Crítica, arte y cómo negar al otro: Reflexiones con Juan Pensamiento Velasco
0Por Diana Vásquez Reyna
Colaboración para el CMI-Guatemala
En este pequeño país tropical soñar se limita a querer-desear lo que otros tienen. “Yo pensé que a V. le iba mejor. Dice que gana bien, pero yo lo vi en el Transmetro, así que deben ser pajas”, comentaba un usuario de ese transporte que se dirigía al centro histórico.
El no tener #Carro #RedesSociales #Smartphone #CasaPropia #Mujeres #Cosas (así en la misma lista, porque a la mujer siempre se le ha cosificado) implica no ser, no existir. Aparentar es una característica de este siglo virtual, de la información y las comunicaciones -que le dicen-. Las múltiples ventanas complican lo simple y simplifican lo complicado.
En entrevista, el artista Juan Pensamiento Velasco asegura que en la sociedad guatemalteca no basta con decir “todos somos guatemaltecos”, ya que aún no hemos asumido los retos que implica reconocernos diversos y complejos.
Pensamiento, tiene una voz clara en columnas y las redes sociales que incomoda a muchos. Se opina de él que es un polémico, peleonero, conflictivo y problemático, que trata de llamar la atención con un discurso izquierdoso que no es congruente con su propio estilo de vida, pero en algo tiene razón Juan:
Se piensa que hay que hacer voto de pobreza por ser de izquierda. El ser de izquierda no es necesariamente un voto de pobreza”.
¿Y qué supuestamente es ser de izquierda en Guatemala? Ah, sí, para muchos es ser “Comunistas comeniños”, es decir el Coco, la Llorona, etc., etc.
Personas como Juan son necesarias en Guatemala, aquellas que piensan antes de hablar y escribir, que analizan su realidad y lo manifiestan, para que su punto de vista haga ruido a quienes nunca han pensado en el punto de vista del otro. Y lo importante: hacerlo alto y directo.
Juan hace que la gente hable, se enoje y lo contradiga. Pocos han logrado eso en este país que pareciera de muertos vivientes, quienes al primer indicio de vida, violentan cualquier evolución (lectura que se podría tener del trabajo de Kevin Ramírez en su cómic Osteoparanoia).
Sí, mezclemos un poco todo lo que escuchamos, leemos, respiramos, vemos, absorbemos. Juan tiene la capacidad de mezclar y relacionar contextos y circunstancias. Esa capacidad debería ser de todos quienes conforman una sociedad, pero lastimosamente estamos demasiado ocupados en sobrevivir, por lo que reflexionar y criticar a veces es un lujo.
Juan nunca ha encajado del todo en los espacios que le ha tocado vivir, posiblemente porque encajar es más difícil cuando se cobra conciencia de que amoldarse significa aceptar voluntariamente una cárcel. No tener opciones de un trabajo digno y elegir un horario, no digamos libre, sino sano, es sobrevivencia, por poner un ejemplo entre miles.
El motor de la clase media es bien aspiracional, llegar a tener económicamente lo que ves en la gente que considerás rica, tanto a nivel material como a nivel de costumbres y de prácticas, y no es una visión de ampliarte. Es además una visión de negar al otro”, opina Juan sobre lo que pasa con la clase media en el país.
Juan Pensamiento Velasco es columnista y artista, pinta y escribe. Para algunos su arte solo expresa lo obvio: su homosexualismo (por los desnudos masculinos que presenta). Pero sus propuestas van mucho más allá, son sencillas pero no simples. Si le ponemos atención tiene fondo y forma, en un país que solo quiere privilegiar la forma, la bonita, no la incluyente.
Juan prefiere el arte que comunica, el que quiere decir algo. Y por ello el suyo no queda libre de fuertes críticas y hasta insultos. Eso sí, también en una sociedad que considera que criticar de por sí “es malo” (otro Coco), que no soporta la crítica y que por eso prefiere a los que no critican (¿contradictorio no?).
Juan habla de racismo, de colonialismo, de homosexualidad, de feminismo, de la diversidad, de condición humana con sus propias contradicciones, y lo hace sin tabús. Le costó más de 30 años expresarse con libertad (otros no lo han hecho en toda su vida).
En relación con la presentación en Guatemala del grupo musical Calle 13 y su playera con el lema “#Sí hubo genocidio”, hace poco Juan publicó en su Facebook el siguiente post:
Ya así, en serio: ¿cuántos músicos guatemaltecos que suenen en la radio y salgan en la tele se han arriesgado a perder público metiéndose con el «escabroso» tema del genocidio ixil?”.
Este post tuvo 93 comentarios, y luego de varios, él mismo respondió a algunos que cuestionaban la “obligación” de los artistas para involucrarse en temas sociales:
No sé qué tanto aplica la palabra obligación, pero la respuesta sería la misma que si preguntás si los ciudadanos pueden solo vivir su vida diaria o están obligados a manifestarse. ¿Te puede pelar así del todo y todo el tiempo hasta lo más grave que ocurre en tu propio país? En última instancia, cuando alguien sí lo hace, en lugar de agradecimientos y reflexiones le llueve caca”.
El arte nos permite de alguna manera tener esas reflexiones y comparaciones de los contextos que nos afectan y nos involucran. Les recomiendo la crítica que hace Juan en su arte visual y sus apuntes sobre la sociedad guatemalteca hechos literatura en su primer libro de cuentos PerZona.