Testimonio experto en el juicio de Molina Theissen: “La desaparición forzada fue utilizada como un arma de guerra, como el fusil o la bala»
0“La desaparición forzada fue utilizada como un arma de guerra, como el fusil o la bala«, dijo Marc Drouin, historiador canadiense, durante su peritaje en el juicio del caso Molina Theissen el 23 de abril. «Era lo mismo para el interrogatorio bajo tortura y otras prácticas y métodos. No eran motivo de sanción, más bien, eran parte de los planteamientos teóricos y enseñanzas de la mas alta doctrina militar.”
Por Jo-Marie Burt y Paulo Estrada
Drouin describió los puntos clave de su peritaje, «Teoría y práctica de la guerra contrasubversiva en Guatemala y su relevancia para el caso Molina Theissen». En la doctrina militar guatemalteca, afirmó, la desaparición forzada se consideró una técnica válida de guerra contrasubversiva. También señaló que las unidades operativas actuaron en base a órdenes dictadas por una entidad superior, que en ese momento era la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército de Guatemala.
El experto afirmó que, como resultado de su investigación, pudo determinar la existencia de una estructura clandestina de represión, la importancia de la inteligencia militar y la guerra contrasubversiva, y sus efectos sobre la familia Molina Theissen. El experto declaró que, en base a su revisión de la doctrina militar y los documentos de inteligencia pertenecientes a la familia Molina Theissen, el Ejército consideraba a la familia como un objetivo militar. Afirmó que la tortura y la violencia sexual contra Emma y la desaparición forzada de su hermano Marco Antonio fueron el resultado directo de la aplicación de la doctrina militar del ejército guatemalteco.
Influencia francesa: no se puede ganar sin torturas o ejecuciones
Drouin analizó la evolución de la doctrina militar del ejército guatemalteco, comenzando con sus orígenes en la doctrina militar francesa. Desde la guerra con Argelia, los franceses percibieron que al adversario no era externo sino interno; como resultado, priorizaron el «seguir los pasos y vigilar a los familiares y amigos” de quienes consideraron enemigos. El ejército guatemalteco adoptó este concepto de «enemigo interno», así como esta noción más amplia de desarrollar inteligencia basada en la vigilancia de familiares y amistades de subversivos sospechosos.
El experto entró en gran detalle sobre los teóricos militares franceses que diseñaron el concepto del «enemigo interno». Mencionó al general francés Paul Aussaresses, por ejemplo, quien es conocido por su papel en el desarrollo y la implementación de la guerra de contrainsurgencia más notoria en Argelia, y que una vez declaró: «no se puede vencer sin torturas ni ejecuciones». El experto señaló que los teóricos franceses que construyeron la teoría contrasubversiva estudiaron en Saint-Cyr, donde el acusado Benedicto Lucas García también recibió entrenamiento. Presentó una entrevista con Lucas García en que el ex jefe del Estado Mayor del Ejército afirma que usó lo que aprendió en Francia en la guerra contrainsurgente en Guatemala.
El experto se refirió a elementos del Manual de guerra contrasubversiva del ejército guatemalteco, el cual no tiene fecha de publicación, pero se cree que se usó entre 1970 y 1983, para fundamentar su argumento. Presentó varias citas del manual, por ejemplo: “Antes de iniciar el interrogatorio se debía conocer los vínculos (afectivos, familiares y organizativos) de la persona, así como documentos para tener en cuenta al momento de identificar sus vulnerabilidades”. También: “Los nombres de datos de las familias parientes y amigos, sirven como fuente inestimable de acción y se pueden establecer trampas”. Y: «es necesario eliminar a los miembros de la organización político-administrativa local de forma rápida y definitiva «.
Drouin también hizo referencia a la creación de los «escuadrones de la muerte», que aparecieron por primera vez en Guatemala en 1966. Eso garantizó la coordinación entre los militares, las fuerzas policiales y las unidades paramilitares. Según el manual, cuando las fuerzas estatales no poseían los medios suficientes, se podía recurrir la organización de un “servicio de voluntarios”, dándoles el espíritu de “cazadores de terroristas”.
Perito: «Marco Antonio era considerado subversivo porque su hermana era considerada subversiva»
El experto afirmó que el ejército consideraba a la familia Molina Theissen como un objetivo militar. La lógica de la doctrina militar del ejército guatemalteco lo lleva a la conclusión de que el secuestro de Marco Antonio fue en respuesta a la fuga de su hermana, Emma, y tenía la intención de obligarla a entregarse para que pudieran continuar interrogándola y así obtener información sobre la Juventud Patriótica del Trabajo (JPT). «Se le consideraba subversivo porque su hermana era considerada una subversiva», dijo Drouin, en referencia a Marco Antonio; bajo esta lógica, el ejército justificó la desaparición del niño, aunque solo tuviera 14 años.
En apoyo de esta afirmación, Drouin leyó al tribunal una cita en The Washington Post atribuida a Benedicto Lucas García, en la que afirma que los guerrilleros habían adoctrinado a familias enteras en el oeste de Guatemala, niños incluídos, y por lo tanto era difícil distinguir al enemigo . Por lo consiguiente, Lucas García afirma que «la orden es atacar a todos por igual».
El experto también declaró que, basado en los documentos que revisó del Archivo Histórico de la Policía Nacional, la familia Molina Theissen estaba ya bajo vigilancia en 1955, un año después del derrocamiento del presidente guatemalteco elegido democráticamente, Jacobo Arbenz. El experto declaró que encontró documentos que datan desde 1976 con información sobre el padre y la madre de Emma, quienes fueron registrados como “elemento faccioso», así como documentos que registran información sobre Emma, incluyendo su dirección, así como las actividades de su hermana Ana Lucrecia y de otros miembros de su familia. También encontró información sobre su pareja Julio César del Valle, quien fue ejecutado el 22 de marzo de 1980.
El experto notó que la recaptura de Emma era de importancia crítica porque ella era una fuente de información que podía alimentar la base de inteligencia militar y porque su escape puso en riesgo toda la estructura clandestina de la inteligencia militar. Recapturar a Emma fue fundamental para prevenir que denunciara públicamente esa estructura inteligencia militar clandestina.
Drouin también presentó dos videos. El primero muestra militares franceses explicando las prácticas de guerra contrasubversiva en Argelia, donde torturaron, formaron escuadrones de la muerte y utilizaron la violencia sexual contra mujeres militantes organizadas. En el segundo video, Benedicto Lucas García afirma que él fue a Francia y Argelia a especializarse en las prácticas de guerra contrasubversiva y que instauró en Guatemala las Patrullas de Autodefensa Civil.
A la pregunta de la, de que si no era mejor que desaparecieran también a la madre de Marco Antonio, para asegurar la impunidad y que no quedara evidencia,
Jorge Lucas García, abogado defensor y hijo de Lucas García interrogó al perito, preguntándole por qué los militares solo secuestrarían al hermano de Emma. «¿Por qué solo llevarían al hermano? ¿No hubiera sido mejor tomar también a la madre y al hermano como a toda la familia?» El perito respondió que a su criterio, dejarla viva como testigo era parte de la lógica militar, para que ella pudiera contarle a su hija Emma lo sucedido. Esto era una reacción a la huida de Emma, que vulneró a la estructura secreta militar, a su personal, a sus instalaciones y las operaciones clandestinas e ilegales.
- Jo-Marie Burt, politóloga y activista de derechos humanos, es profesora de la Universidad George Mason y asesora principal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, WOLA. Paulo Estrada es activista de derechos humanos, estudiante de Arqueología en la Universidad de San Carlos de Guatemala y querellante del caso del Diario Militar. Este artículo fue publicado por primera vez en el Monitor Internacional de Justicia y traducido por Paula Orellana.