De la indignación que indigna
0Leonel Francisco Juárez Dionicio,
militante de izquierda, sancarlista, estudiante de Sociología.
«si es usted capaz de temblar de indignación ante cualquier injusticia cometida en el mundo, entonces somos compañeros, y eso es más importante»
Che Guevara.
La corrupción en Guatemala ha sido instaurada desde tiempos tan remotos como la invasión española. La impunidad, corrupción y un sistema juridico débil han sido los complices de la consolidadción de los poderes economicos que se adueñaron de nuestras tierras y vidas.
Guatemala en su historia, ha pasado de colonia a destacamento militar y de destacamento militar a circo de la más jocosa democracia. Desde la llamada ola democrática han ocurrido un sinfín de cosas que debieron despertar la indignación de todas y todos: privatización de servicios, desfalcos millonarios en el Congreso, represión a estudiantes normalistas, masacres a comunidades en resistencia, persecución politica, secuestros y detenciones ilegales a lideres comunitarios, megaproyectos instaurados aún cuando las comunidades dieron un rotundo NO; de una larga lista de cosas que deberiamos recordar.
Ahora un ente internacional, fiscalizador de los procesos de ley en Guatemala, descubre una red criminal que operaba desde la Superintendencia de Administración Tributaria -SAT- y de la cual se encuentran vinculos hasta lo más alto del ejecutivo, y entonces sí la indignación despierta. Las y los guatemaltecos (para quienes quieran asumirse como tales) estan encontrando su límite. Las personas saben que la corrupción existe por todos lados, pero nunca se dice nada, pareciera que mientras no salga a la luz todo esta bien. Al pueblo, el descaro es lo que lo pone eufórico, por eso en la calle o en el bus siempre prefiere que lo bolseen sin darse cuenta, a que lo asalten con el arma en la mano.
¿Por qué no nos indignamos antes de que la corrupción se evidenciara en el noticiero? ¿Será que de verdad ignorábamos que la corrupción es el pan de cada día de nuestras instituciones? ¿Por qué nunca salimos a las calles a pedir la renuncia de los represores y malditas ratas que nos gobiernan? ¿Será que solo las redes sociales cuentan con poder de convocatoria en la realidad que ahora vivimos?
Porqué no nos indigna ver los hermanos asesinados días tras día; o a las niñas o niños con cuyos brazos podrias fabricar una kena de puro huesito; o las mujeres que deben cuidarse del maltrato, el abuso y la misoginia no solo en la calle sino también en casa; o las comunidades del área q’eqechi’ que en más de una ocasión han sido desalojadas de sus tierras para que el gran patrón finquero pueda aplastarlas libremente con su bota; o las bocas silenciadas a puñetos; o las luchas menguadas a escopeta… o las tantas y tantas y tantas otras injusticias que en este país nos roban la humanidad.
Salir a las calles a pedir la renuncia del presidente y la vicepresidenta cuando su período está por terminar es un error de enfoque. Permítaseme plantear mi visión al respecto. Si a quienes ya se les comprobó complicidad en el caso de la SAT en 24 horas iban de regreso a casa a contar cuánto dinero les quedó después de pagar la fianza ¿las cosas serán diferentes para las «más altas autoridades del país?
¿Renuncia? Eso significa irse porque se quiere. ¿Les dejaremos ir? ¿Les proporcionaremos el caos necesario para que desaparezcan? Aglutinar las calles con toda la clase media aburguesada mientras en el Congreso se cocinan las leyes que regalan la patria y dan en usufructo al pueblo no suena tan alentador. La indignación debe canalizarse para generar organización y ustedes disculparan pero organizarse no es ir a marchar un día y desahogarse para dejar la indignación impregnada en las calles. Organización implica compromiso, trabajar para cambiar la realidad del país, no cambiar de payasos cada cuatro años.
¿Que guatemala (con minúscula) es un Estado fallido? FALSO. El Estado guatemalteco históricamente se ha configurado como un estado oligárquico y burgués, y pregúnteles a ellos si les va mal. Un estado falla o funciona en relación a su naturaleza. Mientras la naturaleza del estado no se transforme podemos elegir y despedir cientos de presidentes y viceprecidentas y siempre correremos en el mismo camino que llega hacia ningún lado.
Cuidado, siempre hay que saber quién convoca (en este caso a la marcha) y el transfondo político que hay tras la convocatoria, que no se aprovechen de nuestra indignación. Aprovechemos nosotras y nosotros la indignación y organizémonos, aprehendamos y transformemos todos los días esta realidad para obtener cambios sustantivos. y dejemos de tomar paliativos que desaparecen cuando desaparece la coyuntura, y al día siguiente todo siga igual como si nuestra lucha hubiese sido un efímero sueño de una calurosa noche de verano. «Mayor organización y lucha» dice la consigna. No solo lucha, no solo organización.
Fotografías: CPR-Urbana www.cpr-urbana.blogspot.com