Víctimas de la represa Chixoy reactivan protesta pacífica
0Por Rolanda García
Sobrevivientes de la comunidad La campana del municipio de Chicamán, Quiché, reanudaron una protesta comunitaria en los alrededores del embalse hidroeléctrico Chixoy, precedida por tres décadas de exigencia para la reparación de los daños ocasionados desde que se inició la construcción de la represa en 1976.
En un primer día de manifestación del año 2015, demandaron la llegada del presidente Otto Pérez Molina, pero en el lugar solo acudió una delegación conformada de Widmark G. Estrada, gerente de proyectos de desarrollo del Instituto Nacional de Electrificación (Inde); José Antonio Montufar, Subdirector Ejecutivo de la Comisión Presidencial de los Derechos Humanos (COPREDEH) y Miguel Ángel Balcárcel, Director del Sistema Nacional de Diálogo (SND).
Las sugerencia del gobierno de entablar un proceso de diálogo no convenció a los manifestantes, quienes repudiaron los engaños históricos del Estado. En igual situación se encuentran otras comunidades y pueblos que ven monólogos de gobierno en vez de diálogos serios.
Entre las principales peticiones de las y los manifestantes resaltaron la recuperación de más de dos caballerías de tierras inundadas, la construcción de escuelas, centro de salud, electrificación en sus comunidades y una indemnización económica de Q 125 millones.
Recuerdan que en noviembre del año 2014, el gobierno aprobó un acuerdo gubernativo, que abrió la apertura de una indemnización de Q 1,200 millones a 33 comunidades, sin embargo, lamentan su exclusión en dicho proyecto.
Las y los comunitarios afirman que el impacto de la represa Chixoy se refleja en una pobreza encrudecida por la escasez de trabajo, que ha obligado a varios jóvenes y adultos a migrar a la ciudad capital y otros departamentos, siempre acompañados por la miseria.
También destacan que la instalación de túneles acabó el recorrido natural de sus fuentes hídricas, que ha provocado una intensa sequía desde los años ochenta y de forma acelerada acabó con la vida de sus ovejas y demás ganados ancestrales, que eran proveedoras de alimentos y de ingresos económicos.
Sin respuestas alentadoras los sobrevivientes aseguran no desmoralizarse y sus peticiones seguirán siendo planteadas en nuevas protestas y en posibles encuentros con autoridades del gobierno, como la que se realizará el próximo 27 de julio. En medio de todo, la población resiste a la escasez de agua.