Otto Pérez sabía de las mafias de aduanas desde 1992 (y las dejaba operar), según desclasificados
2El interés de Pérez Molina en las Aduanas no es nuevo. No comenzó con este gobierno ni con el de la GANA. Empezó cuando llegó a ser jefe de Inteligencia del Estado, en 1992. Según cables de la Embajada, desde entonces negoció cuotas de poder en el negocio paralelo.
Por Rodrigo Véliz
Dos meses antes de que se firmara la paz, en octubre de 1996, Otto Pérez Molina tenía miedo. El fin de la guerra entre las guerrillas y el Estado de Guatemala estaba cerca. Pero para firmar la paz era necesario deshacerse de los funcionarios y los militares que tenían más manchadas las manos. Manos manchadas con sangre o con negocios ilícitos. Algo normal luego de más de 30 años de dictadura militar, civil y empresarial. Pérez Molina, entonces inspector general del ejército, tenía razones concretas para tener miedo, según cables desclasificados.
Y es que su interés por las aduanas no se remontaba al año 2004, cuando su Partido Patriota participó por primera vez de la administración pública en el gobierno empresarial de Óscar Berger. En esa ocasión, él no pidió ministerios sino sólo Aduanas, la Portuaria, Migración y el Inguat. Su interés es más antiguo: desde que era coronel ya presionaba para que su cuñado, Otto Leal, ascendiera en la oficina que se encarga de recaudar los impuestos en las fronteras, por la que ya cayó su vicepresidenta Roxana Baldetti tras el mayor escándalo de corrupción en la historia, y por la que podría caer todo su gobierno este 2015.
El lado oscuro de la Paz
Era 1996 y la pacificación estaba cerca. El general Julio Balconi, entonces ministro de Defensa de Álvaro Arzú, tenía en sus manos una lista de varios oficiales que serían despedidos –o puestos en “disponibilidad” en el lenguaje militar– por su nexos con el militar (retirado) Alfredo Moreno y su aparato de contrabando y tráfico de drogas en la aduanas. Los nombres se habían filtrado a la prensa y organizaciones de derechos humanos, por lo que Balconi estaba urgente de tomar medidas. Y, con la misma urgencia, los que eran nombrados buscaban frenar procesos en su contra.
Estados Unidos, por medio de su embajada, tuvo acceso a esa lista de nombres hace 20 años. Habían dos nombres muy importantes. El general de brigada Roberto Letona Hora y el coronel José Fernández Ligorría.
Según el cable desclasificado GT192257Z de esa misma embajada, fechado en agosto de 1993, Fernández Ligorría había frenado, desde su puesto como Jefe de Personal del Ministerio de la Defensa, que seis asesores militares (que la fuente que platicó con la embajada llamó “orejas”) no fueran removidos de la Policía Nacional
En abril de 1995, otro cable (GT01954) aseguraba que Fernández Ligorría –entonces jefe del equipo (staff) del Estado Mayor de la Defensa Nacional (EMD) del general Marco González Taracena– buscó que varios militares de la Comisión de Derechos Humanos fueran removidos y enviados a la sección de prensa del ejército, para evitar que conocieran sobre sus negocios ilícitos y lograr impunidad.
Fernández y Letona Hora pertenecían a un grupo militar conocido por sus enemigos como La Cofradía. Esa misma agrupación peleó porque la paz no llegara, ya que creían que si el ejército había derrotado militarmente a las guerrillas, no tenían por qué ceder el control del Estado. Pero también porque tenían miedo a ser perseguidos penalmente.
La búsqueda de la historia negra de los militares en el país ha sido un trabajo lento y complicado. A cuentagotas han salido publicaciones sobre el fondo de las dictaduras militares: los negocios y el ascenso económico de ese grupo de la sociedad hasta acercarse al poder. El acceso a las documentos para este reportaje provino de una búsqueda de los documentos antes desclasificados que están archivados en el National Security Archive de la George Washington University, con sede en Washington.
La Cofradía estaba en confrontación con los militares que buscaban una transición a gobiernos civiles. El general Héctor Gramajo, ministro de Defensa y sostén del gobierno civil de Vinicio Cerezo (1986-1991), lideraba esta otra agrupación, conocida en los ochenta como Los Operativos (GT-R271904Z). Dentro de esta agrupación estaba Otto Pérez Molina.
El fallido golpe de Jorge Serrano Elías, el 25 de mayo de 1993, favoreció a una parte de Los Operativos, que se opusieron a la medida para proteger la transición a mandos civiles y lograr cuotas de poder. Para octubre de 1994, Otto Pérez Molina se había beneficiado de su rechazo al golpe con la jefatura del Estado Mayor de la Presidencia (EMP). Se encargaba de operar todo lo que el presidente, Jorge de León Carpio, necesitaba. Ese mismo mes se enteró que Fernández Ligorría y González Taracena, ambos en el Estado Mayor, estaban buscando expulsarlo del área de influencia del presidente (Gt 0010501z)
Pérez Molina –quien fue director de inteligencia–, según un cable de la Embajada (Gt201908z), tenía pleno conocimiento de estas actividades, y trató en los siguientes años de desligarse de figuras cercanas a La Cofradía. Pero había relaciones que no podía borrar: según otro cable de la Embajada (Gt201908z), fechado para octubre de 1996, el miedo de Pérez venía de la participación de su cuñado, Otto Leal (hermano de la Primera Dama, Rosa Leal de Pérez), en esa estructura criminal, conocida como Red Moreno y precursora de la actual red La Línea, que llegaba de la SAT hasta la Vicepresidencia.
Según ese cable, Leal estaba siendo apoyado “para [tomar] el puesto de director de Aduanas en Guatemalteca en junio. Según reportes, esa preparación está haciéndose por el coronel Pérez y el general Luis Francisco (Ortega) Menaldo”. Ortega Menaldo era uno de los jefes de la Red Moreno, y jefe de Pérez Molina en ese momento. El actual mandatario, si bien no era cercano a Alfredo Moreno, sí aceptó regalos de su parte, según ese mismo cable.
El legado del viejo aparato militar
Durante las dictaduras, los militares hicieron lo que se espera de un grupo con mucho poder e impunidad: comenzaron a formar grupos paralelos para realizar cualquier tipo de negocios.
Las instituciones básicas para lograrlo fueron al menos dos: La Dirección de Inteligencia (G-2, luego de 1984 conocida como D-2) y las Aduanas. Con la primera se tenía información de primera mano de buena parte de lo que pasaba en el país, y con la otra de todas las exportaciones, importaciones, y movimiento de personas. Toda información muy valiosa, y lucrativa.
Según la Embajada (Gt-ATC-CI-2400-001-94) aun para febrero de 1994, Aduanas era la institución más corrupta del Estado. Y era corrupta porque unos viejos oficiales de inteligencia, formados en la G-2, se habían hecho de su control 16 años atrás, en 1978. Los generales (retirados) Manuel Antonio Callejas y Francisco Ortega Menaldo fueron los arquitectos de una poderosa organización paralela en el Departamento de Seguridad e Investigaciones Especiales del Ministerio de Finanzas, durante el gobierno de Romeo Lucas García (1978-1982). A esta organización se le llamó La Cofradía.
Un militar ambicioso
Pese a las diferencias entre sí, tanto el general Roberto Letona Hora como Pérez Molina eran de la misma generación de la Escuela Politécnica. Ingresados en 1966, pertenecieron a la Promoción 73. Pertenecer a una Promoción crea lazos muy fuertes, pero en Guatemala eso se quebró luego de los golpes de Estado de 1982 y 1983: los oficiales de alto rango de dos tendencias peleadas se aliaron con sus subordinados, y la unidad dentro de promociones se perdió. Lo que los unía ahora era un proyecto político enfrentado entre tendencias militares.
Otto Pérez Molina siempre supo navegar con cautela y ambición. Un documento desclasificado del gobierno de Estados Unidos (Gt201909z), de fecha abril 1994, lo consideraba una persona ambiciosa, respetada entre el ejército y competente. Políticamente, era favorable a Estados Unidos, y muy cercano a la cúpula empresarial, sigue el informe.
El informe concluye que Pérez era un progresista, pero parte de una camada de militares con las manos manchadas de sangre. Según un cable «hecho público por Wikileaks, el ex embajador Stephen McFarland dijo en 2011 que Pérez Molina «antiguo jefe de inteligencia militar, no es un bebé en el bosque» («is no babe in the woods»)
Recorrido por el ejército
Con base en estos desclasificados se puede reconstruir la carrera de Pérez Molina. Figuró en el Estado Mayor del dictador Lucas García como ayudante, y como jefe de seguridad. Luego del golpe que llevó al poder a Ríos Montt, en 1982, Pérez Molina fue sacado de las oficinas y enviado al terreno, específicamente al área más dura del conflicto armado, al área ixil.
Allí se convirtió en Tito Arias, su nombre de guerra. “A Pérez Molina lo mandaron a combate para que lo mataran”, dice un antiguo dirigente del Movimiento de Liberación Nacional (MLN, extrema derecha). “Pero el general sacó la casta y sobrevivió. Eso le ganó el respeto de sus tropas. De allí vienen los Titos”.
También le valió que el general Héctor Gramajo, diez años mayor, lo tomara como su “delfín”, su heredero político. Con él regresó a las oficinas: en 1987 como jefe del staff (la oficina del Estado Mayor) de Gramajo, y luego como su Jefe en la Dirección de Operaciones (D-3).
Con el cambio de gobierno, con Serrano Elías a la cabeza, el grupo de Gramajo perdió fuerza. Subió el de La Cofradía y su estructura criminal: El “delfin” del general Manuel Callejas y Callejas (antes Jefe de Aduanas), Francisco Ortega Menaldo, llegó como Jefe del Staff de Serrano Elías.
Como jefe de su cuerpo de inteligencia (D-2), Ortega Menaldo ubicó a Otto Pérez Molina. Debido a que había tensiones entre Cofradía y Operativos, el nombramiento era una forma de limar esas tensiones. Una vez a cargo de la sección de Inteligencia, Pérez Molina ubicó a su gente. Muchos de ellos hoy ocupan su círculo más cercano: Walter Zepeda (exSAAS y seguridad de su familia) y Juan de Dios Rodríguez, ex director del Seguro Social y ahora preso.
Pérez Molina y la Red Moreno
Según un cable de la Embajada a su Departamento de Defensa (Gt082205z), Jorge Serrano tuvo problemas desde un inicio para evitar que redes de corrupción siguieran en las Aduanas. Su Jefe de Aduanas, el coronel Rubén Artiga, dijo tener dificultades para sacar a los personajes corruptos, debido a presiones “de arriba”, en referencia, según la embajada, al general Callejas y Callejas y a Ortega Menaldo, jefe de Pérez Molina.
Otto Pérez Molina llegó para balancear el poder de esta red. Una vez allí, el ahora presidente del país comenzó a favorecer a sus cercanos. Otto Leal (su cuñado) era para 1992 un inspector de Aduanas, y según la Embajada norteamericana (Gt201908z), por presiones de Pérez Molina subió a subjefe de Aduanas en unos meses. Según ese mismo reporte, Leal era también fiel a Ortega Menaldo, que tenía un fuerte control de Aduanas a través de Alfredo Moreno.
Los planes para ubicar a Leal en la jefatura de Aduanas fueron abortados tras el golpe de Serrano Elías. En un reporte de la Embajada en Guatemala al Departamento de Defensa estadounidense, fechado para abril de 1994, se afirma que Pérez Molina, ahora jefe del equipo del expresidente de León Carpio, estaba informado de todo lo que acontecía en Aduanas, pero no tenía la disposición de hacer algo al respecto. Lo que hizo fue desligarse de figuras notorias.
Eso le dio tiempo a la Red para sobrevivir.
La red sobrevive (gracias al FRG y a Zury Ríos)
Además de los intentos del coronel Fernández Ligorría y el general Letona Hora por cuidarse las espaldas, otros oficiales parte de la Red Moreno comenzaron a cabildear con el contrincante de Álvaro Arzú: Alfonso Portillo y el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) de Efraín Ríos Montt.
La Embajada tiene registros que describen cómo Ortega Menaldo realizaba cabildeos para reunir fondos para el FRG, y cómo Alfredo Moreno obligó a miembros de las Aduanas a dar un total de Q60 mil de la época para la campaña de Portillo.
La reunión en que Ortega Menaldo y Moreno le dieron el dinero al FRG fue en la casa de este último. A la reunión acudieron, según la Embajada (Gt212228z), Alfonso Portillo, Efraín Ríos Montt, y la ahora candidata a la presidencia por Visión y Valores (VIVA), Zury Ríos Sosa.
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La lista del Ministro de Defensa de Arzú, Julio Balconi, tuvo efecto. En 1998 se abrió un caso en contra de buena parte de la Red Moreno. El miedo de Otto Pérez Molina se disipó: sólo sus contrincantes fueron apresados. Con la llegada del FRG se cambió de Fiscal General y se reorganizó la fiscalía que llevaba el caso. Todos los implicados salieron libres. Uno de ellos, Francisco Ortíz (Teniente Jerez), volvió a ser capturado este año por la CICIG.
Usando la lista de señalados por el caso Red Moreno, puede verse que varios tienen puestos en el actual gobierno de Otto Pérez Molina: Mario Mérida es el director del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos, Édgar Bustamente Figueroa es Secretario Técnico del Sistema Nacional de Seguridad, la esposa de Letona Hora fue magistrada del TSE propuesta por el PP (María Villagrán), Julio Balconi ayudó a diseñar su plan de Seguridad, y Fernández Ligorría, fallecido hace unos años, logró que su hijo fuera diputado por el Partido Patriota.
Otto Pérez Molina negó en una corta declaración que sus funcionarios estuvieran implicados. “Nunca hubo una demanda en su contra”, precisó.
Todo quedó en familia.
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Una versión resumida de esta investigación puede encontrarse en este enlace de Nómada.
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es increíble tanta corrupción que hay en nuestro país esperemos en Dios que se haga justicia y que termine tanta corrupción que hay tal vez no todo la corrupción nunca se va a terminar pero por lo menos que se frene un poco.así nuestros hospitales tengan más recursos así para para nuestros ciudadanos recivan atención médica da mucha tristeza llegar a un hospital si no tienes dinero no ay chequeo.es increíble y todos los que administran los bienes de guatemala celos en bolsan.me da tristeza .en las aldeas en los centros de salud no hay recursos no hay medicinas.y que pasa todo el dinero.se los reparten entre ellos. Que tristeza bamos mi jente si se puede.
DESPUÉS DE LEER ESTA PUBLICACIÓN: Otto Pérez sabía de las mafias de aduanas desde 1992 (y las dejaba operar)
CON PROFUNDA TRISTEZA, COMPRENDO QUE ESTA ENHEBRADA E INCRUSTADA AGRUPACIÓN DE ALIMAÑAS, MEDIANTE DIFERENTE IMAGEN O PARTIDO, PRETENDEN GANAR LAS PRÓXIMAS ELECCIONES EN GUATEMALA. Quede quien quede la nefasta hermandad sigue protegida.
¡QUE IRONÍA!