La brecha entre salarios y ganancias: a propósito de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida.
1A propósito del escozor que causó en el CACIF la reciente presentación de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), donde se revela que los niveles de pobreza aumentaron; reproducimos -parcialmente- un ensayo publicado en marzo de 2015 por Luis Solano, que versa sobre la propuesta gubernamental y empresarial de establecer » salarios diferenciados «. Se trata de la parte final del ensayo que aborda la relación entre salarios y ganancias, principal indicador estructural de la pobreza.
El asidero ideológico en los salarios diferenciados: aprovecharse del hambre
Por Luis Solano ((Economista y periodista independiente))
Por cínico que parezca el discurso de los gobernantes y empresarios, para justificar una imposición a todas luces ilegal e inhumana, en realidad tiene fundamentos teóricos-ideológicos que nos retroceden al menos 100 años, cuando la denominada Teoría Neoclásica de la Economía se puso en boga. A partir de ahí, se convertirá en el fundamento ideológico de las políticas económicas neoliberales. En ambas, lo que prevalece por encima de todo es la propiedad privada y el interés privado.
Los discursos cínicos de gobernantes y empresarios, expresados con anterioridad, tienen su asidero en lo que el economista y teórico neoclásico, John Bates Clark, ((Clark es autor de la Teoría de la distribución del ingreso basada en la productividad marginal. Clark y los teóricos neoclásicos Léon Walras, William Jevons y Carl Menger, son considerados pioneros de la llamada Teoría Marginalista de la Economía, fundamento económico del neoliberalismo.)) escribió hace más de cien años, en 1913, un ensayo en el que dice que “La disciplina del hambre incapacita al trabajador para hacer una negociación exitosa, y si el empleador está en total libertad de contratar a trabajadores, que en estas condiciones podrían individualmente ofrecerse a trabajar, él puede conseguirlo por muy poco”. ((Clark, John Bates. The Minimum Wage. The Atlantic Monthly, September 1913, pp. 289-297. El texto en inglés aparece en la página 292. http://www.unz.org/Pub/AtlanticMonthly-1913sep-00289 La traducción al español y una ampliación, puede verse acá: http://www.laprimeraperu.pe/online/economia/el-salario-en-el-modelo-economico-neoliberal _ 150669.html))
Eso es lo que en realidad sigue ocurriendo en Guatemala. Luego de implementar por décadas un modelo económico injusto, discriminatorio, racista y desigual, las elites empresariales se aprovechan de las condiciones de hambre, miseria y necesidades creadas para sostener y ampliar su modelo de acumulación de capital.
Salarios diferenciados como los que promocionan sólo promueven mayor migración a Estados Unidos, economía informal y todas las consecuencias sociales que generan dadas las condiciones paupérrimas en las que el empleado y desempleado se debate.
Y esa “economía de hambre”, en la que la distribución de la riqueza creada se distribuye desigualmente y se apropia de manera privada, está más que demostrada.
Aunque no expone la desigualdad como tal, el sistema de cuentas nacionales que el Banco de Guatemala usa en la actualidad da un acercamiento bastante grande a esa realidad de inequidades. De hecho, ese sistema denominado Sistema de Cuentas Nacionales-1993 (SCN93), año base 2001, es el único disponible para medir, entre otros indicadores, la distribución del ingreso.
Cual tenaza que quita a los asalariados y da a los grandes empresarios, la gráfica que a continuación se presenta, tiene la virtud de expresar cómo se distribuye la mayor parte del Producto Interno Bruto (PIB), que es un indicador de la creación de la riqueza del país. Pero sobre todo, muestra la tendencia creciente del excedente de explotación ((Renta de las empresas constituidas como sociedad, tales como utilidades, intereses, dividendos, regalías, ganancias de capital y rentas netas.)) a costa de la tendencia decreciente de las remuneraciones de los asalariados.
DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO EN GUATEMALA. Período 2001-2013 (en porcentajes)

Fuente: Elaboración propia, con base en datos del Estudio de la Economía Nacional y Memoria de Labores del Banco de Guatemala.
2001 | 2002 | 2003 | 2004 | 2005 | 2006 | 2007 | 2008 | 2009 | 2010 | 2011 | 2012 | 2013 | |
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Excedente de explotación | 38.2 | 38.4 | 38.6 | 38.9 | 39.1 | 39.3 | 39.9 | 40.3 | 40.7 | 40.9 | 41.4 | 41.4 | 41.6 |
Remuneraciones de los asalariados | 33.4 | 32.4 | 32.5 | 32 | 31.9 | 31.6 | 30.8 | 30.4 | 30.6 | 30.5 | 30 | 30.1 | 30.1 |
Fuente: Elaboración propia, con base en datos del Estudio de la Economía Nacional y Memoria de Labores del Banco de Guatemala.
Es decir, lo que la gráfica evidencia es la lógica dentro del capitalismo: para que las ganancias sean altas, los salarios deben ser bajos. Y si los salarios aumentan proporcionalmente, entonces las ganancias bajan. Esto último es lo que el discurso cínico de los empresarios y gobernantes evita y esconde.
Según el economista Deiby Ramírez, el excedente de explotación está concentrado en las siguientes actividades económicas: comercio al por mayor y al por menor; elaboración de productos alimenticios bebidas y tabaco; transporte, almacenamiento y comunicaciones; y actividades empresariales y otras actividades inmobiliarias; alquiler de vivienda; cultivos no tradicionales. Estas son las actividades donde los inversionistas pueden encontrar mayores ganancias, y consecuentemente menos salarios para trabajadores.
Una de las debilidades de la gráfica, es que registra promedios, escondiendo mayores disparidades que se dan en sectores intensivos en capital como la banca, telecomunicaciones, minería, electricidad y agronegocios en los que la distribución del ingreso es igual o mayor de 60% en el excedente de explotación e igual o mayor de 20% en las remuneraciones de los asalariados.
Incluso, el relativo corto período de tiempo medido por el SCN93, dadas las modificaciones técnicas que experimentó, mejoró la brecha entre ambas variables con respecto a lo que el sistema previo, el SCN68, documentaba en décadas anteriores. Estimaciones previas que el Banco de Guatemala proporcionó antes que se dejará de publicar por cuestiones políticas e ideológicas, establecieron que entre 1978 y 1988, la parte del PIB correspondiente a “ sueldos y salarios ” bajó de 29% a 27.6%, mientras que la llamada “ remuneración de capital ” o excedente de explotación aumentó de 56.6% a 60.2%, llegando a 63.1% en 1992. ((En relación con los aspectos políticos e ideológicos, ver Inforpress Centroamericana, 13 de mayo de 2007. Nuevas cuentas nacionales, más aptas para analizar economía. http://www.albedrio.org/htm/articulos/j/jpo-029.htm))
A manera de conclusión, vale la pena citar un párrafo del economista y filósofo Franz Hinkelammert, en su crítica al neoliberalismo y a su más abierto promotor, el economista estadounidense Milton Friedman, en relación a las ganancias y los salarios. Dice Hinkelammert:
“Por tanto, sí a todo: mayor nivel de salarios, de educación y salud, pleno empleo y superación de la extrema miseria, sí; pero también sí a los únicos medios “ sanos ” para lograrlo: mayores ganancias. Porque las ganancias de hoy son la inversión de mañana y ocupación y crecimiento de pasado mañana. Sin embargo: mayores ganancias significan menos salarios, menos educación y salud, y más miseria y muchas veces también más desocupación. Así se llega a la “ dialéctica maldita ” de la metafísica empresarial: para acercarse al reinado de la justicia social ” hay que aumentar precisamente el “ reinado de la injusticia social ”. Cuanto más fomentamos la injusticia, más rápido llegamos a la justicia. La misma injusticia es el “ buen camino ” a la justicia, en la óptica empresarial. ” ((Hinkelammert, Franz. Las armas ideológicas de la muerte. Página 151. Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI). Segunda edición. 1981.))
Yo creo que no es precisamente la ganancia abrumadora la que resuelve el problema, creo que en un sistema capitalista funcionable la clave podría estar en la estabilidad o aumento del consumo, donde menos se pueda ahorrar e invertir lo poco que se podria ahorrar, de esa forma el dinero en circulación no se mantiene estancado y mucho mejor si el mismo recorre mayores cantidades de personas o empresas en vez de unas cuantas. Más demanda, más inversión, mayor oferta, mayor estabilidad en los precios, más ingresos para el Estado, más y mejor educación (inversión en recurso humano) y asistencia social, para los problemas que no pueda resolver netamente la economia.