Los zapatos de Mujica
0Me alegra que José Mujica haya venido a Guatemala en estos tiempos de coyuntura histórica, saberlo aquí, verlo y oírlo puede ser de gran inspiración y de mucha esperanza
Los zapatos nos han acompañado a lo largo de la historia, hay muchos zapatos famosos, las pinturas de Van Gogh, las de Warhol, los de Chaplin y claro, el famoso zapato contra George Bush, Jr.
Por Gabriela Miranda
Pienso que los zapatos revelan mucho de la clase social a la que “pertenecemos”. Una puede llevar ropa lujosa pero los zapatos nos delatan o viceversa, llevar una ropa sencilla y zapatos confortables y costosos. Los zapatos van llenos de lodo o no, con las suelas gastadas por caminar entre baches o con suelas que sólo pisan pasillos pulidos y se nota; van o con el precio escrito con marcador en las suelas, lo que revela en dónde los compramos o con el precio aún pegado porque su poco uso muestra que ni siquiera el “sticker” se ha desprendido. Delatan si tenemos miedo de mojarnos o si no vamos a estar expuestos a las inclemencias del clima. Los zapatos recuerdan el lugar de donde venimos, andando o no, y el lugar a donde queremos ir, nos recuerdan también nuestras prioridades. Los zapatos.
Uno de los episodios de toda la trama de la presidencia de José Mujica que más me gusta, es cuando llegó a la Cumbre del Mercosur en Brasilia calzando un par de zapatos viejos, que incomodaron hasta a la elegante alfombra de la sede del encuentro, tanto que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, le hizo un comentario, seguramente espontáneo.
Pero la realidad es que los zapatos de Pepé Mujica incomodan. En un mundo en donde la clase política es casi siempre oligarca y/o se enriquece robando al pueblo, “un voto de pobreza” es un escándalo, porque pone en evidencia nuestros mezquinos arribismos y valoraciones clasistas y racistas. Los zapatos de Mujica, por contraposición (y seguramente sin intensión), delatan a la clase política, sus intenciones, sus aspiraciones, el lugar de dónde vienen, sus prioridades, sus vacíos personales y los lugares a donde nunca han ido. Lo que escandaliza de Mujica es su congruencia, la congruencia siempre nos escandaliza, asusta y asombra.
Justo mientras escribía esto, doña María Hernández y Velásquez, la señora que nos ayuda con los quehaceres de la casa, me dijo: “qué bonitos sus zapatos ¿los trajo de lejos?”, y me mostraba mis hermosos zapatos de mola traídos de Colombia, “Si” le dije llena de fascinación por la vital coincidencia y pensé “yo nunca podría ser como Mujica”.
Los zapatos de Mujica incomodan y serán muy difíciles de llenar.