Relato sobre un atentado contra el trabajo periodístico por trabajadores de hidroeléctrica Oxec S.A.
0Atendiendo una denuncia comunitaria sobre la tala ilícita de árboles en las riveras del río Cahabon y la amenaza de desbordamiento del río provocado por la ejecución de los proyectos Hidroeléctricos
Por Rolanda García
Nuestra dinámica de trabajo es solicitar siempre el acompañamiento de las afectadas y los afectados. Ayer 21 de agosto a tempranas horas, con el acompañamiento de las autoridades del Órgano de Coordinación del Consejo Comunitario de Desarrollo –COCODE- de la comunidad Sactá del referido municipio, durante un recorrido de más de una hora en las faldas de dos cerros contiguo al río Cahabon llegamos en uno de los sitios recién talados.
Al otro extremo de la tala, habían trabajadores derribando el bosque. Justo estaba filmando el daño para una nota periodística para el canal internacional Telesur, donde colaboramos con mi colega Santiago Botón, cuando desde lejos escuchamos los gritos burlones de los que estaban trabajando en el lugar. En poco tiempo, se acercaron hacia nosotros dos de los trabajadores, seguidamente aparecieron los demás trabajadores y con gran ira nos intimidaron.
Cuestionaban la presencia de las cámaras en el lugar, al mismo tiempo exigían mi retiro inmediato y el de las autoridades comunitarias que me acompañaban. El acoso hacia mi persona no faltó ya que uno de ellos me gritaba si «me gustaba el pajarito”, que si no accedía a sus demandas ellos podrían violarme y tirarme en el río.
Mientras intensificaban las provocaciones, decidimos retirarnos del lugar porque estaban dispuestos a cualquier agresión física. Debido a la distancia, la cámara de video y el trípode fueron cargadas por Francisco Tec, uno de mis acompañantes, y la cámara de fotografía la resguardé yo misma. A casi 40 minutos de recorrido, una de las mujeres de la comunidad que iba en la comisión alertó que dichos trabajadores nos venían siguiendo, desde entonces aceleramos nuestros pasos hasta llegar en donde se desemboca el río Chimau con el Cahabón. Las autoridades comunitarias que aún me acompañaban cruzaron inmediatamente el río.
Una de las dos mujeres que nos acompañaban, sin pensarlo dos veces, recogió la cámara fotográfica que la tenía sobre una piedra, mientras me estaba lavando el lodo en el río. Personalmente, decidí detener la caminata porque a pocos metros me alcanzó uno de los agresores, ¡Hasta allí, quedate!, me gritó, seguidamente me acerqué hacia él, en pocos minutos me rodearon seis hombres y con machete en mano me exigieron la entrega de los equipos de vídeo y de fotografía; entre la maleza estaban siendo resguardados por otros trabajadores.
Luego de tantos reclamos, insistían que debía de borrar todas las evidencias de la tala de árboles y las fotografías de ellos. No podía acceder a sus peticiones porque no tenía en ese instante ninguno de los equipos, tampoco tenía mi teléfono móvil.
Me preocupé por el resto de compañeros y compañeras, pero afortunadamente
A través de insultos y amenazas intensificaban el reclamo de los equipos y la pronta eliminación de los archivos. Durante aproximadamente
Tras pedirles que se calmaran y dialogar con mucha tolerancia, los hombres se fueron controlando. Reconozco que entre verdades y desaciertos provocados por mi nerviosismo, llegué a acuerdos con ellos y acepté parte de sus peticiones respondiéndoles
Seguidamente me hicieron ver que me habían tomado fotos y vídeos y que ya «me tienen fichada». Luego me preguntaron ¿prometés nunca más volver a pisar esta propiedad?, de lo contrario te va ir de lo peor; es posible que te pueden violar si regresás, exclamó uno de ellos. Aclararon que ellos tenían un patrón a quien no le gusta que alguien entre en su propiedad sin su permiso. Ante estos cuestionamiento
Luego de la escapatoria, seguí caminando hasta que me encontré con una niña, enviada por las autoridades comunitarias que me acompañaban, para vigilarme. Posteriormente,
Mientras que a través de una exhibición personal presentada por la Procuraduría de los Derechos Humanos, que hasta estos momentos no tengo claridad quién la interpuso pero que gracias a esa acción, fui trasladada en horas de la noche por la patrulla policial hacia la ciudad de Cobán, cerca de la media noche.
Agradezco todo el apoyo solidario de las organizaciones de derechos humanos, de personas particulares y la divulgación inmediata de la información de parte de mi colega Santiago Botón. Asimimo, las gestiones que hizo Patricia Villegas, Presidenta de TeleSur, ante el Procurador de los Derechos Humanos. Gracias a las autoridades comunitarias de Cahabón que en la tarde de ayer viajaron desde sus comunidades para resguardar nuestra integridad.
Gracias por correr la voz sobre esta situación que atenta nuestros derechos a la libre expresión.