Pérez Molina, “el Número 1”, está involucrado en otro caso de sobornos (Jaguar)
2Cuando la tensión subió entre los exsocios norteamericanos y chinos alrededor de Jaguar, el exministro de Gobernación Mauricio López Bonilla y el presidente Otto Pérez Molina se encargaron de solucionar los problemas
La participación de Otto Pérez Molina en el escándalo provocado por la estructura criminal de La Línea no parece ser una excepción sino la regla. Nómada investigó durante meses la disputa internacional en suelo guatemalteco alrededor de la planta carbonera Jaguar Energy, un negocio multimillonario por el que está preso su yerno y exsecretario general, y en el que las escuchas telefónicas muestran que todo fue aprobado por el todavía presidente.
Por Rodrigo Véliz
Era el 13 de marzo de 2014, la mitad del mandato del gobierno de Otto Pérez y Roxana Baldetti. En la Casa Presidencial, con un tono pausado, el señor Ernesto Córdova se dirigía a los periodistas. “Para concluir los trabajos de la edificación se invertirán $400 millones (Q3.8 mil millones)”, dijo el entonces gerente general de Jaguar Energy Guatemala. Agregó que la planta de carbón que construye Jaguar aportará con 300 MW al mercado eléctrico del país, alrededor del 15% de la energía que produce el país; será la planta más grande de Centroamérica.
Una hora antes, el gerente Córdova, salvadoreño de nacimiento, había hablado en privado con el presidente Otto Pérez Molina, para informarle detalles de los avances de la planta.
La conferencia de prensa terminó con fotos y abrazos entre el ejecutivo de Jaguar Energy y el entonces viceministro de Energía y Minas, Edwin Rodas, que lo acompañaba. En una esquina se encontraba Gustavo Martínez, entonces Secretario General de la Presidencia y yerno de Otto Pérez Molina.
Un año y cuatro meses después, Córdova está prófugo en Houston y los funcionarios Edwin Rodas y Gustavo Martínez están en la cárcel. También César Medina, el intermediario entre Jaguar Energy y el gobierno de Otto Pérez Molina.
La CICIG y el Ministerio Público (MP) los acusan de sobornos y corrupción. Y este caso puede ser, además de La Línea, el segundo en el que está involucrado Otto Pérez Molina. Por La Línea, el MP y la CICIG solicitaron el viernes 21 de agosto el retiro de de su inmunidad. Según las escuchas del caso Jaguar, Pérez Molina fue el encargado de darle un empujón a todas las decisiones que tomaba su yerno, el secretario general Gustavo Martínez, para interferir en la disputa de Jaguar Energy. Nómada tuvo acceso al expediente judicial.
La reunión antes de la conferencia de prensa había sido programada por Martínez a cambio de pagos triangulados que sumaron Q1.9 millones ($250 mil), provenientes de Jaguar Energy, que en ese momento estaba atascada.
¿Cuál es el proyecto de Jaguar Energy?
Jaguar Energy, subsidiaria de la estadounidense y gigantesca Ashmore Energy International Ltd (AEI), ganó en 2008 una licitación de la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE) para proveer luz eléctrica al oriente y occidente del país (Deorsa y Deocsa).
Pero Jaguar desde un principio tuvo problemas. Problemas para obtener los préstamos necesarios para construir una planta que terminó costando $900 millones, y problemas con la constructora que contrató. China Machine New Energy Corporation (CMNC), de capital chino, contratada en marzo de 2008, terminó prestándole $200 millones para que lograra terminar la construcción.
Por problemas en tiempos y pagos, Jaguar decidió romper ambos contratos; el que tenía con la constructora y el que firmó por el préstamo. Y en ese momento estalló una batalla, legal y por momentos física, que seguirá hasta octubre de 2015, cuando un Panel Arbitral decida a quién le pertenece la planta carbonera ubicada en el kilómetro 80 de la ruta hacia puerto Quetzal, en el departamento costeño de Escuintla.
Por eso el gerente Ernesto Córdova respiraba tranquilo en esa conferencia de marzo de 2014. Acababa de alcanzar un hito para desenmarañar su millonario proyecto: reunirse con Otto Pérez Molina para contarle su versión de los hechos. Para eso había contactado a César Medina, un viejo testaferro del expresidente Alfonso Portillo, que a su vez lo contactó con el secretario Gustavo Martínez para arreglar sus problemas a través de pláticas con funcionarios clave dentro del Ejecutivo.
Y cuando la tensión subió hasta el máximo entre los exsocios norteamericanos y chinos alrededor de Jaguar, el exministro de Gobernación Mauricio López Bonilla y el presidente Otto Pérez Molina se encargaron de solucionar los problemas, según quedó constatado en las llamadas interceptadas por la Unidad de Métodos Especiales del MP.
Problemas dentro del Ministerio de Energía y Minas
El intermediario César Medina y el gerente Ernesto Córdova tenían aliados dentro del Gobierno, como el viceministro de Energía, Edwin Rodas, pero en una conversación del 13 de marzo, el intermediario Medina le dijo al gerente Córdova que el secretario Martínez “le sugirió al Presidente que estuviera ya el personaje”, y luego: “si fuera el vice, sería ideal”, en referencia al viceministro Rodas.
A la 19.05 de esa noche de marzo, después de la conferencia de prensa, en una llamada del intermediario Medina al secretario Martínez, éste le pregunta: “¿qué pasó, mi amigo, contento?”, a lo que Medina contesta: “”¡Puta, feliz, feliz estoy, pero puta!”. La conversación es corta, de solo 1.44 minutos, pero es importante porque se menciona a Erick Archila, ministro de Energía, esta vez llamado “El Feo”, concluye la CICIG.
– Gustavo Martínez: “Sí, ajá, y tuvimos la reunión y todo nítido, todo rebien”.
– César Córdova: “Hasta en eso nos favoreció Diosito, (en) que no estuviera el Feo”.
– GM: “Sí, no hubiera podido hacer mayor cosa, pero estuvo muy bien.”.
Gustavo Martínez confirma en otra conversación que Erick Archila, socio mayoritario del Grupo A de medios (Canal Antigua y Contrapoder), estaba fuera del país en ese momento, y por eso no logró estar en la reunión. Pero también afirma que Archila le consultó a Rodas sobre quién había gestionado la reunión, y que no había que atenderlos hasta que él viniera, dos días después.
Otto Pérez Molina, como presidente, era el único con facultad para decidir quién está autorizado a entrar a las reuniones que tiene. Y prefirió hacerla sin Archila. Los deseos del ministro de Energía no se llevaron a cabo.
César Medina terminó en tajo la conversación sobre la intención de Archila de estar presente en la reunión: “Que de ahuevo, don serote”.
Tradición empresarial de sobornos
A inicios de la década de los noventa, la energía eléctrica en Guatemala escaseaba: el Estado llevaba una década y media sin planificar, y la única solución que encontró fue racionar la electricidad. Por las tardes grandes partes de la Ciudad de Guatemala no tenían luz eléctrica. Los llamados para privatizar el servicio comenzaron (y continuaron hasta que se logró, en 1998), y las propuestas comenzaron a llegar. Una de ellas fue de la multinacional Enron, a través de su subsidiaria, Quetzal Power.
El Instituto Nacional de Electricidad, en medio de señalamientos y restricciones, firmó un contrato con Enron para proveer energía.
Los resultados no fueron los deseados; mucho menos el procedimiento. Según notas de prensa de la época, las tarifas aumentaron en un 80%, a la vez que el Ministerio de Finanzas exoneró a la multinacional de impuestos y el contrato se hizo a través de la Empresa Eléctrica (EEGSA) para ahorrar más impuestos en importación de maquinaria sobrevalorada, mientras Enron cobró $198 mil (Q1.5 millones) mensuales pese a no producir nada en los primeros años. La electricidad se hizo a través de energía no renovable: Búnker de otras petroleras estadounidenses (Basic Resources, actualmente Perenco, la petrolera que tiene concesionado ese recurso nacional en Petén y la Franja Transversal del Norte).
En 2003, un reporte del Senado estadounidense detalló –recuerda The New York Times– cómo Enron había utilizado por lo menos $17 millones del Banco de Guatemala y del gobierno de Estados Unidos, de quien era financista, en sobornos a un grupo de empresarios guatemaltecos para aprobar la planta de Quetzal Power.
Tras la quiebra de Enron en 2003, con gigantescos números rojos en sus cuentas, sus empresas en Guatemala fueron adquiridas por AEI, propietaria del proyecto de Jaguar Energy en Guatemala. 20 años después, AEI y sus funcionarios volvieron a hacer lo mismo que Enron con funcionarios del Estado de Guatemala: Sobornar a funcionarios para obtener ventajas.
El rol del Ministerio de Gobernación y el Presidente
Las pugnas no solo eran en el Ministerio de Energía y Minas. En Gobernación pasaba algo similar, específicamente en la Dirección de Migración.
El conflicto entre Jaguar y la constructora china llegó a niveles de enfrentamiento, lo que provocó que los trabajadores chinos fueran expulsados de la construcción de la planta. El intermediario César Medina, el secretario Martínez y el gerente Córdova presionaron desde ese momento para que la Dirección de Migración guatemalteca expulsara a los chinos del país. El gerente Córdova confirmó en una llamada (interceptada) a Medina que ellos tenían más de tres decenas de boletos abiertos comprados para enviar a una parte de los 87 trabajadores chinos de vuelta a su país. Pero no todo estaba amarrado en Migración.
En una llamada entre el intermediario Medina y el secretario Martínez, del 9 de abril de 2014 a las 9.34 am, Medina recalca el desagrado del secretario Martínez por una reunión en la que participó el Director de Migración, Vicente Roca, que se mostró contrario a lo que él pedía. Según el mismo Martínez dijo a Medina, “siento que alguien se está meneando para bloquear, y se está corriendo plata”, en referencia a un posible pago al director de Migración, Roca.
Cuando los chinos fueron enviados con ayuda del subdirector, Byron Melgar, a un albergue de la zona 5, el secretario Martínez y los abogados de Jaguar, entre los que estaba el candidato a diputado por el PAN, Fernando Linares Beltranena, hicieron un boicot de días para que los abogados de la empresa china no pudieran ver a los trabajadores.
El mismo trabajo se hizo para evitar que el cónsul de China en Costa Rica (la embajada más cercana), que llegó por permiso del director de Migración Roca, visitara a sus conciudadanos.
En el punto más alto de tensión, el secretario Martínez habló con el jefe de Vicente Roca, el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla.
– César Medina: Ok, ya le habló a…a…al jefe de Chente (Vicente Roca) a…
– Gustavo Martínez: Ya, ayer en la tarde también.
– CM: ¿Ya habló con Mauricio?
– GM: Sí, sí.
– CM: Bueno, y ese está en deuda con usted a morir.
– GM: Ajá, ayer le saqué otro expediente.
Según otra conversación del intermediario Medina con el gerente Córdova, Medina lo urge a actuar: “todo lo que puedan hacer para que la gente de Migración y el Ministerio de Gobernación, echen a la mierda a los chinos lo más rápido posible; nos quita a nosotros presión”.
El intermediario Medina tuvo una conversación en esos días con López Bonilla, pidiéndole apoyo y consejos para salir de la crisis de los trabajadores chinos. Según dijo Medina al gerente Córdova, en una conversación del 3 de julio de 2014, López Bonilla le dijo a Medina: “mirá chatío, no me pidás mucho, no me pidás que me den una cachimbeada, sabés cuál debería ser la política, me dijo, agarremos a los más desesperados, tantos, vaya, y que les paguen su boleto, que lo vayan a dejar allá en la zona 13 (ahí queda el aeropuerto), que se vayan quiénes siguen; (y) cuando sintamos ya se fueron todos, me dijo”.
El apoyo de López Bonilla a la estructura también fue pasar informes a Pérez Molina, según otra conversación entre el intermediario Medina y el secretario Martínez. Pero fue Pérez Molina el que logró salvar la situación en ese momento.
Su nombre es mencionado desde el inicio de las conversaciones entre Medina y el gerente Córdova. Pérez Molina sabía que su secretario y yerno Martínez se estaba moviendo por los chinos, por lo que aceptó reuniones en al menos dos ocasiones registradas.
En una conversación del 26 de junio de 2014, a las 14.15, el yerno y secretario Martínez dice que quiere subir ya de nivel el tema, “para consultarle al Presidente, y que el Presidente gire instrucciones”.
Ese mismo día, tres horas después, Medina actualiza al gerente Córdova y amplía: “adicionalmente para cerrar con broche de oro, eso me lo dijo el amigo de la zona uno (Gustavo Martínez, según la CICIG), él va a ver si aborda el fin de semana al nivel privado al Número 1, y decirle lo que está sucediendo para que le dé luz verde, y él pueda actuar con mayor libertad con relación al tema de Migración”.
Pero Vicente Roca en Migración seguía actuando contra la voluntad de Martínez: a los chinos les otorgó la visa y la salida del albergue. Medina cuenta dos días después a Martínez que López Bonilla “ya está enterado y está como la gran puta por lo que hizo el director”, en referencia a Vicente Roca, de Migración. El secretario Martínez contesta: “va, yo ahorita lo monitoreo y veo cómo lo despedimos”.
El despido no se concretó. Pero sí un fuerte regaño de parte de Pérez Molina, como queda registrado en una llamada de Medina al gerente Córdova un mes después, donde recuerda los hechos. “le cuento que casi echan al de Migración … lo putearon”. Córdova responde: “¿será que es suficiente putearlo?” Y Medina termina: “Ah sí amigo, que te putée un Presidente, amigo, y que te diga mire otra cosa y se va a la mierda, ese es equivalente a que estés en el filo de la navaja pues”.
Luego de ser reprendido, Vicente Roca cambió su actitud. En un informe de fines de julio de 2014, el Director de Migración escribió una larga carta a la Sala I de Apelaciones, donde criticaba “el error” de la Sala al conceder el amparo a los abogados de los chinos y pedía que los volviera a recluir y los despojara de su libertad.
Artículo publicado en Nómada y compartido con permiso.
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