De poder y corrupción: las huellas que dejó Leal Estévez
0El cargo en donde surgió la punta del iceberg que derrumbó a Roxana Baldetti sigue vacante.
Por Luis Solano
«Por sus actos los conoceréis»
Leal Estévez tiene estrechos nexos con la iglesia neopentecostal y las elites empresariales y políticas involucradas en ese sector del protestantismo guatemalteco. En la década de 1980, se unió a la Iglesia El Shaddai, una iglesia estadounidense que llegó a Guatemala aprovechando la crisis humanitaria creada a raíz del terremoto de 1976.
El Shaddai fue una de las iglesias protestantes que abrazó un poderoso segmento de las familias más conservadoras de Guatemala que apoyaron los programas contrainsurgentes en los principales teatros de guerra, por medio de la fundación de iglesias y proyectos empresariales. En 1983, El Shaddai recibió su personería jurídica, y entre sus principales líderes estuvo Jorge Serrano Elías, quien a la vez era el Presidente del Consejo de Estado del gobierno de facto del general Efraín Ríos Montt.
Serrano Elías había sido fundador del Partido Nacional Renovador (PNR) en la década de 1970, junto al hoy Vicepresidente de la República, Alejandro Maldonado Aguirre, Álvaro Arzú, actual Alcalde capitalino y Edmond Mulet, hoy venido a menos por la controversia de adopciones ilegales en las que habría estado involucrado en las décadas de 1970 y principios de 1980.
Uno de los proyectos contrainsurgentes durante el gobierno de Ríos Montt, fue la creación de las llamadas Aldeas Modelo, donde se concentró población indígena, sobre todo en el área Ixil, para “reeducarla” en el contexto de la estrategia militar de “quitarle el agua al pez”, es decir, restarle apoyos a la guerrilla que operaba en esa zona de Quiché.
De las Aldeas Modelo, ciertas iglesias evangélicas y sus líderes como el columnista de Prensa Libre, Alfred Kaltschmitt, crearon el concepto y proyecto de “agroaldeas” para lo cual idearon la Fundación Agros, que a la fecha mantiene en Nebaj y Chajul ese proyecto de origen contrainsurgente. “La creación estratégica de “agroaldeas evangélicas” en el Triángulo Ixil fue una novedad del período en el que gobernó Serrano Elías. Eran financiadas por empresarios miembros de la iglesia El Shaddai (iglesia en la que se congregaba el mismo Serrano Elías) y el de El Verbo, ayudado por poderosas organizaciones neopentecostales estadounidenses. A través de la Fundación Agros, neopentecostales con recursos colaboran con ese proyecto». (Protestantismo en el mundo maya contemporáneo. Mario Humberto Ruz y Carlos Garma Navarro. UNAM, México. 2005. Pág. 80) En la directiva de la Fundación Agros había altos dirigentes del PNR.
El PNR, el protestantismo y el poder económico
El PNR y el protestantismo contrainsurgente es lo que puso en la palestra política a Leal Estévez, y consolidó los vínculos con Maldonado Aguirre.
En las elecciones de 1990, se dio la participación electoral de tres candidatos evangélicos, que demostraba la influencia cada vez mayor de los neopentecostales en la vida política nacional. Eran todos representantes del protestantismo contrainsurgente: Efraín Ríos Montt por la Plataforma No-Venta, Jorge Serrano Elías por el Movimiento de Acción Solidaria (MAS) y Fernando Leal Estévez por el Partido Nacional Renovador (PNR).
La participación electoral de los tres líderes del protestantismo se dio por separado, luego del fracaso de una alianza en la que Serrano Elías y Leal Estévez decidieron finalmente no participar, y que era encabezada por la Plataforma de Ríos Montt. A pesar de sus cercanías con Ríos Montt, pesó más la estrategia política electoral: Serrano Elías fue electo Presidente de la República, y Leal Estévez se abrió paso para lo que vendría posteriormente.
El candidato a vicepresidente de Leal Estévez y el PNR era el agroexportador Kurt Meyer, directivo de la Fundación Agros, como Kaltschmitt, la cual llegó a presidir.
En las elecciones de 1990, también participó la Unión del Centro Nacional (UCN) con el candidato presidencial Jorge Carpio Nicolle, respaldado entre otros por el ideólogo del neoliberalismo en Guatemala, Manuel Ayau, quien se había desempeñado como el principal asesor económico del gobierno de facto de Ríos Montt, y Edmond Mulet. Carpio Nicolle y Serrano Elías fueron a segunda vuelta. El resultado ya es conocido.
Un dato importante, es que la participación de Ayau no fue nada grata para el líder del partido Movimiento de Liberación Nacional (MLN, derecha extrema), al cual Ayau pertenecía. Ayau, como había sucedido en la década de 1970 con Maldonado Aguirre, Arzú y Mulet, fue expulsado del MLN (el pensamiento conservador se mantuvo en todos ellos).
Todos esos partidos políticos tenían como principal objetivo la privatización de las principales empresas del Estado. Cada partido, sobre todo el MAS y la UCN, tenían definido su propio plan privatizador. El autogolpe de Serrano Elías, en mayo de 1993, dio al traste temporalmente con esos propósitos. El nuevo gobierno abriría una nueva posibilidad.
Ramiro de León Carpo y Leal Estévez
Serrano Elías salió al exilio a Panamá, mientras El Shaddai pasaba bajo control del abogado y pastor protestante Harold Caballeros y su esposa Cecilia Arimany Tejada (de la familia de industriales papeleros Arimany), y aglutinaba a miembros de la elite empresarial guatemalteca, entre ellos el Gerente del Banco Industrial Diego Pulido y Jaime Arimany –que presidió el Comité Coordinador de Asociaciones de Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF).
Más importante aún, se cita a Adrián Zapata como uno de los miles de contribuyentes de El Shaddai, que ayudan económicamente en proyectos en el área rural y urbana. Zapata integró la Comisión de Política de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) en representación de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), en la firma de los Acuerdos de Paz en 1996, con el gobierno de Álvaro Arzú. Importante porque a Zapata, actualmente un alto funcionario del gobierno del Partido Patriota (PP), se le cita como el artífice del Plan Alianza para la Prosperidad, e integró la terna para candidato a vicepresidente propuesta por el mandatario Otto Pérez Molina, que incluyó, en un tercer intento, a Maldonado Aguirre y Adela Camacho de Torrebiarte.
Mientras eso ocurría con Serrano Elías y El Shaddai, Leal Estévez se convertía en el líder de la influyente y conservadora Alianza Evangélica Guatemalteca (AEG), surgida en 1960.
El autogolpe de 1993, condujo a un nuevo gobierno presidido por el entonces Procurador de los Derechos Humanos (PDH), Ramiro de León Carpio (1993-1996), quien se inició en la vida política con el MLN en la década de 1970, cuando el MLN estuvo muy activo y se autonombraba el “partido de la violencia organizada”. De León Carpio luego fundaría, en 1983, junto a su primo Jorge Carpio Nicolle, la UCN.
Ya como gobernante, De León Carpio nombra a Manuel Ayau como director de la Oficina de privatización y desmonopolización del Estado, quien intentará infructuosamente la privatización del sector eléctrico, iniciada por Serrano Elías y truncada por el autogolpe. Además, intentará la privatización de las telecomunicaciones y la empresa Ferrocarriles de Guatemala (FEGUA).
Para la privatización de FEGUA, De León Carpio nombrará a Leal Estévez como interventor, y es ese cargo que lo marcará.
Destituudo por actos anómalos
En agosto de 1995, De León Carpio, en Consejo de Ministros, destituye a Leal Estévez luego que en abril de 1995 el interventor de FEGUA firmara un contrato para la construcción de un oleoducto subterráneo para transportar hidrocarburos entre la Ciudad de Guatemala y el Puerto de San José, Escuintla, y la construcción una tubería que conduciría cable de fibra óptica. Ambos usarían el terreno de la línea férrea propiedad de FEGUA (ver mapa).
Trazo del oleoducto y tubería de cable de fibra óptica utilizando la vía férrea de FEGUA
Fuente: Anzueto y Asociados. Grupo que elaboró los estudios de factibilidad de derecho de vía y de impacto ambiental. http://pp.centramerica.com/pp/bancofotos/275-2482.pdf
Sin duda, detrás estaban intereses poderosos vinculados al proyecto privatizador de las telecomunicaciones y aprovechamiento del petróleo (Inforpress, 17 de agosto de 1995, págs. 8 y 9).
El contrato fue firmado con la empresa Poliductos del Pacífico, S.A., subsidiaria de la estadounidense Waldemar Nelson and Company Inc. (WNC), con sede en New Orleans, una empresa transnacional muy importante en el mundo petrolero.
WNC presentó el proyecto al Ministerio de Energía y Minas (MEM) en abril de 1995, para lo cual inscribió poco antes, en febrero de 1995, a Poliductos del Pacífico que operaría como subsidiaria. El representante legal era el abogado Luis Enrique Secaira de León, quien firmó el contrato. Poliductos del Pacífico anunció en aquel momento, que la inversión sería de US$100 millones con capital privado y extranjero. Para ello había adquirido una finca en el Puerto de San José.
El contrato fue finalmente considerado lesivo para el Estado, y en agosto de 1995 el interventor de FEGUA, Leal Estévez, es destituido por “actos anómalos”. El gobierno publicó el Acuerdo Gubernativo No. 377-95, el 10 de agosto de 1995, y se dio a conocer que el contrato era lesivo para los intereses del Estado.
Durante los tres meses que duró el contrato, y los meses posteriores de la demanda interpuesta por la empresa contra el Estado, dos figuras fueron clave en presionar continuamente a favor de la transnacional WNC y la continuidad del contrato: Paul Wever, entonces presidente de la Fundación para el Desarrollo (FUNDESA) –considerada un centro de pensamiento empresarial, que ya actuaba como grupo de interés y presión- y el Agregado Comercial de la Embajada de Estados Unidos.
Con el gobierno siguiente, el de Arzú (1996-1999), Wever fue nombrado viceministro de Economía, a propuesta del ministro de Economía, Juan Mauricio Wurmser (ligado a intereses israelitas como el Grupo Golan, y de grupos corporativos como Multi Inversiones). Weve es hoy día presidente de la empresa Gringogas, S.A., localizada en Escuintla.
Destituido Leal Estévez, lo sustituye el economista Edgar Balsells. En un artículo escrito en 2005, Balsells indica que cuando llegó como intereventor “…FEGUA era parte de los dominios de partidarios del extinto partido PNR constituido por hinchas de Maldonado Aguirre…”.
Balsells también recordó en ese mismo artículo que “Cuando entramos a FEGUA encontramos una buena variedad de negocios celebrados entre el Estado y los particulares: con la empresa hulera de Amatitlán para prestarle el servicio de trenes y construcción de la llamada “espuela ferroviera” o pequeña terminal en sus terrenos; con la empresa Poliductos del Pacífico a la que se le cedió el derecho de vía para introducir fibra óptica; con la Chiquita Banana a la que se le cedieron terrenos y el muelle de Puerto Barrios para que la misma contara con su propia terminal marítima y con patios de contenedores. Con BANDEGUA, la otra bananera, a la que se prestaba el servicio de trenes en sus terrenos.” (Albedrío, 21 de mayo de 2005. http://www.albedrio.org/htm/articulos/e/ebalsells-008.htm)
Entrevistado Balsells para este artículo de CMI, recuerda que la Embajada de Estados Unidos “seguía el tema muy de cerca”.
Leal Estévez a la escena
Sin asomarse a la vida pública partidaria en los últimos años, el nombre de Leal Estévez retomó vigencia y encendió las cámaras cuando el 16 de abril de 2015, fue uno de los testigos del “Pacto de no agresión” entre los partidos políticos para la actual campaña electoral. Y Leal Estévez lo hizo como representante de la Alianza Evangélica de Guatemala.
Entre los testigos de honor que estuvieron presentes en el acto, de acuerdo con lo comunicado por el Partido Patriota (PP), se encontraban el presidente del Congreso, Luis Rabbé, quien envió un mensaje de solidaridad; el Procurador de los Derechos Humanos, Jorge Eduardo De León Duque; Carlos Amador, del Comité Coordinador de Asociaciones, Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF); Fernando Leal Estévez, de la Alianza Evangélica de Guatemala; Eduardo Núñez, director del Programa NDI, y Wolfgang Ochaeta, del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria.
Siendo así, Leal Estévez muestra un pasado ligado a Ríos Montt, al protestantismo contrainsurgente, al partido PNR de Maldonado Aguirre, a elites empresariales y “actos anómalos” conectados al gran empresariado durante los años de las privatizaciones. Y retoma importancia su nombre en el contexto del juicio contra Ríos Montt por genocidio y la lucha contra la impunidad, en el que Maldonado Aguirre jugó un papel clave como magistrado de la Corte de Constitucionalidad (CC), protegiendo a Ríos Montt. El cargo en donde surgió la punta del iceberg que derrumbó a Roxana Baldetti sigue vacante.