Las que hablamos de menstruación: 397 mujeres y sus experiencias sangrantes
2Dentro del imaginario de las mujeres la menstruación se asocia al dolor y al ser mujer
La colectiva Guatemala Menstruante realizó una investigación detallada sobre lo que se piensa sobre la menstruación. Los resultados son muy interesantes para revisar los conceptos que tenemos sobre un hecho tan natural y al mismo tiempo tan estigmatizado. Este es un resumen de los principales resultados.
Por Guatemala Menstruante
Introducción
Cuando se habla de menstruación, parece ser fascinante entender las prácticas de otros grupos culturales en otros tiempos. Sin embargo, rara vez se explora la vivencia de menstruar desde nuestra propia cotidianidad. ¿Qué emociones experimentamos al menstruar? ¿Cómo recordamos nuestra menarquía? La incomodidad que se desprende de la vivencia de la menstruación, tanto en la esfera pública como en la privada, refleja la desconexión que tienen las mujeres con su propio cuerpo (Bobel, 2010:30). Esta realidad se constituye como producto de un contexto que estigmatiza la sangre menstrual a través de un discurso que utiliza la biología como herramienta para justificar la subordinación de la mujer. La importancia de esta investigación exploratoria virtual radica en visibilizar la ideología que manejan las mujeres sobre su proceso menstrual, atribuyéndole connotaciones negativas y limitando su vivencia de la menstruación como un medio de emancipación que posibilita el autoconocimiento y la autodeterminación.
Es necesario cuestionar la ideología biologista que asume las opresiones de la mujer determinadas por sus funciones reproductoras “naturales”. No se puede reivindicar los valores próximos a la naturaleza, cuando estos se han definido desde estructuras hegemónicas posicionando jerárquicamente los cuerpos dependiendo de su sexuación. La menstruación, entonces, es objeto de opresión al justificar que por esta una mujer sufre de patologías mensuales.
Metodología
Guatemala Menstruante, teniendo como lucha constante la desmitificación de la sangre menstrual, lanzamos en abril 2015 una encuesta virtual de 9 preguntas que nos permitiera un primer acercamiento a la vivencia cotidiana del proceso menstrual. Esta fue una investigación cualitativa que constaba de un listado libre, seis preguntas abiertas y dos cerradas. El único requisito para llenar la encuesta era haber menstruado, sin importar edad ni nacionalidad. El instrumento fue contestado por 397 mujeres, de 15 hasta 64 años, siendo el promedio de edad de 29.6. Es importante mencionar que fue una muestra claramente NO representativa, pero que clarifica y arroja las primeras luces acerca de cómo se experimenta la menstruación.
La difusión de la encuesta fue posibilitada por las redes con otras colectivas de activistas menstruales a lo largo de Latinoamérica. Esto contribuyó a que más mujeres contestaran el cuestionario, sin embargo, existe un sesgo en la investigación puesto que las encuestadas se encontraban relacionadas de alguna manera a los conceptos manejados desde el activismo menstrual y los procesos de reflexión que éste intenta promover en la vivencia de la menstruación.
Resultados y discusión
Las 5 primeras palabras que se te vienen con la palabra menstruación
En la primera posición del listado se evidenció que la sangre (121) es el primer concepto que determina el dominio de “menstruación” en el imaginario de las mujeres. Seguido se encuentra dolor (87), rojo (33), incomodidad (29), y con menos menciones vida, reproducción y salud. Se hace evidente la relación entre el sangrado menstrual, la incomodidad que este provoca en la vivencia mensual de las mujeres y el dolor con que la experimentan. Mencionaron 92 veces que la menstruación les recuerda su “ser femeninas y ser mujeres”. Dentro del imaginario de las mujeres la menstruación se asocia al dolor y al ser mujer. Entonces, ¿ser mujer duele? Eso hemos aprendido.
¿Qué sabemos de la menstruación?
A partir de las respuestas de las encuestadas se generó un concepto básico sobre qué es menstruación:
“Se presenta cuando la mujer ha alcanzado madurez sexual,
comienza su vida fértil, y sucede cuando el endometrio se desprende
cuando no ha sido fecundado y no hay embarazo”.
En menor número de respuestas, algunas mujeres agregaron que es un proceso doloroso y que genera cambios de humor. Estas ideas generales fueron aprendidas por la mayoría de mujeres en sus centros de estudios alrededor de los grados de 4° y 6° primaria, algunas inclusive en los grados de básicos. Además esta información también fue reforzada y enseñada por familiares cercanos (padres, madres y hermanas) así como por amigas.
En las respuestas de las participantes se evidencia la falta de información y educación que hay acerca de la menstruación, nuestros cuerpos y nuestros ciclos. El enfoque de enseñanza es uno y limitado. La falta de autoconocimiento promueve una vivencia incómoda y dolorosa; refuerza la idea de que es un tema del que no podemos hablar libremente con cualquier persona ni en cualquier lugar, convirtiéndolo en un tema tabú, silenciándonos mes a mes.
Nuestra primera menstruación en una palabra
“Incomoda. Porque aun que tenía una toalla sanitaria sentía esa humedad viscosa rozando mi vagina y sentía que en cualquier momento se derramaba por todos lados.”
“No sabía cómo usar toalla sanitaria, me parecía incómodo que saliera algo de mí, miedo a saber si te manchaste, no sabía qué hacer.”
“Sorprendida, no tenía tanta información.
“Feliz porque significaba que el pecho me iba a crecer!!!!!!!”
“Vergonzosa. Porque yo estaba sola y no sabía realmente qué hacer. Mi primera toalla sanitaria la usé al revés, o sea pegué la toalla directo contra mi piel.”
La información y el saber qué hacer determinó la primera experiencia menstrual. Quienes no tenían información, se mostraron sorprendidas y avergonzadas, mientras que aquellas mujeres que ya tenían un conocimiento básico de lo que significaba e implicaba biológicamente hicieron referencia de una experiencia más agradable.
Las emociones que vivimos con la menstruación
Las dos emociones que fueron más mencionadas por las mujeres en esta encuesta fueron malhumor (82) y tristeza (79). Es importante mencionar que estas dos emociones se encontraban, en la mayoría de casos (80%), afectadas por el dolor (58) y la incomodidad por el uso de productos (53).
Aunque buscan estar en situaciones de poca sociabilidad, 16 mujeres mencionaron que aumentaba su deseo de momentos de intimidad con sus parejas, sin embargo únicamente 4 de ellas informaron haber tenido y disfrutado de relaciones sexuales durante su menstruación. El resto de mujeres mencionó no sentirse cómodas e incluso asqueadas con estas interacciones.
Treinta mujeres informaron sentirse con alegría y/o en un momento introspectivo, 20 de ellas mencionaron que esto no siempre fue así, reportan que estas emociones son resultado de un proceso de sanación y reconexión con sus ciclos por medio de la búsqueda de mayor información sobre sus cuerpos.
¿Con quiénes hablamos (o no) sobre nuestra menstruación?
Se mostró una tendencia a resaltar el tema de la confianza como condición previa para poder expresarse respecto a su menstruación. Si el requerimiento de la confianza parece ser indispensable, es porque se percibe a la menstruación como algo íntimo y privado. Generalmente, el diálogo se apertura con sus ginecólogas/os y con sus círculos sociales más cercanos, por ejemplo amigas, parejas y familiares mujeres cercanas generacionalmente. Algunas de las encuestadas hicieron la salvedad de no hablar con sus abuelas, puesto que éstas perciben el proceso menstrual como una enfermedad o una carga. El papel que juega la cercanía generacional es un factor de relevancia para generar un vínculo de confianza que posibilite el diálogo abierto.
Si se menciona el tema de la menstruación con los hombres, suele ser únicamente con la pareja. Existe una tendencia de sentir vergüenza a hablarlo con familiares hombres, es decir que la división de género es valorada con mayor importancia que la situación de confianza en círculos cercanos.
“Mi papá sólo sabe que me vino, porque se acaba más rápido el papel higiénico”
“Nunca lo hablaría con mi hermano porque a él de da asco y tampoco lo haría con mi papá, porque no sabe qué hacer o responder ante esos temas y se siente incómodo (no saben cómo manejarlo)”
¿Dejamos de realizar actividades mientras menstruamos?
El 57.3% (227) de las mujeres afirmaron DEJAR de hacer alguna actividad cuando tienen su período menstrual. De las 396 encuestadas, únicamente 292 argumentaron el porqué. Principalmente se mencionó la incomodidad de las toallas sanitarias en el período menstrual, seguido del dolor, el miedo a mancharse, y la incomodidad en las relaciones sexuales.
“Por concepto religioso la actividad sexual estaba prohibida porque estaba impura. Usar piscinas.”
“Sexo…no me gusta la sexualidad con la regla, me parece asqueroso.”
“Porque a veces los dolores incomodan para realizar lo que una quiere y hasta el mal humor se hace presente.”
El 42.8% que informó no dejar de realizar alguna actividad, identificó la menstruación como algo natural, parte de la vida, que no debe impedirnos realizar las actividades diarias.
¿Qué actividades dejamos de hacer mientras menstruamos?
159 mujeres expresaron que cesan actividades deportivas, principalmente la natación porque no se sienten cómodas utilizando tallas sanitarias o tampones durante sus días de mayor flujo.
“No nado porque no me gusta usar tampax”
155 mujeres informaron que no tienen sexo mientras menstrúan. Exponen que lo consideran poco higiénico y poco práctico debido a que se debe de realizar un tedioso proceso de limpieza posterior al acto sexual. Solamente una de ellas comentó que aumenta su deseo sexual durante su período menstrual. Algunas de ellas comentaron que su proceso es realmente doloroso y les dificulta sus actividades cotidianas.
“No puedo dormir en la posición que me gusta por miedo a manchar la cama”
“Prefiero socializar poco”
Si pudiéramos dejar de menstruar, ¿lo haríamos?
205 mujeres indicaron que no, mientras que 185 mujeres expresaron que sí dejarían de menstruar.
Si dejaría de menstruar porque…
“Porque es algo feo y te sientes sucia”
“No planifico más hijos a mi edad y me parece una situación antihigiénica mensual sin ya tener un objetivo. El menstruar no me hace sentir más mujer”.
“Porque nunca quise tener hijos, así que para mí es solo como un estorbo cada 28 días”
No dejaría de menstruar porque…
“Es parte de lo que nos hace mujeres y nos permite decidir si queremos ser mamás”.
“Estoy enamorada de lo impresionante y perfecto que es eso de menstruar”.
“Porque ahora que tengo más herramientas y conocimiento sobre mi ciclo aprendo mucho sobre mí”.
“¡Porque me encanta saber que estoy conectada con la Luna! Y sé que es un proceso natural y necesario para mi cuerpo”
Reflexiones finales
La falta de conocimiento y difusión de las diferentes alternativas para manejar el flujo menstrual repercute en la limitación de la vida cotidiana de las mujeres menstruantes, quienes no se sienten lo suficientemente cómodas como para realizar sus actividades diarias con plena confianza. Los tampones y las toallas sanitarias, siendo las opciones más comercializadas, son dañinas para el cuerpo debido a los químicos (olores y absorbentes) que contienen. Las toallas sanitarias entran en contacto directo con los labios vaginales irritando esta área, provocando comezón, y los tampones son productos diseñados para la absorción de fluidos, resecando la vagina y tapando directamente el orificio cervical exterior contribuyendo a la proliferación de bacterias y cambiado el PH vaginal. Se hizo poca mención de la copa menstrual y de toallas de tela como productos alternativos para el manejo de la menstruación. Sin embargo, cuando se mencionan estas otras alternativas, las mujeres reconocen que este cambio ha tenido un papel importante en la resignificación de su menstruación.
En el dominio conceptual de las mujeres respecto a la menstruación existe una tendencia por parte de las encuestadas a identificar este proceso con el dolor y la incomodidad.
Se vincula el proceso fisiológico de menstruar con la posibilidad de alcanzar una maternidad, reconociéndolo como parte de la naturaleza femenina. Pocas veces se visibilizó la facultad de ser fértil como un hecho diferenciado de la obligatoriedad de ser madre.
La menstruación es percibida como un tema que se discute únicamente con círculos de confianza determinándole como poco propenso a hablarse desde la esfera pública. Este hecho limita la posibilidad de cuestionar socialmente su estigmatización y contribuir a la eliminación de argumentos biologistas utilizados para relegar a la mujer a un rol materno (ligado a su proceso fisiológico de menstruar como sinónimo de fertilidad) o para justificar la poca validez que se le otorga a sus ideas, sentimientos y creaciones durante su proceso menstrual.
Existe inconformidad con el conocimiento limitado sobre el ciclo menstrual y sus diferentes fases. Algunas de las mujeres encuestadas se encuentran en una constante búsqueda por conocerse mejor, y liberarse de falsos mitos. Esta búsqueda permite que la vivencia de la menstruación no conlleve tantas emociones “negativas”, existe un mayor autoconocimiento y aceptación de los cuerpos y los ciclos. Se hace evidente que existen mujeres que llevan un proceso para desmitificar su periodo menstrual, reconocen dicho esfuerzo y visibilizan un antes y un después en la vivencia de su menstruación.
Los cuerpos son sitios de contención en donde se inscribe la cultura, constructo que legitima las relaciones desiguales de poder con base en la diferenciación biológica. Sin embargo, donde hay poder, hay resistencia. ¡El prestarle atención a los discursos de un cuerpo naturalmente sangrante, denota un interés en el cambio social!
Para ver la investigación completa haz click aquí:
Vivencia de la Menstruación Investigación PDF
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Como persona menstruante encuentro interesante las experiencias de otras menstruadoras y estoy de acuerdo en que hace falta mayor y mejor información sobre este proceso biológico de ciertos cuerpos. Sin embargo, me parece necesario que se aclare que «no todas las mujeres menstrúan» y que «hay hombres que también lo hacen», es decir en el caso de las personas trans. En eso, también creo que es importante aclarar que menstruar no es lo que la hace a una mujer necesariamente. No hay que ser excluyente de la experiencia de mujeres trans y otras mujeres que no menstruan o no tienen ovarios.
Gabriela, gracias por tu comentario.
Si bien como Colectiva somos conscientes y comprendemos que la menstruación no es propia de las mujeres, hoy nos has demostrado que esta idea continúa interiorizada en nosotras.
Deseamos que nuestra lucha por visibilizar la menstruación sea una lucha que no excluya. Nos toca seguir creciendo y seguir aprendiendo para poder ser un mejor apoyo a otras luchas, como las luchas de las personas trans.
Esta primera investigación es completamente exploratoria e introductoria, y esperamos que más adelante podamos profundizar en otros aspectos en donde mucho análisis y cuestionamiento hacen falta por hacer.