El desarrollo impuesto: un estado de prevención decretado en las comunidades Mayas Kaqchikeles de San Juan Sacatepéquez
0Por: Amalia Jiménez Galán y Melecio de León. Radio Nde Iximulew y Radio Dulzura. Asociación Mundial de Radios Comunitarias.
¿Cómo podemos creer en un sistema de desarrollo que pone la producción de cemento por encima de las flores? ¿Cómo podemos creer en un sistema de desarrollo que se impone por la fuerza? ¿Cómo podemos creer en un modelo de desarrollo que precisa de destacamentos militares y centenares de elementos policiales para imponer una empresa de producción de cemento en una tierra que se ha dedicado ancestralmente al cultivo de flores? ¿Cómo podemos creer en un modelo de desarrollo que precisa sembrar el terror en comunidades pacíficas para que una empresa cementera y una carretera puedan seguir siendo focos de eso que llamamos «desarrollo»?
Como parte integrante de la Comisión de Verificación de Derechos Humanos que recorrió el domingo pasado 4 comunidades de San Juan Sacatepéquez donde el gobierno ha impuesto un estado de prevención, pude observar cómo los caminos que comunican San Juan Sacatepéquez con San Pedro, El Pilar I y II, Los Pajoques, Cruz Blanca y otras de las 12 comunidades mayas kaqchikeles están invadidos de centenares de patrullas de policía y militares. Hay destacamentos militares y carpas de policías y militares instaladas en las plazas públicas. Están suspendidas las garantías de libertad de asociación y de reunión, entre otros derechos. La paz de las comunidades se terminó, dijeron, una tras otra, las personas entrevistadas.
En síntesis, éste es el retrato de la situación que nos describieron las personas de las comunidades entrevistadas:
Los policías hacen ruido por las noches. A veces toman alcohol y perjudican aún más el clima tranquilo de la vida en las montañas. Las mujeres se quejan de ser objeto de piropos y chiflidos, que son formas de acoso sexual, por lo cual muchas mujeres y niñas optan por evitar salir a la calle.
“Cuando pasamos, a veces nos dicen cosas que nos dan escalofríos”, comentó una de ellas.
También han sufrido amenazas. Una de las mujeres entrevistadas contó cómo uno de los policías la amenazó diciéndole que “con dos balazos, los terminamos a todos”.
La conflictividad en el área está producida por la imposición de la empresa Cementos Progreso y la construcción de una carretera de comunicación con el Atlántico, sin haber tenido en cuenta la consulta de buena fe que las mismas comunidades mayas kaqchikeles de San Juan Sacatepéquez realizaron en el 2007, lo cual es una violación del derecho de consentimiento libre, previo e informado establecido en la Declaración de las Naciones Unidas de Derechos de Pueblos Indígenas. Las personas entrevistadas explicaron que nunca fueron informadas previamente de que estos megaproyectos estaban por iniciarse y que las compras de los terrenos se hicieron con mentiras, engaños, presiones y amenazas. También denunciaron irregularidades e ilegalidades en algunos de los procesos de compra de tierra. Así como el hecho de que este año se ha perdido entre un 60 a un 70 por ciento de la cosecha de flores.
Llegar a la comunidad de Los Pajoques, donde murieron 11 personas el mes pasado cuando la comunidad fue atacada al caer la noche por personas violentas, fue un baño en la cruenta realidad que viven las personas en las montañas. Parece mentira todo lo que sucede apenas a una hora de distancia de la carretera interamericana. En lo oculto de las montañas, quienes atacaron esa comunidad se llevaron vidas por delante. Una de las jóvenes viudas contó cómo llamaron una y otra vez a la policía –a esa policía que ahora existe por donde quiera- y que les respondieron que ellos no podían llegar por la noche. Balazos, incendios, muertos… y la policía nunca llegó a atender a la comunidad esa noche, según expresaron las personas entrevistadas.
Hay múltiples testigos que señalan a trabajadores de la cementera como atacantes esa noche. Sin embargo, doña Bárbara Díaz, la persona que el jueves 29 de octubre fue apresada y acusada por asesinato, no coincide con ningún perfil de asesina. Se trata de una mujer que sostiene todo un hogar completo, dedicada a su trabajo y de la cual dependen varias personas para sobrevivir. Ahora, ella está en la cárcel, esperando su proceso judicial. En este mismo día 29 de octubre, se informó de que alguien entró en la sede del gobierno ancestral de la comunidad de Pajoques y adentro se hicieron destrozos. ¿Quién siembra el terror en una comunidad tan pacífica? ¿Y con qué motivo? ¿Por qué contra la alcaldía auxiliar, que es el gobierno ancestral comunitario, que es la autoridad que recuerda que antes de la entrada de la cementera se llevaba una vida en paz? Evidentemente, no pueden ser personas de las comunidades conscientes de sus derechos, ni personas conocidas en la comunidad por llevar vidas de armonía y tranquilidad. Para proceder así, se precisa estar y pertenecer a otro lado, se precisa tener una posición distinta. ¿Y quién tiene una posición distinta? ¿Alguien vinculado con la empresa cementera, tal vez? ¿Alguien pagado para causar disturbios que puedan ser objeto de manipulación para inculpar a personas inocentes?
¿Tantos centenares de cerebros policiales y militares llevan en el lugar más de un mes, en el marco de un estado de prevención y no son capaces de hacerse preguntas tan obvias? ¿Tanta materia gris policial y militar y no son capaces de encontrar a las personas que verdaderamente están hostigando y creando un clima de terror en el lugar donde antes se dedicaban a cultivar flores y ahora todo gira alrededor de una empresa de cemento y un gran proyecto de carretera? ¿O será que es sólo “el desarrollo”, imponiéndose?
¿Qué le sucede a la especie humana, que se queda inmóvil y pasiva, como pareciéndole normal que el cemento valga más que las flores, como pareciéndole normal que un material gris tenga más valor que la pura vida, como pareciéndole normal que una empresa con papeles legales pueda llegar a cualquier hogar e imponer su actividad en el lugar donde siempre vivieron personas tranquilas y en paz, sin que nadie se tomara la molestia no sólo de consultar, sino de siquiera avisar de lo que estaba por venir y de cuáles son las consecuencias? ¿Es normal que el Estado dibuje sus proyectos de desarrollo sobre mapas vacíos?
Pues sucede que en los mapas, siempre vivieron personas, comunidades completas, animales, árboles… y flores…