Chicunguya: un problema social, no médico
0Los virus, como ya nos pasó con el VIH, desnudan nuestros comportamientos sociales y evidencian que la construcción de salud no es únicamente la destrucción de la enfermedad o el alivio y rehabilitación de la misma, tiene que ver con hábitos socio-culturales.
Por Patricia Cortez Bendfeldt
Con el VIH aprendimos que un comportamiento humano: el sexo, al no ser público y considerarse transgresor hablar de él, puede convertirse en la vía perfecta para inocular y perpetuar un virus. En la medida que seamos conscientes de nuestra sexualidad y podamos hablar de la misma, de nuestras necesidades y prácticas (incluyendo la violencia) estaremos más cerca de parar la propagación de éste. Algo parecido pasa con el virus de la Chicungunya.
Se dice que el aedes aegypty vino a America en llantas de desecho. La hembra del zancudo pone sus huevos en CUALQUIER COSA que ella crea que pueda contener a futuro al menos 10cc de agua (dos cucharaditas); los zancudos eclosionan y pican a alguien infectado transmitiendolo al próximo que piquen.
El zancudo en realidad no viaja mucho, se reproduce y muere muy cerca de donde nació, los huevos, (que soportan la desecación) son los que viajan, pero no llevan la enfermedad, la enfermedad la lleva un humano que también viaja y bastante.
El chicunguya evidencia los problemas de vecinos, la falta de espacio, la falta de agua, y el manejo de la basura en el vecindario. El zancudo está acostumbrado a los barrios humanos, es hijo de los humanos, ha sido «domesticado» le gusta el entorno donde hay personas y mascotas, a quienes pueden picar.
Las urbes, las vecindades, en las que uno de los miembros no cuida de eliminar la basura que puede captar agua, tapar sus reservas de agua (le gusta el agua limpia) y ponerle mosquitero AL ENFERMO, están condenadas a propagar la infección de persona a persona. El zancudo picará al enfermo y lo transmitirá a la siguiente persona en la habitación, o en la habitación de al lado.
Entonces, ¿Cómo evitamos la enfermedad?
Algo puede hacer el ministerio de salud: fumigar, deschatarrizar, poner mosquiteros; pero también es algo privado. No es solo una responsabilidad del ministerio, es una responsabilidad de cada familia y sus vecindades.
Como en el caso del VIH, la responsabilidad de cuidarme es mía y la enfermedad la sufro yo. En el caso de la Chicungunya, si yo cuido de mi higiene, pero mi vecino no lo hace y vive justo a menos de 200 metros de mi ventana, seguramente tendré también zancudos con calcetines alimentándose de mi sangre.
Socialmente las urbes son cada vez más aisladas, hablar con mi vecino, colaborar en la cuadra limpiando, no es una acción que nos guste hacer, pero para erradicar a este mosquito. No hay cura (no existe) sólo hay medidas de prevención y hay que hacerlas.