Corrupción: en la Guerra y en la Paz, el despojo de la tierra (Parte I)
2I. Chinamachacas: Una historia común
El nacimiento de Loret Yat el 16 de abril de 1937, fue uno de los primeros en celebrarse en la comunidad de Chinamachacas, Livingston, Izabal. Dos años atrás, su futuro padre, don Tomás Yat Chocooj, se había organizado junto a 60 familias para volver a tener tierra y trabajar libremente.
Chinamachacas se localiza en esa porción del territorio de Livingston que parece una gran isla: entre el río Sarstún (norte), el Golfete y rio Dulce (sur), el Chocon Machacas (oeste), y el mar Atlántico (este).
Bautizada así, en alusión al pez machaca (Brycon Guatemalensis) que puede medir hasta 50 centímetros, y al tamaño pequeño (china) del mismo cuando lo pescan del río Chocón Machacas, que nace al este de la Sierra Santa Cruz.
La mayoría de familias que fundaron Chinamachacas en 1935 provenía de la cuenca del río Polochic (Tactic, Tamahú, Senahú, La Tinta), y otro tanto de la sub cuenca del río Cahabón (Cobán, Carchá y Cahabón), como es el caso de la familia Yat, originaria de Cobán.
Las 60 familias de origen q’eqchi’, con la historia común de haber sido desposeídas de sus tierras por finqueros alemanes a partir de la segunda mitad del siglo XIX[1], para luego trabajar bajo semi esclavitud en las fincas cafetaleras y en la construcción de la infraestructura “del estado”, que servía para hacer circular con mayor agilidad la producción de café que se exportaba desde Puerto Barrios hacia Europa y Estados Unidos.
Las familias q’eqchi’ que fundaron Chinamachacas a escasos metros sobre el nivel del mar, no serían las primeras ni las últimas en ser desplazadas de las cuencas altas y medias de Alta Verapaz hacia las cuencas bajas del norte de Izabal (Estor y Livingston).
Para 1940 en Alta Verapaz había 51 alemanes propietarios de fincas y anexos que concentraban la mayor parte de tierra cultivable y producían miles de quintales de café (Terga: 1991, 383-384). A su vez los censos oficiales para 1940 -que estaban muy por debajo de la realidad demográfica del país-, reportaban arriba de 11 mil habitantes q’eqchi en Livingston y cerca de los 4 mil en el Estor (Grandia: 2010).
El desplazamiento de familias q’eqchi’ hacia Livingston fue directamente proporcional a la violencia y desposesión de tierra que experimentaron en Alta Verapaz. A su vez, es directamente desigual respecto a los niveles de producción que alcanzaron las fincas cafetaleras de los alemanes desde la reforma liberal iniciada en 1871 hasta la el inicio de la revolución de Octubre de 1944.
Durante ese largo periodo distintos gobiernos promovieron mediante leyes y reglamentos el despojo de la tierra y el trabajo forzado de indígenas y mestizos pobres en todo el país, consolidándose con ello, la oligarquía terrateniente conservadora que perdura mediante sus linajes hasta la fecha. Desde Justo Rufino Barrios hasta Jorge Ubico, los Presidentes de la emergente república de Guatemala, se llenaros los bolsillos y los de sus aliados económicos y políticos.
II. Recobrando la autonomía
En medio de una selva tropical muy húmeda, las familias de la comunidad de Chinamachacas convirtieron su refugio en una esperanza para empezar de nuevo. En cierta medida, la capacidad de adaptación de las familias q’eqchi’ en esta geografía se debe a que históricamente el territorio q’eqchi’ conocido como Sa’ Monka’ (Guerrero: 2014) tenía por lindero este el nim palau (mar en q’eqchi’ y poqomchi’)[2]
Entre las pocas actividades mercantiles de las familias en Chinamachacas destacaba la crianza de cerdos, por la cual eran llamados “cocheros”. Para conseguir venderlos era necesario transportarlos en lancha hacia los mercados, ya que por vía terrestre era prácticamente imposible. El precio por cada uno podía alcanzar los Q8.00 entre la década de 1960 y 1970. Asimismo podían vender el quintal de maíz a un precio de Q1.25.
El resto de su economía campesina no implicaba dinero y giraba en torno a la crianza de animales de patio como los chompipes, pollos y patos; el cultivo de maíz, frijol, yuca, malanga, arroz, chile; la extracción de plantas comestibles, frutos, y por supuesto, la pesca.
En esas condiciones nació y creció Loret Yat, quien luego de casarse tuvieron una hija en 1969 llamada Hilaria Yat Yatz. Una segunda generación nacía y crecía en una comunidad libre de las relaciones de explotación finquera.
Cuenta Hilaria Yat que la mayor parte de su infancia la pasó con el resto de niñas y niños recreándose en los riachuelos, jugando en el campo de futbol, viendo las danzas de venado cuando había celebración afuera de la iglesia y escuchando las historias de su abuelo don Tomás Yat Chocooj por las noches.
la comunidad de Chinamachacas era muy grande de extensión territorial, con mucha fertilidad y planicie, no habían fincas alrededor nuestra, mis abuelos no trabajaban en fincas, sino trabajaban lo suyo.” (Hilaria Yat Yatz)
Ciertamente, en la década de 1960 el mundo finquero aún no se incrustaba en esa parte del municipio, por su difícil acceso por tierra y la incapacidad criolla y europea de adaptarse al ambiente selvático desde la época colonial. Sin embargo, si estaba rodeada de comunidades como Blue Creek y Cerro Blanco, localizadas al noroeste de Chinamachacas, fundadas a finales del siglo XIX por familias q’eqchi’ desplazadas de Cahabón y Cobán, Alta Verapaz (Tally: 2014).
No obstante, cuando Hilaria Yat nació, el territorio de Livingston ya se visualizaba en papel, inserto en un ambicioso plan de ordenamiento territorial, que implicaba precisamente infraestructura para acceder y adaptar “ese lugar inhóspito”, ya no solo al mundo finquero, también al industrial.
III. El ordenamiento territorial contrasubversivo
Desde 1964 el Instituto de Transformación Agraria (INTA) ya tomaba el norte de Izabal como parte de la Franja Transversal del Norte (FTN) y desde 1970 los planes de “desarrollo agrario” abarcaban todo el departamento (Decreto 60-70. Artículo 1).
El Estado, dirigido por la alta oficialidad militar en alianza con terratenientes conservadores y partidos de extrema derecha, fueron los primeros en desposeer con violencia de sus tierras a comunidades indígenas a lo largo de la FTN, inaugurando un nuevo ciclo de desplazamiento forzado, esta vez, incluyendo a la industria extractiva como objeto de interés.
La parte norte de los departamentos de Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz e Izabal, aumentó su valor en el mercado capitalista. El Estado además de incentivar la extracción de árboles y la producción de monocultivos en los suelos, prestó especial interés a lo que subyace en esas latitudes (petróleo, minerales y gas).
Militares en activo o con cargos públicos abusaron de sus posiciones en el Estado para beneficiarse[3], beneficiar a familiares[4], aliados económicos[5] y políticos[6]. Uno de los casos más emblemáticos es el del general Romeo Lucas García, que para mediados de la década de 1970 se había adueñado de 40,500 hectáreas de tierra (Solano: 2012, 37).
La represión selectiva y masiva durante el gobierno de este general (1978-1982), provocó movilizaciones sociales exigiendo su renuncia. Aunado a dicho rechazo, se sumó el descontento por una corrupción cada vez más evidente.
Durante la segunda mitad de la década de 1970 y la primera mitad de la década siguiente, la renta del suelo y subsuelo de la FTN se imbricó macabramente con la guerra contrasubversiva, de tal manera que “quitarle el agua al pez”[7] no solo se tradujo en masacrar indígenas considerados bases de apoyo (agua) de la guerrilla (pez), sino también apropiarse de las tierras que fueron arrasadas.
Poco a poco se fue formando al interior del gobierno militar una peligrosa combinación de corrupción-politización-subversión que determinó la inviabilidad del modelo político vigente;” (Rosada-Granados: 2011, 152)
Durante la guerra la oligarquía dependió del ejército para la protección de sus negocios[8], que a la vez eran fruto de ordenamientos territoriales anteriores, impuestos con violencia en otras latitudes del país[9]. En tales circunstancias consintieron el surgimiento de una burguesía militar a costa del despojo de tierras en el norte del país, el desfalco del erario público y la represión selectiva y masiva.
El pacto oligárquico-militar se fraguó al calor de una crisis de Estado y tiene su expresión concreta en el ordenamiento territorial contrasubversivo, que se ejecutó desde la completa impunidad que caracterizó a la dictadura (1965-1985); desde el nepotismo, el enriquecimiento ilícito y legalización de tierras usurpadas, hasta ocultar cuerpos en fosas clandestinas, como es el caso de la Zona Militar No. 21 de Cobán, Alta Verapaz.
Un ejemplo del pacto es la creación de la Fuerza Aérea de Reserva durante el gobierno de facto del general José Efraín Ríos Montt (Acuerdo Gubernativo No. 154-82), que consistió en una flota de aeronaves privadas de las élites económicas, que eran conducidas por pilotos aviadores civiles contratados, en varios casos, directamente por los empresarios. El ejército le confirió el grado de subteniente de reserva en el grado de aviación a 103 civiles, comandados por el arquitecto Gustavo Anzueto Vielmann, tío del ex ministro de Gobernación de Óscar Berger, Carlos Vielmann.
Resalta para el caso de Livingston el subteniente de reserva, José Manuel Herrarte Orantes, que entre 2001 y 2002 junto a sus hermanos declararon nueve Reservas Naturales Privadas en Livingston mediante un convenio de administración privada con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP).[10]
A su vez, el subteniente de reserva Francisco Font Elías funge como representante legal junto a Carlos González Castejón de la Agropecuaria Machaca, S.A., propietaria de la finca Machaca. Carlos González Castejón es hijo de Regina Castejón Asturias, heredera de las finca Castejón y Machaca[11], localizadas en Livingston. Actualmente la finca Machaca de aproximadamente 50 caballerías pertenece al prófugo de la justica Alejandro Sinibaldi, a través de empresas creadas por su contador Carlos René Micheo Fernández que realizaron contratos de compra-venta entre septiembre de 2013 y mayo 2016.
IV. Los Hermanos de la Roca y Garavito Morán
Poco a poco, la corrupción y la impunidad fueron avanzando sobre el municipio de Livingston, y las nuevas generaciones que escuchaban las historias de sus abuelos y abuelas que sobrevivieron al desplazamiento por desposesión en Alta Verapaz, dieron un salto al presente, viviendo en carne propia un nuevo ciclo de violencia.
Manuel Rax Ich nació el 20 de octubre de 1954 en Chinamachacas. Su familia es originaria de Senahú en la cuenca del Polochic y estuvo en el grupo fundador a mediados de la década de 1930. En su testimonio, Manuel Rax Ich describe la estrategia utilizada para desplazar a las familias de Chinamachacas:
Empezaron a echar ganados en nuestra siembra, donde se hizo perder cantidades de cultivos que eran de mi familia y demás personas, eso fue durante el conflicto armado interno, nuestra comunidad fue disparada y correteada por tal de adueñarse de nuestras tierras, hemos vivido muchas injusticias”
Por su parte, Julia Ac Ical cuenta que nació en la década de 1990 en la comunidad lo de Medio I (Sarstún Creek), porque ahí fue a parar su familia luego de sufrir un constante hostigamiento que terminó por arrebatarles la autonomía alcanzada por más de 40 años:
mis padres y tíos han soportado mucha represión, por tal razón salieron huyendo cuando Maco de la Roca llegó disparando sobre las casas de las familias y luego muchas de ellas salieron huyendo por diferentes rumbos, unos fueron a parar en Sarstún Creek, Blue Creek, Belice, Nacimiento Caliz, etc.”
En los testimonios de varios ancianos y ancianas de Chinamachacas se repite el nombre de Maco de la Roca como el personaje que comandó los ataques contra la comunidad, que fueron desde disparos y quema de viviendas hasta llegar al desplazo entre finales de la década de 1970 y principios de la siguiente década.
Se trata de Marco Aurelio de la Roca Pérez, originario de Acatenango, Chimaltenango. Hijo de Héctor de La Roca y Blanca Pérez, una familia terrateniente dedicada a la plantación y exportación de café desde la década de 1950, cuando sustituyeron los cultivos de maíz que las familias kaqchikel sembraban en aquella altitud.
Marco Aurelio junto a sus hermanos Héctor Federico y Álvaro de la Roca Pérez, herederos de la finca El Platanar y Anexos (25 hectáreas) en Acatenango, aparecerán posteriormente adueñándose de las tierras de la comunidad de Chinamachacas en Livingston.
Para el presente caso destaca que Héctor Federico de la Roca Pérez estaba casado con Rosalinda Garavito Morán, hermana del militar de “la línea dura” Carlos Augusto Garavito Morán.
Garavito Morán ingresó a la Escuela Politécnica en 1962, y es de la Promoción 67 a la que pertenece Víctor Quilo Ayuso (+) hermano de José Luis Quilo Ayuso, presidente de la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua).
Entre septiembre de 1983 y enero de 1984, siendo teniente coronel fue el Segundo Comandante de la Zona Militar No. 21 de Cobán, Alta Verapaz, que fue utilizada como centro clandestino para detenciones ilegales, interrogatorios a base de torturas, violencia sexual, ejecución y entierro extrajudicial de familias q’eqchi’ y poqomchi’.[12]
Garavito Morán fue dado de baja el 01 de junio de 1988 luego de participar en la operación golpista contra el presidente de Guatemala Vinicio Cerezo el 11 de mayo de 1988.[13] Desde enero de 2016 se encuentra en prisión preventiva por el Caso Creompaz (Zona militar No. 21), acusado por el Ministerio Público de 7 casos de desaparición forzada y un caso de violencia sexual.[14]
El 17 de octubre de 2001 se declaró como herederos ab intestado (sin testamento) de Héctor Federico de la Roca Pérez a su esposa Rosalinda Garavito Morán y sus hijxs Blanca Rosa, German Federico y Erick de la Roca Garavito, así como María del Mar De La Roca González.
Como parte de esta herencia figura la tierra de Chinamachacas bajo el número de Finca 4272 en el Folio 65 del Libro 53 de Grupo Norte, cuya propiedad, como ya se dijo estaba en manos de los hermanos de La Roca (Héctor Federico, Marco Aurelio y Álvaro) desde finales de la década de 1970. Luego de la muerte de Héctor Federico, en 2003 Álvaro cedió sus derechos en la finca a Marco Aurelio, convirtiéndose “Maco de la Roca” y la familia de La Roca Garavito en los dueños de la finca 4272-65-53.
Se desconoce cómo ambas familias lograron legalizar la tierra de Chinamachacas, lo cierto es que sucedió en una coyuntura en que bajo la consigna “de hacer la guerra” se masacró a familias indígenas en medio de un nuevo despojo de tierras. Como tan cierto es que para miles de familias q’eqchi’ el desplazamiento por desposesión es una historia que se repite de generación en generación.
Desde esta óptica, la corrupción ha existido siempre, desde el momento en que los constituyentes del Estado en cada época se sirven del mismo para aumentar su poder económico.
Desde el manto de la impunidad, han hecho pedazos sus propias garantías constitucionales, retorciendo las formas en beneficio propio, en suma, cooptando el Estado en contra del bien común y el derecho de las gentes.
Notas al pie:
[1] Ya para 1897 había unos 150 hombres alemanes en Cobán (Wagner: 1991, 112), de los cuales 45 poseían 100 propiedades, equivalentes a 3,528 caballerías o 1,500 kilómetros cuadrados (Wagner: 1991, 209).
[2] El extenso territorio de Sa’ Monka’ tenía por lindero norte lo que hoy se conoce como la Franja Transversal del Norte –FTN-, y al oeste, el que desde hace alrededor de 2600 años marcó la división entre el pueblo q’eqchi’ y el pueblo Kiche’, la cuenca del río Chixoy. Entre el siglo X y principios del XVI (post-clásico), los pueblos q’eqchi’, poqomochi’ y ch’ol formaron la alianza de los Amaq’ para la defensa de Sa’ Monka’. Por ello, el lindero sur era llamado Amaq’ ya, literalmente río de los Amaq’, posteriormente conocido como río Motagua.
[3] El coronel Miguel Ángel Ponciano obtuvo 4,500 hectáreas (Solano: 2012, 37) y el coronel Méndez-Ruíz Rohsmoser la finca machaquilá en Petén (CMI-G: 2016).
[4] Serán beneficiados familiares cercanos a los generales Otto Spiegler Noriega, Kjell y Hans Laugerud García, Carlos Arana Osorio y Humberto Mejía Víctores, Fausto David Rubio Coronado (Solano: 2012, 36).
[5] Rudy Weissenberg Martínez, de origen alemán, adquirió tierras en la zona de las Tortugas y Rubelsanto, Alta Verapaz para explotar minerales y petróleo, a finales de la década del 60, en asociación con Ernesto Rodríguez Briones que también estaba involucrado en la explotación de plomo y cobre en Cahabón. Entre ambos fundaron la compañía Petromaya que era subsidiaria de Basic Resources (Solano: 2012, 31). Basic Resourcesy Shennadoah Oil explotaban conjuntamente el campo petrolero de Rubelsanto en Alta Verapaz desde 1974. Además de los capitales transnacionales de EEUU e Inglaterra, en Guatemala participan Manuel Ayau Cordón, Enrique Novella Camacho y años más tarde el Grupo Multiinversiones. (Solano: 2012, 32)
[6] Entre ellos los dirigentes del MLN Mario Sandoval Alarcón obtuvo 6700 hectáreas y Lionel Sisniega Otero que obtuvo tierras en Ixcán e Izabal (Solano: 2012, 37).
[7] Frase acuñada por la escuela militar francesa, para hacer una referencia invertida de la máxima maoísta en que la guerrilla es como un pez que se mueve por el agua que es el pueblo, ya que sin el apoyo popular ninguna revolución guerrillera triunfará.
[8] La creación de la Policía Militar Ambulante en la década de 1960 cumplió la función principal de resguardar los bienes de las élites económicas.
[9] Élites terratenientes del litoral del pacifico (caña de azúcar, banano, hule); Elites terratenientes del altiplano (café); élites industriales de cabecera (manufactura de textiles, bebidas); élites comerciales de cabecera (importación de equipo, maquinaria).
[10] Localizadas en Tapón Creek, Zavala, Quebrada Azul, Río Azul, Santa Rosa, Las Cuevas, Matriz Chocón y Cástulo.
[11] Apropiadas por su padre Rafael Castejón García Prendes, cercano al extinto Movimiento de Liberación Nacional (MLN), partido de la extrema derecha contrarrevolucionaria.
[12] Posteriormente, como sucedió con buena parte de los perpetradores de estas acciones durante la época más cruenta de la guerra, fue enviado a la Escuela de las Américas para recibir el curso “Comando y Estado Mayor 0-3 (19/01/84-30/11/84).
[13] Junto a Garavito Morán fueron dados de baja personajes como el teniente coronel Gustavo Adolfo Padilla Morales, el mayor Gustavo Adolfo Díaz López y Edgar Giovanni Estrada Portillo.
[14] No obstante, de los 7 casos imputados, la jueza Claudette Domínguez, quien tiene una hermana asimilada en el Ejército, sólo accedió para que fuera juzgado de dos desapariciones forzadas. El abogado defensor de Garavito Moran es Moisés Galindo Ruiz, notario de la Fundación Contra El Terrorismo, quien desde hace unas semanas se encuentra bajo prisión preventiva por un caso de corrupción en el sistema penitenciario.
Bibliografía:
__Rosada-Granados, Héctor. Soldados en el poder. Proyecto militar en Guatemala (1944-1990). Cuarta edición 2011.
__Guerrero, Juan José. Bartolomé de las casas. La Novela del protector de los indios. Ediciones Altera. Octubre 2014.
__Grandia, Liza. T’zaptz’ooqeb’. El despojo recurrente al pueblo q’eqchi’. AVANCSO, 2010.
__Solano, Luis. Contextualización histórica de la Franja Transversal del Norte. CEDFOG. Febrero 2012.
__Tally, Engel. Cuando las áreas protegidas invaden las comunidades. La violación de los derechos de las comunidades maya q’eqchi’ del rio Sarstún, Livingston, Guatemala. Asociación Amantes de la Tierra. 2014
__Terga, Ricardo. Almas gemelas: un estudio de la inserción alemana en las Verapaces y la consecuente relación entre alemenes y k’ekchíes. 1991.
__Wagner, Regina. Los alemanes en Guatemala. 1828-1944. Editorial IDEA. 1991.
[…] a la jueza de paz, y delegados de la PDH y COPREDH, la situación de las familias q’eqchi’ que desde 1935 vivían en Chinamachacas hasta que les desplazaron durante la guerra. Y que desde el año pasado habían decidido recuperarla, rebautizándola como Chab’il […]
[…] De la Roca Pérez denunciada por violentos ataques contra Chinamachacas en la década de 1970 https://cmiguate.org/corrupcion-en-la-guerra-y-en-la-paz-el-despojo-de-la-tierra-parte-i/ ; al sureste la aldea Black Creek; y al este las fincas de Edgar Hurtarte (entre Black Creek y […]