano de obra maquilera
En la maquila el 60% del costo de producción depende del pago de la mano de obra. Por eso se hacen malabares para poder reducir el costo. En su antigua fábrica, Polar, Ceballos instaló turrnos que llamó 4*4: cuatro turnos de once horas diarias, por cuatro días, y rotaciones continuas. En esta modalidad las horas extra no eran pagadas. Según el Código de Trabajo, esto es ilegal.
“Pero eran modalidades bastante productivas donde a varios trabajadores les convenía. De hecho varios venían a solicitarme estos cambios porque ganaban más […] Pero esas opciones no se pueden hacer por los sindicatos”, explica Ceballos. Y añade que había muchos casos en donde trabajadores saboteaban la maquinaria para no trabajar, o llegaban, se embarazaban, y lo volvían una práctica recurrente por años, en algunos casos.
El problema es mucho más complejo, como después aceptó el presidente de Vestex. Reducir los costos de producción, sobre todo el salario, es vital para que los maquileros puedan sobrevivir en un mundo altamente competitivo. “Eso para empezar, porque si mencionamos lo que vino a ocasionarnos la paca (importadoras de ropa donada) y la crisis del 2009, es un problema ya con historia”, continúa.
En el mercado mundial de los textiles, las fábricas guatemaltecas se ubican en la parte más baja de la cadena. En lo más alto están las marcas multinacionales, como Polo, Target, JC Penney, y Wallmart. Estas marcas hacen contratos con un intermediario, o broker. El contrato establece un número de piezas y un precio ya establecido por el que serán compradas. Se dan los moldes y los diseños.
Con ese contrato el broker debe cobrar y luego encontrar a los productores, generalmente dividiendo lotes entre el Este Asiático y Centroamérica. A estos productores les toca una parte ya menor de ese contrato firmado, por lo que realizan todo tipo de medidas, como no pagar horas extra, para poder tener su parte. En la última parte de la cadena están los trabajadores de las maquilas, que obtienen una tajada muy ínfima de ese gran contrato que se firmó en una oficina de Nueva York.
Por eso los abusos. Abusos que usualmente ninguna de las grandes marcas se entera. Los tratos se hacen como subcontrataciones, en donde toda responsabilidad de la gran empresa queda fuera de lugar.
El caso de la maquila Alianza es el más fuerte. Según el Instituto para los Derechos Laborales y Humanos, con sede en Nueva York, Alianza debe en la actualidad a más de 1,300 trabajadores un total $6 millones en salarios y prestaciones no pagadas por 12 años.
¿Qué opinan de esto JC Penney y otras compañías?
Nómada trató de contactar a Target, JC Penney, Weat Seal, Xoxo, New Creation Inc., y Kohl’s, todas empresas que reciben prendas de las empresas que Estados Unidos señaló de violar derechos laborales. De todas ellas, solamente JC Penney y Kohl’s contestaron. La primera dijo que ellos manejan un código de ética para las empresas que subcontratan y que hacen lo posible por que se cumpla. ¿Y la demanda de Estados Unidos? Ya no hubo una respuesta. Kohl’s afirma que ya estaban enterados del caso y que ya está resuelto, ya que las empresas Avandia y Fribo, que los abastecían, están ya cerradas.
Avandia y Fribo eran llevadas por dos coreanos, que Ceballos no duda en llamar “bandidos”. Cuando se levantaron órdenes de jueces para pagar salarios vencidos, huyeron del país. Los procesos siguen abiertos.
Ni Alianza ni Koa Modas, otra empresa también señalada en el informe de Estados Unidos, quisieron hablar para este reportaje.
La palma también viola derechos laborales, según EE.UU.
Cuatro de las más grandes emrpesas de la Gremial de Palmicultores de Guatemala (Grepalma) también fueron señaladas por EEUU. Su directora ejecutiva, Susana Siekavizza, no entra en detalles sobre la demanda, sólo afirma que Grepalma apoya el fortalecimiento del estado de derecho, incluidos los derechos laborales.
Santiago Molina, empresario de la palma y presidente de la Cámara del Agro, respondió que la violación de derechos laborales es una práctica común en el país, menos en la producción de palma. ¿Y qué pasa del detalle que da el informe, donde se dice que inspectores de trabajo y miembros de la Oficina del Alto Comisionado en Derechos Humanos de la ONU visitaron las fincas y no los dejaron entrar? “Eso es como decir que tocaron el timbre y nadie les abrió. Nosotros somos totalmente respetuosos de la ley. Además, esas demandas son verbales. No hay ningún registro que hemos violado derechos laborales”.
Sí los hay, de hecho. Según el Alegato Inicial norteamericano, los mismos trabajadores de las fincas de palma tuvieron que pagar al inspector de la IGT para que hiciera revisión. El Alegato cita varios documentos de la IGT en donde queda probado lo contrario: la poca diligencia de las empresas palmeras a dar los datos solicitados.
En la producción de la palma africana la mano de obra también es fundamental. Representa un 70% del costo.
Molina tiene un tono menos afable y cordial que los otros dos empresarios entrevistados, más jóvenes que él. Y al contrario de ellos, no tiene quejas sobre la competencia de la globalización. A ellos les ha abierto puertas. La palma africana surgió también como una opción de diversificar luego de la crisis económica de los ochenta. Muchos finqueros o ganaderos, como él mismo, comenzaron a hacer una transición lenta. Y los últimos años les dan la razón.
El aumento de la superficie cultivada de palma aumentó en esa década en un 270% y la producción en un 84% en los mismos años. Nuevos canales de comercio se abren en un mundo que busca energías renovables y más limpias, como suelen llamar a los agrocombustibles. Además, cada vez se sustituye más otros tipos de aceites (canola, soya, girasol) por el de palma africana, que es más barato de producir. La costa sur del país, por ejemplo, tiene la más alta productividad de palma del mundo.
Y en su cadena de producción, muchas grandes empresas son sus principales compradores. Desde Purina, hasta productores de jabones, pasando por aceites Olmeca, Ina, o Patrona.
Aunque la Grepalma lo niega y no quiera hablar de esto, estos logros se han hecho, según varias investigaciones, a costa de despojar a cientos de familias q’eqchi’ de sus tierras al arrinconarlos.
Estas familias, como las de los trabajadores de las maquilas y otras industrias, son el último eslabón para la competividad del país.
Nómada
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