Por las de ayer y las de hoy, todas somos Sepur Zarco
1(…) hablé de la violación, yo sentí que es el único espacio de confianza para hacerlo y también para relajarme. No es fácil contar todo eso. Yo empecé a perder el miedo, a perder la preocupación, a perder la tristeza que yo tenía guardada.[1]
Por Libertad Sagüí Rian/Las Impertinentes
Las mujeres de Sepur Zarco son un ejemplo de construcción de la historia y la memoria colectiva desde miradas de mujeres mayas. No existe reparación adecuada en la medida en la que no se nombran los hechos, porque lo que no se nombra no existe.
En camino emprendido por mujeres q’eqchi’ de Sepur Zarco tiene sus inicios hace más de 10 años. Ha sido una lucha constante que ha significado para las mujeres, re-construir la seguridad en sí mismas y conectarse con los deseos y alegrías que perciben en sus cuerpos, también a supuesto enfrentarse a la estigmatización con algunas rupturas colectivas. Las prioridades en cuanto a la exigencia de justicia han ido transformándose. Cuando recién inició el proceso organizativo, las mujeres priorizaban la búsqueda de justicia por la desaparición forzada y asesinato de sus esposos, la destrucción de las viviendas y cosechas, sin embargo, las demandas fueron modificándose mediante fueron reconciéndose como sujetas políticas de su propia historia y procesos.
El camino a la justicia está conformado por diferentes estrategias:
- Un proceso de construcción de memoria histórica sobre violencia sexual contra mujeres indígenas durante el conflicto armado interno.
- Tribunal de conciencia contra la violencia sexual hacia las mujeres
- Presentación de la una demanda penal en el sistema de justicia de Guatemala
La construcción de grupos de mujeres y alianzas inicia en el 2003, cuando feministas y defensoras de los derechos humanos conforman el Consorcio Actoras de cambio: mujeres en búsqueda de Justicia, (conformado por ECAP y UNAMG) una iniciativa que permitió dar visibilidad a la dimensión oculta del conflicto armado, la violación sexual. Y dio respuesta a la invisibilización de las mujeres en los discursos, escritos o acciones de recuperación de la memoria histórica. Como en muchos países con guerras y conflictos la violencia sexual había sido interpretada únicamente como un “daño colateral” y es hasta la segunda guerra mundial que se acepta la violación sexual como una realidad que viven las mujeres en los conflictos armados.
Los informes de la CEH y la ODHAG reconocen la violencia sexual y la dimensión sistémica, masiva y generalizada contra las mujeres durante el Conflicto Armado Interno, sin embargo, ninguno de los dos informes realizó una investigación profunda como con otros crímenes. Tampoco se encuentran recomendaciones para el Estado Guatemalteco.
En 1998 el Tribunal Penal Internacional para Ruanda halló por primera vez culpable a un acusado de violación y fue calificada como crimen de lesa humanidad y crimen de genocidio. En 2001 el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia también halla a un acusado culpable de violación como delito de tortura, crimen de guerra y de lesa humanidad, este mismo tribunal incluye la esclavitud sexual como crimen de lesa humanidad.[2]
Durante más de 20 año , las mujeres de Sepur Zarco se han enfrentado a las secuelas físicas, psicológicas y sociales de la violación sexual, el único crimen por el cual se culpabiliza en primer lugar a la propia víctima. La violencia sexual impacta en la vida de las mujeres de manera transversal, tiene efectos desestructurantes porque atenta contra la intimidad, la dignidad y la libertad.
En el 2007 se desarrolla un encuentro de mujeres sobrevivientes de violencia sexual en el que las mujeres plantearon sus demandas vinculadas con dar a conocer la historia, lo que es había sucedido y que se supiera que no eran culpables de ello, algunas plantearon justicia y resarcimiento.
Entrevista 1 con Ada Valenzuela /UNAMG-Alianza Rompiendo el Silencio
En septiembre de 2012 cuando se llevaron a cabo los Testimonios en Anticipo de prueba, las mujeres relataban que la mayoría de los hechos violentos a los que fueron sometidas ocurrieron durante 1982. Describieron, frente al juez Miguel Ángel Gálvez, cómo fueron tratadas por los soldados que descansaban en el destacamento militar de Sepur Zarco, cuentan como eran obligadas a lavar la ropa de los soldados, cocinarles y tortear una arroba diaria de maíz para que comieran la tropa. Luego podían llevarlas al río y abusar sexualmente de ellas.
La mayoría permanecieron en situación de violencia y esclavitud sexual durante seis años bajo amenazas de agredir a la familia si se negaban a hacer lo que les indicaban. Otras afirmaron que en el mismo período sus hijas mayores, suegras, madres, cuñadas y hermanas también fueron abusadas sexualmente. Testificaron que los soldados del destacamento militar, les inyectaban periódicamente sustancias que ellas desconocían. Otras relataron que les obligaban a ingerir pastillas después de que abusaban sexualmente de ellas.
Entrevista 2 con Ada Valenzuela /UNAMG-Alianza Rompiendo el Silencio
Hoy 1 de febrero de 2016, las mujeres q’eqchi’ de Sepur Zarco, siguen el camino para buscar justicia integral y la reparación digna, se enfrentan ante un sistema de justicia occidental racista y patriarcal, que revictimiza su condición y que las excluye por ser mujeres mayas empobrecidas y monolingües. Se enfrentan al linchamiento mediático de los medios corporativos de comunicación al servicio de la impunidad y que deslegitiman su relato y su historia. Sin embargo, su certeza es reconocer que no son culpables de la violencia sexual, esclavitud sexual y doméstica a la que fueron sometidas, siguen transgrediendo el mandado de sumisas y calladas y se atreven a hablar y decir los nombres de los militares responsables, se atreven a verlos a los ojos porque saben que su lucha y su fuerza construirá realidades distintas para las mujeres de las nuevas generaciones.
No juzgar los crímenes de guerra en sus formas violencia sexual, Esclavitud Sexual y Esclavitud doméstica genera un clima de impunidad que contribuye a perpetuar la violencia contra las mujeres a través del tiempo. Una manera de reparación es nombrar los delitos y afirmar que si ocurrieron crímenes y vejámenes y que el cuerpo de las mujeres en contextos de guerra se convierte en un espacio privilegiado para demostrar dominación.
El logro histórico de las mujeres mayas q’eqchi’ es un referente en las luchas de las mujeres por verdad, la memoria y la justicia en Guatemala.
Entrevista 3 con Ada Valenzuela /UNAMG-Alianza Rompiendo el Silencio
[1]Méndez Gutierrez, Luz, Carrera Guerra, Amanda. Mujeres indígenas: clamor por la justicia. 2014.
[2] Ni olvido, ni silencio. Tribunal de conciencia contra la violencia sexual hacia las mujeres durante el conflicto armado en Guatemala. 2012.
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