La masacre no contada. Quiquil, Huehuetenango (1982)
2Hay decenas de historias de éste país que se pueden contar de mil formas. Yo he elegido trasmitir aquellas historias que se hallan entre los bosques, aquellas historias que otros intentan desaparecer en cada intervención mediática.
Por Gabriela Ruiz
Quiquil se ubica a 15 kilómetros de Santa Cruz Barrillas, Huehuetenango. Cuenta con no más de cien habitantes y su idioma es Q’anjob’al. Entre el 27 y 28 de junio de 1982, en Quiquil aproximadamente trecientos miembros del ejército de Guatemala ingresaron a la aldea, reunieron a los habitantes, y luego de algunas horas los mataron. Solamente algunos personas lograron huir.
Desde marzo de 1982, Efraín Rios Montt se encontraba en el poder, lo que provocó varios cambios en las principales bases militares del país. Para ese año, en el centro de Huehuetenango se encontraba la zona militar 19, hoy conocida como Quinta Brigada “Mariscal Gregorio Solares”, comandada en ese momento por el coronel Rodolfo Lobos Zamora. Según se lee en una nota del Ministerio de Defensa en este año:
«El 1 de julio de 1961, se crea en la ciudad de Santa Cruz El Quiché, la Sexta Zona Militar con el segundo Batallón del primer regimiento de infantería, de conformidad a la Orden General No. 2778 de fecha 8 de julio de 1961 y según Decreto 1387 del Congreso de la República, se asigna como jurisdicción militar los departamentos de El Quiché, Totonicapán, Sololá y Huehuetenango, siendo su sede la cabecera departamental del Quiché, llevando el nombre de «Mariscal Gregorio Solares».
Por razones de orden táctico y estratégico es reorganizada territorialmente la República, el 31 de octubre de 1979, la Sede de la Sexta Zona Militar se traslada de Santa Cruz El Quiché hacia la cabecera departamental de Huehuetenango con la misma denominación, habiéndose instalado al pie de los altos montes Cuchumatanes, celosos guardianes de la tierra del legendario y valeroso guerreo Mam «Kaibil Balam», según Orden General para Oficiales No. 26-79, de fecha 31 de octubre de 1979. Posteriormente cambia el nombre a Zona Militar No. 19 según acuerdo gubernativo No. 146-83 publicado en Orden General del Ejército No. 4-83 de fecha 23 de marzo de 1983, con jurisdicción exclusiva para el departamento de Huehuetenango».
Ese mismo año fue desarrollado el Plan de Campaña Victoria 82 y el Plan de Operaciones Sofía 82, aunque lo que está descrito en esos documentos ya venía dándose varios años atrás: torturas, desapariciones, asesinatos sin ninguna distinción, hombres, mujeres y niños.
El plan de campaña Victoria 82 inició el 16 de junio, lo cual revela la manera en la que actuaba el ejército dentro de las comunidades, haciéndose pasar por “personas honorables”, con tal de ganarse la confianza de la población y poder obtener información de los “grupos subversivos”. Es durante esa táctica y bajo órdenes del Estado, que se llevan a cabo las masacres en varias comunidades del occidente.
El territorio de Huehuetenango y Quiché fueron fuertemente combatidas por el ejército de Guatemala debido a que varios de los grupos organizados tenían concentraciones en esos lugares, específicamente en las cercanías de la Franja Transversal del Norte, la cual altos mandos del ejército y empresarios guatemaltecos, poseían tierras e invertían en esa área.
Entre los años 1980 y 1983 el Estado guatemalteco fue culpable de la muerte de ciento de personas, en su mayoría poblaciones indígenas. En treinta y seis años el total de víctimas fueron más de 200 mil.
«Con las masacres, las operaciones de tierra arrasada, el secuestro y ejecución de autoridades, líderes mayas y guías espirituales, no sólo se buscaba quebrar las bases sociales de la guerrilla, sino desestructurar ante todo los valores culturales que aseguraban la cohesión y acción colectiva de las comunidades». Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH).
Los sucedido en Quiquil
«VINIERON LOS SOLDADOS Y SOLO NOS REUNIERON. DIJERON QUE ERA UNA REUNIÓN, PERO NO ERA UNA REUNIÓN. ERA PARA AMENAZARNOS». María Baltazar, sobreviviente de la masacre.
El 27 de junio el ejército logró introducirse en la comunidad de Quiquil en donde se encontraban hombres, mujeres, ancianos y niños. Llamaron a todos a una reunión, teniéndolos por horas en una casa.
A la mañana siguiente enviaron a las mujeres y niños a sus respectivas casas para que les prepararan comida. Mientras los hombres que aún se encontraban encerrados recibieron varios disparos. Horas más tarde mataron a las mujeres y niños, todos presentaban cortes con machetes. Luego quemaron sus cuerpos.
Se reportan sesenta y seis personas muertas ese día, entre ellas niños desde los siete meses de edad, hasta ancianos de aproximadamente sesenta años. La Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) trabajó en el lugar desde el 2009 para exhumar a las víctimas de esa masacre, pero solo logró recuperar cincuenta y seis restos, de los cuales únicamente seis fueron identificados.
Según algunos sobrevivientes, después de lo sucedido el ejército dijo que lo ocurrido en Quiquil había sido a causa de un terremoto, aunque no se haya reportado ningún dato sobre algún sismo ese día.
El pasado miércoles 20 de enero, fueron entregados a la comunidad de Quiquil los restos encontrados por la FAFG para que fueran sepultados en los nichos donados por el Comité Internacional de la Cruz Roja. El Programa Nacional de Resarcimiento (PNR) solamente logró colaborar en algunos gastos para los familiares de las víctimas, debido a la falta de fondos que actualmente enfrenta. También estuvo presente el Grupo de Apoyo Mutuo, quienes estuvieron acompañando a los familiares.
La memoria histórica de este país poco a poco está quedando en lo pasado, en algo que más allá de trasmitir, se va empolvando en algún espacio de nuestra mente y que los mismos medios de comunicación se han encargado de sustituir con temas o programas absurdos.
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