“He Elegido Vivir”: Emma Molina Theissen declara en Juicio de Alto Impacto en Guatemala
0El juicio Molina Theissen la semana pasada, se escuchó el esperado testimonio de Emma Molina Theissen, así como al experto en estrategia y archivos militares, Mario Tulio Álvarez, el 3 de abril. El 2 de abril, el psicólogo Jorge de la Peña Martínez rindió su peritaje sobre las afectaciones físicas y psicológicas que sufrió Emma como consecuencia de la tortura y la violencia sexual que tuvo que soportar. Durante el interrogatorio hecho por los militares, afirmó el experto, “sufrió agresiones físicas, le negaron la comida y el agua, la violaron repetidamente, todo ello para lograr destruirla psicológica, social y moralmente”.
Por Jo-Marie Burt y Paulo Estrada
El juicio Molina Theissen la semana pasada, se escuchó el esperado testimonio de Emma Molina Theissen, así como al experto en estrategia y archivos militares, Mario Tulio Álvarez, el 3 de abril. El 2 de abril, el psicólogo Jorge de la Peña Martínez rindió su peritaje sobre las afectaciones físicas y psicológicas que sufrió Emma como consecuencia de la tortura y la violencia sexual que tuvo que soportar. Durante el interrogatorio hecho por los militares, afirmó el experto, “sufrió agresiones físicas, le negaron la comida y el agua, la violaron repetidamente, todo ello para lograr destruirla psicológica, social y moralmente”.
Perito Psicosocial: “La tortura y la violencia sexual sufrida por Emma dejó marcas permanentes en su personalidad y su psique”
El tribunal llamó a Jorge de la Peña Martínez, un psicólogo mexicano propuesto por el Ministerio Público, a testificar sobre su peritaje sobre el impacto físico y psicológico de la tortura y la violencia sexual en la vida de Emma Molina Theissen, mientras permanecía en detención militar en 1981. El Dr. De la Peña Martínez es profesor de psicoanálisis y psicología social de la Universidad Autónoma de México y se ha desempeñado como perito ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos centrándose en su informe sobre el Protocolo de Estambul, que aborda la investigación y documentación de la tortura y otras formas o tratos crueles, inhumanos o degradantes como formas de castigo.
El Dr. De la Peña Martínez declaró que Emma es una persona funcional que desarrolla con normalidad sus actividades diarias, pero que la tortura y la violencia sexual que sufrió ha marcado permanente su personalidad y su psique. Debido a los abusos que soportó su proyecto de vida personal y familiar fue destruido. Como resultado presenta signos de depresión, tristeza, y falta de motivación. El experto explicó al Tribunal al que Emma necesita tratamiento psicológico permanente para toda su vida.
El experto también recomendó, debido a su estado frágil, que ella no fuera sometida a interrogatorio o a confrontación frente a los acusados, ya que eso representaría un riesgo para su integridad psicológica.
El Dr. De la Peña enfatizó que la tortura es una forma compleja de violencia extrema que tiene como objetivo la destrucción física y psicológica del individuo, pero que también produce terror y parálisis del conglomerado social al que pertenece el individuo. Ese otro objetivo de tortura, más amplio, social y político, produce más dolor y angustia en la víctima, quien se siente culpable por ser el medio por el que otros experimentan miedo y desesperanza.
El señaló que ha escuchado testimonios de víctimas de tortura por toda América Latina, que le han permitido concluir que las formas de tortura usadas en las primeras dictaduras, como colgar a las víctimas por largos períodos de tiempo, pronto se desarrollaron en el Plan Cóndor. (Plan Cóndor se refiere a la coordinación e inteligencia compartida por las dictaduras militares en Sur América durante los años 70 para reprimir a opositores políticos). Nuevas formas de tortura incluyen el pinchar a la víctimas con agujas, cercenar las extremidades de la víctima, aplicar shocks eléctricos, particularmente en el área genital. Con el tiempo, las dictaduras de América Latina comenzaron a utilizar técnicas más sofisticadas de tortura, particularmente la tortura psicológica, con el fin de dejar menos evidencia física.
El Dr. De la Peña Martínez indicó que los torturadores fueron entrenados en técnicas de obtención de información y confesión de la víctima o de terceros que eran forzados a través de tortura a ser testigos. La tortura también era una forma de castigo. En general, dijo, las mujeres eran torturadas con mayor agresividad que los hombres y en general eran víctimas de violencia sexual y tortura.
Explicó que la CIA, a través de la Escuela de las Américas, capacitó en el método de interrogación “KUBARK” y en otras técnicas de contrainteligencia, y tales fueron ampliamente aplicadas en América Latina. [1] Estableció que basado en la evidencia estudiada, ese método fue el aplicado en el caso de Emma Molina Theissen.
El Dr. De la Peña hizo énfasis en la doble violación de derechos a la que fue sometida Emma, ya que ella misma fue víctima de tortura y violación sexual, y que su hermano Marco Antonio fue desaparecido forzadamente. El experto señalo que fue necesario el uso de diversas técnicas para lograr que Emma pudiera hablarle de lo que le sucedió. Era común que ella se derrumbara y que le fuera muy difícil discutir sobre los abusos que sufrió porque se sentía responsable de la desaparición de su hermano. El Dr. Dijo que, a su criterio, la desaparición forzada de Marco Antonio a manos militares fue un castigo para Emma por haber escapado del control militar.
Jorge Lucas Cerna, hijo y abogado defensor de Benedicto Lucas García solicitó a la corte auxiliarse de la consultora técnica Karin Stella Leal Valle para interrogar al perito, pero sus preguntas fueron sinuosas y nunca se enfocaron en contenido del peritaje del experto.
“He Elegido Vivir” Emma Molina Theissen declara
En la primera parte de la décima audiencia del caso Molina Theissen, Marco Tulio Álvarez, un experto en archivos militares rindió su peritaje sobre el contexto de la represión militar y la estrategia militar de desapariciones forzadas de niños y niñas. Tulio Álvarez declaró sobre el concepto militar del “enemigo interno”, que explicó como cualquier individuo o grupo que expresara oposición al gobierno militar. Este concepto era aplicado indiscriminadamente e incluía a niños y niñas. Particularmente, explicó, los hijos e hijas de militantes de grupos de oposición, eran identificados como tal, para imponer el terror y castigar a los militantes. Los niños y niñas eran parte del “botín de guerra”, dijo el experto, y muchos de ellos fueron entregados para adopciones lucrativas. Hizo énfasis en que la Comisión de Esclarecimiento Histórico estableció alrededor de 5,000 niños y niñas desaparecidos forzadamente en Guatemala durante el conflicto armado interno (1960-1996) pero el experto considera que el número real es significativamente más alto.
Durante la segunda parte de la audiencia, el fiscal del Ministerio Público Erick de León presentó la declaración testimonial de Emma Molina Thyeissen en calidad de prueba anticipada grabada en video. El testimonio de Emma fue admitido como evidencia durante la fase preparatoria del caso en la audiencia de presentación de pruebas el 14 de marzo de 2011. Un procedimiento similar se llevó a cabo en el caso de violencia sexual y esclavitud sexual y doméstica del caso Sepur Zarco.
Emma comenzó hablando de su papel en las actividades políticas cuando era una estudiante de nivel medio del “Instituto Belén”. Ella declaró que en 1976 ella y su novio Julio César del Valle, ambos miembros de la Juventud del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), fueron capturados y encarcelados. Mencionó que Julio César fue asesinado en 1980.
Emma dijo al Tribunal que en 1980, ella era la responsable de algunas células locales del partido, así como del Comité de Juventud de la Región Central, pero después del asesinato de Julio César, ella fue trasladada a Quetzaltenango. El 26 de septiembre de 1981, ella participaría en una reunión de altos mandos del partido. Al día siguiente, ella volvía a Quetzaltenango para sostener otra reunión, pero nunca llegó porque fue capturada en un retén militar. Ella fue llevada primero a una pequeña casa y luego trasladada a la Zona Militar No. 17.
Ella declaró que los militares realizaron una operación en una casa de seguridad en Salcajá. Emma dijo que los militares creyeron que ella cooperaría con ellos para que pudieran realizar más capturas de otros miembros del partido, pero que en realidad era una táctica para ganar tiempo. Eso, sin embargo, tuvo terribles consecuencias porque los militares se enfurecieron de que ella no hubiera entregado a nadie, así que comenzaron a abusar de ella con extrema violencia. Era violada cada noche.
Ella declaró que, durante su detención, un oficial de inteligencia llegó a la base militar sabiendo su verdadera identidad, así como la dirección de la casa de su familia. Los interrogatorios estaban dirigidos a obtener información sobre sus vínculos con el JPT. Dos o tres días después, dos hombres le propusieron dar una declaración pública pidiendo a la juventud guatemalteca no involucrarse en organizaciones políticas y sociales. Le dijeron que ella debía darles los nombres lo los lugares de todas aquellas personas vinculadas al JPT, así nadie quedaría y tomaría represalias contra ella.
Después de eso, los oficiales militares llevaron a Emma afuera de la base militar en un esfuerzo para que ella pudiera identificar los miembros del partido y el lugar de las casas de seguridad. “Yo no les di ningún nombre, ningún tipo de información” dijo.
Los captores de Emma la habían privado de la comida y del agua desde su captura, así que ella estaba muy débil. Durante sus últimos dos días en cautiverio, ningún oficial llegó a la habitación donde la mantenían retenida, así que ella comenzó a sospechar que planeaban trasladarla a Guatemala, donde escapar sería muy difícil. Ella pudo salirse de la esposa que la mantenía retenida y escapó por la ventana de la habitación donde permanecía. “Me dirigí a la salida” de la base militar, dijo. “Le dije a la guardia que “el canche pelón” me había dejado salir.” Relató que tomé un taxi hasta la casa de una amiga que la cuidó, hasta que el PGT le ayudó a salir de Guatemala.
Emma declaró que no supo de la desaparición de su hermano Marco Antonio hasta abril de 1982. “Mi hermano fue secuestrado solo horas después de mi escape” dijo. “Mi familia y yo estamos seguras que fue un castigo por mi escape, y por haberme negado a darles la información que buscaban”.
Ella señaló que creía que los oficiales que la interrogaron eran de la G2. Vestían ropa de civiles, no tenían el pelo muy corto, estaban fuertemente armados y hablaban abiertamente de todo lo que hacían. La persona que lideraba las sesiones de interrogatorio un día le mostró un folder que tenía fotos de ella. “Vos no sos la que decís que sos,” le dijo, haciendo referencia a su carné de identificación falso. Ella dijo que era posible que esa información la obtuvieran de la primera vez que la arrestaron en 1976.
Después de que su testimonio fuera escuchado por el Tribunal, Emma Molina Theissen escribió en Twitter: “Después de la 10ª audiencia, de esta justicia tardía, pero profundamente sanadora, repito con todas mis fuerzas: He Elegido Vivir.”
Después de la declaración testimonial de Emma, el Tribunal permitió al fiscal del Ministerio Público Erick de León leer parte de la declaración testimonial de Isidro Mérida. El testimonio de Mérida fue admitido como evidencia dentro de la proposición de pruebas ya que falleció. En su declaración, Mérida, quien era miembro del PGT en el momento de los hechos, confirmó que él sostendría una reunión con Emma Molina Theissen en Quetzaltenango el 27 de septiembre de 1981, pero ella nunca llegó. En el testimonio Mérida también declara haber visto a Emma mientras era trasladada por las calles de Quetzaltenango en un vehículo militar, y que justo después del escape de Emma, se realizaron operaciones militares masivas con el fin de recapturarla presumiblemente.
La próxima audiencia está programada para el Lunes 9 de abril.
Jo-Marie Burt, politóloga, profesora de la Universidad George Mason y asesora principal de WOLA, monitorea los procesos de justicia transicional en Guatemala para el Monitor Internacional de Justicia (IJM, por sus siglas en inglés), un proyecto de Open Society Justice Initiative. Paulo Estrada es estudiante de Arqueología en la Universidad de San Carlos de Guatemala y defensor de derechos humanos. Este artículo fue publicado por primera vez en el IJM y traducido por Evelyn Recinos Contreras.