Sangre en los calzones
0Seguimos luchando con la sangre en los calzones
Platicaba con ella. Más de una década de edad nos distancia entre lo que a ella le gusta ahora y lo que yo prefiero en el presente. Sin embargo, lazos de confianza se vieron evidenciados mas allá de solo sentirlos; «Miss, fíjese que me bajó.» Me emocioné con la noticia y me llenó de alegría que me lo compartiera. Compartimos juntas algo muy especial porque yo también estoy menstruando.
Por Paula Orellana
Llevaba ya 3 días menstruando, cuando me vuelve a decir preocupadísima: «sentí como que me estaba haciendo pipí y cuando fui al baño me había manchado mi calzón». Le dije que no se preocupara; es solo sangre y que si yo le contara todos los calzones que he manchado, se sentiría mejor; pero no se sintió mejor. Sintió asco.
Cuando percibí esto, sentí tristeza. Yo estaba genuinamente triste.
Interrumpí la actividad que estaba haciendo; esto se trataba del resto de la vida de la que me trataba por confidente.
Hablamos de la sangre y su significado. Lo hermosa que es y cómo es enormemente especial. Que la sangre es un mensaje de nuestro cuerpo para nosotras. Que la vida fluye y que a veces duele y no estamos obligadas a que nos guste, pero que darle un sentido personal era imperativo para evitar que las opiniones de lxs demás nos invadieran el corazón; nuestro corazón que bombea nuestra sangre.
Le dije que no permitiera, QUE JAMÁS PERMITIERA que alguien le dijera que la sangre es sucia, que ella es sucia cuando menstrua. Le pedí que no dejara que la censuraran y que no deje que le inyecten la idea que su sangre es el mayor secreto que debe guardar.
Que no es sangre violenta, al contrario, es sangre de paz.
Que la fuerza se encuentra con el tiempo, pero que nace en algún momento y cuando nace, se usa.
Veo cómo sus lágrimas llenaron sus ojos. Veo cómo caen por sus mejillas. Ella lloraba porque al primer tercer día de su primer ciclo menstrual, ella ya sabía de lo que estaba hablando. Ya le habían dicho desde pequeña todo eso. Yo comparto sus lágrimas en mis adentros; no fui capaz de llorar con ella por una falsa fuerza que le quise demostrar… Hipócrita… A mí también me dolió. Me duele y me seguirá doliendo que a sus 11 años la sociedad la esté construyendo desde ya como nos construyen a todas las mujeres.
Fuerza a todas. Fuerza a ti.
Seguimos luchando con la sangre en los calzones.