Agradecimiento de Rubén Herrera desde Quetzaltenango
026 de diciembre de 2017
Desde las faldas del Cerro Quemado y del volcán Santa María en Quetzaltenango, aprovechando el mar de contradicciones que me generan los últimos días del año 2017, les estoy enviando un fuerte abrazo y mi más sincero agradecimiento por todas las muestras de cariño y de amor que de diferentes formas me han manifestado en estos meses de enfermedad y de quebrantos que me hicieron perder fuerzas y que con caídas recurrentes durante tres meses críticos y cuya cúspide fue el 23 de noviembre y que me hizo resucitar a los dos siguientes días, encontrando a mi alrededor a mujeres fuertes como mi compañera, sobrinas e hija que me hicieron querer la vida, amar el camino recorrido y volver a la senda, con nuevas rutas que me mantienen actualmente ocupado y pendiente de lo que va a suceder y que tendré por delante.
Mucho tengo que agradecer de las energías que a mi alrededor se sumaron y que me han permitido volver y encontrarme con el Amor a la Vida. Los Padres de Alba Cecilia, sus hermanos, sus esposas, sus hijos, los pequeños. Los compañeros, las compañeras, las amigas, los amigos, los representantes de organizaciones sociales, de mujeres, de jovenes; a las y los defensores de nuestros territorios; a los pastores, los sacerdotes, los guías espirituales las guías espirituales; los ladinos, mestizos, indígenas, los y las hermanas Mayas; todos y todas desde México, Europa, Canadá que han llegado a verme, significan para mí un sentimiento de profunda solidaridad que me permitieron nuevamente reencontrarme con el amor que me confirma que no he estado equivocado en confiar en lo que hago y que todo ha valido la pena, el ser un guerrero tiene sus costos y lo estoy pagando pero de aquí en adelante me queda vida la cual recorreré y caminaré.
Todas y todos, los que solidariamente con sus oraciones, rezos y recursos me han apoyado y cuidado durante todos estos días, forman una lista interminable, me confirman que no todo está acabado, que no todo está perdido; que hay mucho por rescatar y por lo que hay que luchar.
Gracias a todas y todos estoy en deuda conmigo mismo para encontrar caminos a todo lo recibido. Todo lo que he recibido ha sido para que nuevamente me insufle de energías para seguir viviendo, construyendo con alegría, “feliz y contento” y con amor a la tierra, a los pueblos y a la naturaleza vegetal y humana que me inspira y me alienta a seguir viviendo.
Agradezco al Creador, al Universo y a todas y todos quienes con su energía me permitieron asistir al nuevo año 2018 que seguiremos viviéndolo entre y para todos.
Rubén Herrera
Xelaju de mis recuerdos
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