Más allá
0Por Francisco Juárez ((publicado originalmente en el blog www.lacasaestatomada.wordpress.com el día 15 de marzo de 2016))
militante de izquierda y estudiante de sociología
En los pocos meses que lleva el actual gobierno al frente del ejecutivo, es grande el grado de rechazo que ha generado de parte de la población, sin embargo, un grupo de ciudadanos a los que los medios virtuales han designado como “Jimmyliebers” abogan porque al señor presidente se le otorgue el beneficio de la duda y se le deje trabajar. Debates de toda índole se han desarrollado en torno al tema, desde cómicos debates sostenidos por fanáticos de esta “nueva política”, hasta discusiones provenientes de círculos intelectuales que tratan de adelantarse a lo que pueda ocurrir con este gobierno.
Realmente la discusión, sea cual sea su origen, se queda corta cuando no toma en cuenta a los gobiernos predecesores y sus falencias en medio de este Estado democrático que se supone es Guatemala. Determinar la critica social solamente los eventos más recientes ocurridos en Guatemala es un error, cuando lo que se debe tomar en cuenta para la critica es la fachada de “sistema democrático” que nos han venido vendiendo desde por lo menos 20 años, así es, desde la llamada transición democrática en el 86, ningún gobierno ha cumplido con las expectativas populares y ninguno de ellos se ha salvado del escandalo y el show político que pareciera una sine qua non ((condición sin la cual no)) para hacer política en este país.
Aunque no es la intención de este texto hacer una reseña histórica completa de los gobiernos que han habido en Guatemala, es menester recordar cuales han sido los gobiernos electos desde el 86 a la fecha y algunos de los hechos que los caracterizaron.
En 1985 se inicio la llamada “ola democrática” en Guatemala, varios factores llevaron a que este hecho sucediera, el terremoto ocurrido en febrero de 1974 había dejado lastimada a la sociedad que, a pesar de los avances en reconstrucción de viviendas y complejos domiciliares, aun sentía las repercusiones del desastre natural, La masacre de Panzós en el 78 aumentó el desprestigio del Estado de Guatemala y el descrédito de su brazo armado “el Ejercito”, todas las violaciones a los derechos humanos que se cometieron a lo largo del conflicto armado en Guatemala empezaban a conocerse en el mundo, y tomando en cuenta que los años del 80 al 83 se consideran los mas sangrientos y brutales de la guerra en Guatemala, la presión internacional hacia una “apertura política”, que representara el fin del conflicto y un auge democrático en el país, no se hizo esperar.
La larga tradición Guatemalteca de gobiernos militares y golpes de estado, parecía llegar a su fin con la elección de Marco Vinicio Cerezo Arévalo quien asumió la presidencia de Guatemala en enero de 1986; seria este gobierno quien iniciaría las negociación de paz entre el proyecto revolucionario aglutinado en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG- y el Estado de Guatemala, con los acuerdos Esquipulas 1 y 2. El gobierno de Cerezo llegó a su fin entre depresión económica, una guerra interna en su etapa final y varios intentos de golpe de estado.
A Vinicio Cerezo le sucedió en el poder Jorge Serrano Elías quien continuaría con las negociaciones de paz con la URNG. El mayor recuerdo que queda de este gobierno es el “Serranazo”, que fue un autogolpe de estado cuando el ejecutivo dirigido por Serrano, decidió cerrar el Congreso de la República y la Corte Suprema de Justicia, lo que creo altos índices de inestabilidad institucional. Serrano Elías seria depuesto por grandes acciones ciudadanas encabezadas por lideres cívicos, que desembocaron en la deposición del cargo presidencial de Serrano Elías en 1993 y se iría al exilio a Panamá donde se convirtió en un conocido empresario.
Desde la salida de Serrano Elías hasta enero de 1996 la presidencia de Guatemala fue asumida por Ramiro de León Carpio, quien fungiera como procurador de los derechos humanos y electo por el congreso de la república, un uno de los periodos de mayor desestabilidad política y social en el país. De León Carpio, durante su gobierno, inicio los diálogos directos con la guerrilla, promovió reformas constitucionales y logro un nivel mínimo de estabilidad institucional en Guatemala.
Alváro Arzú llega a la presidencia de Guatemala en el momento justo para ser él quien firmara los Acuerdos de Paz “firme y duradera”. Durante su gobierno demostró que sus intereses estaban íntimamente ligados a los cúpula de poder económico del país, priorizando obras de infraestructura como construcción de carreteras que generaban condiciones para el transporte de productos; además como es conocido, privatizó varias de las empresas nacionales, permitiendo la entrada con mayor fuerza, de empresas transnacionales que mantienen tratos directos con empresas de la oligarquía guatemalteca.
Del año 2000 al 2004 fue el turno de Alfonso Portillo para gobernar Guatemala, es recordado como un buen gobierno por muchos y muchas guatemaltecas, de hecho se entrometió con los grandes productores de azúcar, pollo, cemento, y cerveza y su régimen de privilegios, como poder económico nacional, lo que le valió tener enemigos acérrimos en estos espacios que lo llevarían a perder inmunidad como diputado del PARLACEN al dejar el cargo; sin embargo, el gobierno y Estado estructuralmente corrupto e ineficiente fueron la marca distintiva de este gobierno, Portillo seria encarcelado durante varios años en Guatemala hasta su extradición a U.S.A. donde se declararía culpable de peculado para acortar su sentencia.
Tras el controversial gobierno de Portillo llega al poder Oscar Berger, con el discurso de mantener un trabajo fuerte y continuo contra la impunidad y asumiendo el compromiso de fortalecer el estado de derecho en Guatemala; sin embargo su gobierno quedo marcado por una nueva crisis económica que desemboco en el cierre y quiebra del los bancos BANCAFE y BANCOMER, el robo millonario en el aeropuerto de la aurora y el caso PARLACEN en que fueron asesinados tres diputados de dicha entidad al entrar a territorio guatemalteco, en este caso fueron capturados como presuntos culpables cuatro agentes de la PNC, los cuales fueron ejecutados extrajudicialmente dentro de la cárcel donde se encontraban reclusos. Berger revirtió el trabajo hecho por el gobierno de Portillo y reforzó el régimen de beneficios y privilegios económicos para la clase económicamente dominante.
En el año 2008 inició el autodenominado tercer gobierno de izquierda, encabezado por Álvaro Colom, siendo uno de los gobiernos más recientes que ha tenido el país, no será difícil recordar que su gobierno fue caracterizado por políticas paliativas disfrazadas de “programas de cohesión social”, medidas insuficientes y prácticamente inútiles para frenar las dolencias sociales, la incursión del narco en Guatemala, un gobierno desarrollado en medio de escándalos sobre la relación matrimonial del presidente y la influencia y cuota de poder de la primera dama, un caso de asesinato en el que fue acusado el presidente y se convirtió en uno de los shows políticos más elaborados y vistosos de la historia de Guatemala, y un divorcio cuestionado donde la primera dama aspiraba (y lo sigue haciendo) a ser la primera mujer presidenta del país.
El sucesor de Colom fue el General Otto Peréz Molina, y con esto nos acercamos a la historia inmediata de Guatemala, un gobierno del cual no hay mucho que explicar ya que aún hoy, el expresidente, la expresidenta y otros personajes enfrentan juicios y cárcel por corrupción y otros delitos que fueron públicamente tratados, un gobierno inmerso en la corrupción y la estafa, que llevo a un descontento masivo, que, mediante aglutinaciones en la plaza central del centro histórico de la ciudad de Guatemala y otros puntos estratégicos derivaron en la renuncia de la formula presidencial Molina-Baldetti y la mayoría del gabinete de ministros del ejecutivo, aunque esta renuncia se dio en los últimos meses del mandato.
El tiempo de transición entre la renuncia del gobierno del partido patriota y la elección del nuevo y actual presidente de Guatemala fue asumido por Alejandro Maldonado, quien en esos pocos meses dio de que hablar al aprobar una iniciativa que violentaba de manera desvergonzada los derechos laborales, al promover la implementación de salarios diferenciados en varios municipios del país.
Y con todo este recorrido llegamos al actual gobierno representado por el excomediante Jimmy Morales, el actual presidente llego al poder en medio de uno de los procesos electorales más interesantes de las ultimas décadas en el país, proceso en el que por primera vez aparecieron más de dos fuerzas electorales y se rompió con la tradición de “gana la elección el que quedo segundo en la anterior” los desatinos de este gobierno han sido tantos y en tan corto tiempo que realmente perdió la poca legitimidad que tenia muy pronto, y aunque con el discurso de que no tiene un pasado que esconder, o que, él representa una nueva clase política en el país, sigue teniendo un séquito de seguidores que lo defienden con un clamor casi religioso.
La verdad es que ni Jimmy Morales, ni quienes le sigan en el poder tendrían la capacidad política de generar transformaciones que mejoren las condiciones de vida de todas y todos, ya que el enemigo no es tal o cual gobierno, ni el que esta de turno, ni el que ya esta siendo juzgado, mientras no se enfoquen los esfuerzos políticos y populares en la transformación de la naturaleza del estado las cosas poco podrán cambiar.
Tomemos en cuenta lo siguiente, todos los gobiernos “democráticamente electos”, como vimos en los párrafos anteriores, se han desarrollado en medio de farsas, robo, corrupción, escándalos, ejecuciones extrajudiciales, ataques a la ciudadanía y la consolidación de la oligarquía nacional, todos han terminado con el total descontento del pueblo y todos y cada uno deben ser investigados para buscar justicia.
La situación a contemplar aquí es, ¿Guatemala a tenido mala suerte al elegir a sus gobernantes? ¿o este sistema democrático esta pre-diseñado para asegurar la impunidad de los criminales que lo manejan?
Cuando: las instituciones del estado no cuentan en su orgánica con mecanismos que permitan su efectiva fiscalización y cuenten con modelos de gestión inadecuados que causan que el gasto público sea mal dirigido y despilfarrado, cuando la estructura del congreso funciona de manera que un solo partido político pueda manejar la dirección de las decisiones en materia de leyes, comprando votos o promoviendo el transfugismo político, mientras el gasto público pueda priorizar el gasto militar por sobre el gasto en educación sin rendir cuentas ni proponer alternativas, Guatemala seguirá siendo el caldo de cultivo para mafiosos y politiqueros que es hoy por hoy.
Mientras la naturaleza del estado privilegie a la clase dominante, los problemas estructurales históricos, como la inequidad en la distribución de riquezas y tenencia de tierras, no cambiaran. Ningún gobierno tendrá la capacidad de cambiar ni un poco las desigualdades sociales porque no tendrá herramientas que realmente funcionen para eso, y no es excusar de ninguna forma, las incoherencias y atrocidades de este gobierno y los anteriores, sino que es recordar que la apuesta va más allá de ostentar el poder, debe tomarse cuenta que, parte del problema es que la izquierda en Guatemala no ha tenido la capacidad de convertirse en una opción.
No existen liderazgos de la izquierda, que representen una oportunidad real de llegar al manejo del Estado y comenzar estas transformaciones estructurales, para que existan condiciones para menguar la desigualdad social y mejorar la vida de todas y todos, es por eso que más allá de repetir lo que todo el mundo dice del gobierno, debemos fortalecer la organización popular, urbana, comunitaria y de todo tipo, de cara a fiscalizar de cerca el trabajo de los gobiernos y el funcionamiento del estado para conseguir los cambios que se necesitan y dejar de tapar el sol con un dedo, en la plaza central rodeados de banderas, y un montón de desconocidos sin una causa común.
Es necesario repensar la Democracia, cualquier tipo de gobierno, siempre y cuando, sea diseñado por la clase dominante y las cúpulas económicas del país, responderá a los interés esta clase social. Es por eso que sin perder de vista el trabajo del actual gobierno, nuestros esfuerzos deben estar enfocados en transformar el Estado de Guatemala en uno que funcione para todos y todas, los esfuerzos deben ver más alla del payaso de moda, los esfuerzos deben ir tras la vida.