¿Se privatizará el desarrollo mundial?
0En los últimos diez años, más de un billón de dólares ha salido de América latina y el Caribe en calidad de Flujos Financieros Ilícitos (FFI). Más del 80% de toda esta fuga de dinero corresponde a actividades de tipo comercial ilícitas, es decir elusión, evasión y fraude tributario de grandes corporaciones. El resto es de la corrupción y del crimen organizado.
Por Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos
En los últimos diez años, más de un billón de dólares ha salido de América latina y el Caribe en calidad de Flujos Financieros Ilícitos (FFI). Más del 80% de toda esta fuga de dinero corresponde a actividades de tipo comercial ilícitas, es decir elusión, evasión y fraude tributario de grandes corporaciones. El resto es de la corrupción y del crimen organizado.
Si todo ese dinero se usara para financiar el desarrollo sostenible, se lograría reducir las profundas desigualdades que afectan a la región y al mundo en desarrollo, sin depender de las fuentes externas de financiamiento. Este saqueo supera la sumatoria de la inversión extranjera directa (IED) y la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Es por ello que la cumbre de Adís Abeba, Etiopía, en julio próximo, será tan importante para alcanzar un acuerdo coherente en materia de financiamiento para el desarrollo de los países del sur.
Todo indica, lamentablemente, que en lugar de abordar esta agenda de manera decisiva, muchos de los bloques de los países más poderosos del planeta – que siguen estancados en crisis fiscales – ven en Adís Abeba la oportunidad de que sus grandes empresas privadas hagan nuevos negocios. Es decir, convertir el proceso de Financiamiento para el Desarrollo (FpD) de Naciones Unidas en un mecanismo para salir de su propia crisis.
Esta apuesta por privatizar el desarrollo implica que los flujos de AOD se destinarían al sector privado, en lugar de ir directamente a los proyectos de desarrollo. Asimismo, que se consagren los esquemas de Alianzas Público-Privadas (APP), especialmente en infraestructura. Movilizar recursos públicos para apalancar inversión privada implica transferir el riesgo del sector privado al público, es decir a los contribuyentes, y generar nuevos riesgos de endeudamiento público.
El desarrollo es más que sólo cemento, y los Estados en desarrollo, incluidos los de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), lo tienen bien claro, pues siguen sustentando, semana tras semana en la Organización de Naciones Unidas (ONU), que el desarrollo es ante todo un asunto del sector público.
El Financiamiento para el Desarrollo (FpD), cuya cita cumbre será en Adís Abeba, es el único proceso global en el que todos los países del mundo tienen voz propia para revisar las reglas económicas y financieras internacionales con el mandato explícito de fomentar el desarrollo de los países del sur. Asimismo, se debe impedir que este termine siendo asaltado por los intereses privados.
En un contexto de re-bilateralización de las relaciones internacionales, el 2015 podría quedar en la historia como el año del multilateralismo, siempre y cuando los líderes de los 194 países del mundo zanjen, en el marco de la ONU, toda la agenda Post 2015 de las próximas décadas: los recursos económicos para el desarrollo en Adís Abeba en julio (FpD) y la lucha por una visión integral del desarrollo en Nueva York en septiembre (cumbre especial de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible / ODS 2015), para terminar con un acuerdo eficaz para enfrentar el cambio climático en París en diciembre (Convención de Naciones Unidas sobre el cambio climático / COP21).
La conferencia de Adís Abeba debe marcar el ritmo para lo que viene, y los países de la región tienen que poner la vara alta para generar cambios globales. Se trata del futuro de la humanidad. Eso es lo que está en juego.
Si Adís Abeba se circunscribe a financiar solo los ODS privilegiando a las APP y en general privatizando el desarrollo, entonces el multilateralismo va a desaparecer en favor de los fondos buitre, la financiarización de las economías y el dominio de las corporaciones. Los temas económicos que están detrás del FpD requieren de la renovación de las propuestas y de una estrategia de implementación sólida más allá de julio, y eso no solamente puede quedar solamente en manos de los países del sur.