Qué hay detrás del regreso a Jerusalén: la historia de las relaciones entre Guatemala e Israel
1La decisión del gobierno de Jimmy Morales de retornar la embajada de Guatemala en Israel, ubicada en Tel Aviv, a Jerusalén, parece responder a múltiples intereses de por medio, coyunturales e históricos. Las presiones estadounidenses por un lado, y la dependencia de la administración de Morales en poderosas fuerzas económicas y políticas con un largo historial de alianzas con Israel, indican ser los factores que precipitaron la decisión diplomática. Los efectos de esa acción aún están por verse de lo que se considera un craso error de la diplomacia del gobierno de Morales, aunque por ahora sobresale el temor que se vea a Guatemala como enemigo de los países islámicos.
Por Luis Solano
De regreso a Jerusalén
En una nota que el mandatario Jimmy Morales publicó en su dirección personal de Facebook, el 24 de diciembre, dio a conocer la decisión adoptada de retornar la embajada guatemalteca a Jerusalén, acción diplomática tomada dos semanas después que el gobernante estadounidense Donald Trump anunciara que reconocía a Jerusalén como la capital de Israel y que trasladaría allí a la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv. La decisión también se dio a pocos días que Trump presionara para que se votara en contra de la resolución que la Organización de Naciones Unidas (ONU) se disponía a realizar contra la decisión del gobernante estadounidense.
El 6 de diciembre, Trump reconoció oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel, convirtiendo a los Estados Unidos en el primer y único estado del mundo que lo hace. Trump agregó que el Departamento de Estado iniciaría el proceso de traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, cumpliendo así una de las promesas de su campaña electoral.
La decisión de Trump provocó la reacción inmediata de los gobiernos árabes musulmanes que convocaron a la Asamblea de la ONU para votar contra la decisión estadounidense, mientras que el presidente israelita, Benjamin Netanyahu, agradecía el gesto de Trump.
El 20 de diciembre, la Asamblea General de la ONU sostuvo una sesión de emergencia para votar un proyecto de resolución que rechazaría la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, después de que Estados Unidos vetó una medida similar en el Consejo de Seguridad. La sesión de emergencia fue solicitada por Turquía y Yemen en nombre del grupo de países árabes y la Organización de Cooperación Islámica (OCI).
De acuerdo con un cable de la agencia de prensa AFP, fechado el 20 de diciembre de 2017, entre los países árabes, se encuentra uno de los principales aliados estadounidenses, Egipto, que también se pronunció: “Al igual que el texto que presentó Egipto ante el Consejo de Seguridad, el proyecto de resolución que votará la Asamblea de 193 países no menciona la decisión de Trump, pero expresa «una profunda preocupación sobre las recientes decisiones acerca del estatuto de Jerusalén».”, indica AFP.
Ese mismo día, el 20 de diciembre, Trump había amenazado a los países que votaran a favor de esa resolución que la ONU se disponía a realizar. Distintos medios de prensa destacaron que Trump amenazó con cortar el financiamiento estadounidense a aquellos países que apoyaran la resolución de la ONU de condenar el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
En declaraciones en la Casa Blanca, Trump había denunciado a «todas estas naciones que toman nuestro dinero y luego votan contra nosotros en el Consejo de Seguridad y potencialmente votan contra nosotros en la Asamblea -General de la ONU-…Toman cientos de millones de dólares e incluso miles de millones de dólares y luego votan contra nosotros. Bien, estaremos observando esos votos», prosiguió. «Déjenlos votar en contra nuestra. Ahorraremos un montón. No nos importa», afirmó.
El 21 de diciembre de 2017 la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó por amplia mayoría (128 países a favor, 35 abstenciones y 9 en contra) la Resolución A/ES-10/L.2297, indicando en sus cuatro incisos, de manera resumida, que todas las decisiones y los actos que pretendan modificar el carácter, el estatuto o la composición demográfica de Jerusalén no tienen efecto jurídico alguno, son nulos y sin valor y deben revocarse en cumplimiento de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad. Asimismo, exhorta a todos los Estados a que se abstengan de establecer misiones diplomáticas en la Ciudad Santa de Jerusalén y exige que todos los Estados cumplan las resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a la Ciudad Santa de Jerusalén y no reconozcan actos o medidas que contravengan lo dispuesto en esas resoluciones.
El voto de Guatemala y las reacciones
La ministra de Relaciones Exteriores, Sandra Jovel, reaccionó ante las múltiples opiniones nacionales y extranjera por la decisión diplomática de Guatemala de votar en contra, indicando que la decisión de trasladar la embajada de Guatemala a Jerusalén “está firme” y que no se tuvo ninguna presión de EEUU.
Su opinión llegó justo cuando gobiernos islámicos han estado reaccionando fuertemente contra el gobierno de Guatemala, como el de Indonesia (un importante importador de azúcar guatemalteca) cuyo Ministerio de Relaciones Exteriores denunció que la medida adoptada de Guatemala va contra el derecho internacional sobre el estado de Jerusalén. Otro gobierno, el de Qatar, consideró la decisión guatemalteca como “inválida y provocadora”, mientras que el de Jordania calificó de “violación flagrante de la legislación internacional”. Mientras tanto, el Ministro de Ministro de Relaciones Exteriores de Palestina, Riyad Al Malki calificó de “vergonzoso” el anuncio del traslado de la embajada hacia Jerusalén.
Opinión contraria es la de los sectores más conservadores y radicales religiosos del Partido Republicano estadounidense, quienes se han congratulado por la decisión de Trump, al igual que la adoptada por Jimmy Morales, tal es el caso de lo expuesto por el excandidato presidencial y senador por Texas, Ted Cruz, hijo del predicador cristiano el cubano-estadounidense, Rafael Cruz.
Cardamomo e intereses comerciales
Una de las declaraciones más serias que se contrapone a la decisión de Jimmy Morales, en el contexto de las relaciones comerciales e intereses económicos de Guatemala, fue la del presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), Antonio Malouf (de descendencia árabe, su padre Antonio Malouf Gabriel fue embajador de Guatemala en Egipto durante el gobierno de Óscar Berger -2004-2007-), quien afirmó estar preocupado por el traslado de la embajada de Guatemala a Jerusalén debido a que los países árabes son el principal cliente del cultivo de cardamomo, por lo que espera no se cree una debacle comercial.
Los temores de Malouf provienen de las experiencias previas, una, durante el gobierno de Ramiro de León Carpio, en septiembre de 1994, cuando se hizo similar anuncio diplomático y luego se tuvo que dar marcha atrás ante las presiones árabes de suspender las compras de cardamomo guatemalteco. Catorce años antes, en septiembre de 1980, el gobierno del general Fernando Romeo Lucas García tomó la decisión de retirar la embajada de Jerusalén hacia Tel Aviv ante las presiones de la Liga Árabe para hacerlo. Por ello, el gobernante Jimmy Morales, habla del retorno de la embajada a Jerusalén.
Jerusalén es una ciudad internacional donde conviven árabes y judíos, reconocida como una Ciudad Santa compartida por cristianos, musulmanes y judíos pero controlada territorialmente por Israel desde 1967. Desde 1949, Israel la adoptó como su capital, pero no es reconocida así por la Organización de Naciones Unidas (ONU) que sigue considerando a Tel Aviv como la capital israelita.
Desde 1967, durante la Guerra de los Seis Días, librada entre Israel y los ejércitos árabes de Jordania y Siria, gran parte de Jerusalén pasó a manos de Israel, dejando la zona oriental en manos jordanas y donde se disputa la instalación de la capital de Palestina.
En julio de 1980, Israel declararía legalmente a Jerusalén como su capital, bajo la Ley de Jerusalén (anexando la parte palestina), algo que la ONU no reconoció, presionando a todos aquellos países que tenían sus embajadas en Jerusalén a trasladarlas a Tel Aviv, bajo la Resolución 478 con la que anulaba la Ley de Jerusalén y aconsejando ese retiro de embajadas. En esa ocasión, el voto estadounidense fue de abstención.
Si bien las presiones de la ONU fueron muy importantes para aquel traslado, en el caso de Guatemala decidió retirarse por motivos comerciales. Los países de la Liga Árabe, principalmente los ubicados en la península arábiga, inmediatamente montaron un boicot económico a los países que se mantuvieran en Jerusalén. En el caso de Guatemala, le afectaba sobremanera porque para 1980 el agronegocio del cardamomo se había convertido en su tercer producto de exportación más importante, y el 90% de su producción era exportado a la península arábiga.
Se recuerda que ante esa decisión Mario Sandoval Alarcón, entonces líder del hoy extinto partido Movimiento de Liberación Nacional (MLN), prometió que la embajada de Guatemala regresaría a Jerusalén. (Ver el libro de Jane Hunter: “Israeli Foreign Policy: South Africa and Central America”).
Si bien eran alrededor de 30 mil productores de cardamomo constituidos para 1980, las exportaciones eran controladas por una elite cafetalera asentada en Alta Verapaz, fundamentalmente, como lo es a la fecha. En aquel momento, esa elite exportadora de cardamomo se congratuló por la decisión gubernamental del retiro de la embajada manifestando que fue “una prudente decisión…que con ello no solo se cumple con el mandato de las Naciones Unidas, sino se protegen los intereses de millares de agricultores guatemaltecos dedicados a la producción de cardamomo”.
De acuerdo con la Agencia de Exportadores de Guatemala (AGEXPORT) y estadísticas del Banco de Guatemala, el país es el principal productor de cardamomo en el mundo, con cerca de 40 mil productores involucrados organizados en la Asociación de Exportadores de Cardamomo (ADECAR) y la Asociación de Cardamomeros de Guatemala (CARDEGUA). Serán estas instancias las que tendrán que presionar al gobierno de Morales a que dé marcha atrás, en caso ocurra lo que se prevé de parte de los gobiernos árabes de boicotear las exportaciones de cardamomo.
En 2016, las exportaciones de cardamomo de Guatemala fueron de US$229 millones y aproximadamente el 65% fue adquirido por países árabes, y tres países concentrando el 50% del total: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania. El otro 50% se distribuye en 50 países de todos los continentes. En 2017 se proyectan US$270 millones de exportaciones, con la misma estructura del mercado, haciéndole el cuarto producto de agroexportación más importante después del café, azúcar y banano.
Paradójicamente, la decisión adoptada por el actual presidente de la República, Jimmy Morales, tiene sus contradicciones diplomáticas tal como la manifestada en 1980 por el entonces primer ministro israelita en aquel momento, Menachem Begin, al conocer la decisión guatemalteca, dijo que: “ha deplorado el retiro de las embajadas de Guatemala y República Dominicana particularmente, países que han tenido que aceptar la humillación de trasladar sus misiones diplomáticas por las amenazas del bloqueo comercial árabe” (La Nación, 8 de septiembre de 1980. Editorial. Desaparecido diario guatemalteco).
En el momento actual, una lectura paralela es que esa “humillación” vendría de Estados Unidos y de las veladas amenazas de Trump, en donde se ponen en juego el millonario financiamiento ofrecido para el Plan Alianza para la Prosperidad y las multimillonarias remesas provenientes de los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos, estimadas en US$8 mil millones para 2017.
El trasfondo del retorno
El 22 de diciembre, diputados de la denominada Liga de la Amistad Parlamentaria de Guatemala-Israel, conjuntamente con otros diputados, habían solicitado al presidente Jimmy Morales el traslado de la embajada guatemalteca a Jerusalén. La solicitud se hizo por medio de una misiva firmada por 50 congresistas.
Esa agrupación parlamentaria es presidida por el congresista Juan Manuel Díaz-Durán y la integran Ana Victoria Hernández (Todos), Julio Lainfiesta (Unión del Cambio Nacional), Mirma Figueroa (Alianza Ciudadana), María Cristina Quinto (Frente de Convergencia Nacional), María Eugenia Tabush (Visión con Valores), Fidel Reyes Lee (Unidad Nacional de la Esperanza) y Marcos Yax Guinea (Frente de Convergencia Nacional). También la integraba Christian Boussinot, sin embargo perdió su derecho de antejuicio este año, y actualmente se encuentra bajo prisión preventiva. Otros diputados que apoyaron la decisión fueron Fernando Linares Beltranena y Juan José Porras de VIVA, este último dijo que “Es una decisión que estoy apoyando, principalmente por la relación histórica que se ha tenido con el pueblo de Israel.” (Emisoras Unidas, 26 de diciembre de 2017). Porras agregó: “es un tema en el que siempre habrán posiciones encontradas pero más adelante veremos los frutos de esta decisión.”
Ese grupo de diputados, representantes de intereses conservadores y radicales religiosos neopentecostales, consideran que el mandatario Morales atendió su solicitud y esa habría sido la causa del porqué el gobierno decidió el retorno de la embajada a Jerusalén.
Sin duda, en la decisión de la diplomacia guatemalteca no fue un solo factor el decisivo sino una amplia gama de aspectos coyunturales e históricos.
Fundamental es el papel jugado por Israel durante los gobiernos militares de los generales Kjell Eugenio Laugerud García (1974-1978); Fernando Romeo Lucas García (1978-1982); Efraín Ríos Montt (1982-1983) y Óscar Humberto Mejía Víctores (1983-1985). Un período de diez años donde Israel, un aliado fundamental de los bloques de poder guatemaltecos, se fue posicionando por medio de la cooperación económica, técnica y científica gracias a las estrechas relaciones sostenidas desde la fundación del Estado de Israel en 1948, cuando el gobierno de Juan José Arévalo, respaldó a Israel en esas aspiraciones con altos costos para el pueblo de Palestina.
Pero fue en ese período que ocurrieron las intensas guerras civiles centroamericanas, la contrainsurgencia y las guerras de baja intensidad en las que Israel jugó un papel fundamental. Por un lado, con la venia del gobierno del republicano Ronald Reagan, Israel se posicionó como el principal Estado que proporcionó armamento, equipo militar, entrenamiento, asesorías, municiones, tecnología computarizada y transporte militar a los gobiernos militares guatemaltecos durante la cruenta guerra civil de ese período.
Durante el gobierno del demócrata James Carter (Jimmy) -1977-1981-, Estados Unidos había suspendido la asistencia militar al gobierno de Lucas García debido a las violaciones de derechos humanos que estaban ocurriendo. No obstante esa suspensión, la administración de Reagan se apoyó en Israel para respaldar la guerra contrainsurgente en Guatemala y la guerra librada por la llamada Contra nicaragüense.
Fue con el gobierno de Laugerud García, primero con el proyecto agrícola basado en extensivo sistema de cooperativas, fundamentalmente en la Franja Transversal del Norte (FTN) en lo que hoy se conoce como municipio de Ixcán, el cual era impulsado por el gobernante; y luego con el transporte aéreo de los aviones ARAVÁ que Israel comenzó adentrarse en Guatemala y construir un andamiaje técnico-militar que posteriormente será clave en los años más intensos de las guerras contrainsurgentes y de baja intensidad.
Fue durante ese gobierno, entre 1975 y 1977, que el reconocido general israelita Ariel Sharon, entonces comerciante de armas y ayudante del primero ministro de Israel, Yitzhak Rabin, construyó una red de comercio de armas en Guatemala. En 1981, Sharon sería nombrado Ministro de la Defensa y luego, en 2001, Primer Ministro. Por medio de esa red, se suministraba equipo militar israelita a Centroamérica y México, de acuerdo con el libro Profits of War, del oficial de inteligencia de Israel, Ari Ben-Menashe, que describe las actividades de Israel en Guatemala.
El representante en Guatemala de los negocios de Sharon fue Pesach Ben-Or (Pessach, Pesakh o Passant), propietario de la empresa Eagle Military Gear Overseas (conocida también como Eagle Military Gear Overseas o Desert Eagle), clave en el suministro de equipo militar en Guatemala desde finales de la década de 1970. La empresa aún está activa en Guatemala, según Guatecompras, en el Hotel Cortijo Reforma, donde se instaló desde sus inicios.
En los años 80, Ben-Or fue identificado como el jefe de la estación en Guatemala de la Mossad, la agencia de inteligencia israelita con estrecha conexión en el suministro de armas a la Contra nicaragüense en su guerra contra el gobierno Sandinista cuya administración había generado estrechas relaciones con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), enemigo de Israel. (Ver más al respecto en el libro ya citado de Jane Hunter).
Fue Eagle la que en 1983 construyó un complejo militar en Alta Verapaz, que luego sería conocida como la fábrica de municiones del Ejército de Guatemala, con capacidad para producir partes o fusiles completos Galil y sub-ametralladoras UZI, dos de las principales armas israelitas durante la guerra civil en Guatemala.
Previamente, durante el gobierno de Lucas García, Israel comenzó a dar asesorías en métodos de interrogación conjuntamente con asesores argentinos y chilenos, y un sistema de computadoras especializadas en procesamiento de datos militares y de control poblacional, instalado por la empresa israelita Tadiran Israel Electronics Industries Limited, una de las importantes en tecnología militar en Israel, autorizada para operar en Guatemala con un capital de US$12 millones y aún activa según el portal de Guatecompras (Inforpress Centroamericana, 8 de septiembre de 1983). Según el diario francés Le Monde Diplomatique, Israel también dio asesoría para la instalación de la escuela militar en electrónica y transmisión, la primera en su género en América Latina. (Inforpress Centroamericana, 6 de diciembre de 1984).
Durante el gobierno de facto de Ríos Montt, llegado al poder tras un golpe de Estado por militares formados y asesorados por Israel, plenamente respaldado por el gobierno de Ronald Reagan y por las iglesias neopentecostales estadounidenses, fueron organizadas las “aldeas estratégicas” o “modelo” en el marco del Plan de Asistencia a las Áreas de Conflicto (PAAC), inspiradas en el modelo israelita del Kibutz y del Moshav. La asesoría israelita y los militares guatemaltecos formados en Israel para el efecto, no pasó por alto. Incluso, la semejanza entre las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) de Guatemala y los Comités de Pobladores israelíes.
El entrenamiento a los aparatos de seguridad empresarial y finquero guatemalteco, más el negocio de la seguridad privada y de servicios electrónicos fue el destino de muchos asesores israelitas, negocios rentables que hoy perduran.
En los libros “Cocaine Politics. Drugs, Armies, and The CIA in Central America”, cuya autoría corresponde a Peter Dale Scott y Jonathan Marshall, y en “The Irán Contra Connection”, de los mismos autores y Jane Hunter, se explica a profundidad y con fuentes israelitas del papel jugado por Pesach Ben-Or durante la guerra Contra, sus conexiones con el narcotráfico, los oscuros negocios tejidos con los cubanos exiliados en Miami y los servicios secretos de inteligencia estadounidenses e israelitas, y el oscuro mercado de las armas. Relaciones y fenómenos que con los años se consolidarán en el istmo centroamericano dando vida a las redes de crimen organizado actuales.
No cabe duda que tras la decisión de Jimmy Morales pesan fundamentalmente intereses mucho más complejos. Las viejas alianzas militares en las guerras centroamericanas, las religiosas neopentecostales, católicas ultraconservadoras, el movimiento ríosmontista y todos sus aliados militares y empresariales beneficiados con el apoyo de Israel en la guerra contrainsurgente. La base en la que se sostiene el gobierno de Jimmy Morales y que ha tratado de incidir en decisiones trascendentales, como en el futuro de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
muy buena investigación. Lamentablemente Guatemala no es soberana y dependemos de lo que los USA nos ordene en materia política internacional. Me atrevo a decir que de esto depende la estabilidad del gobierno de Jimmy Morales, quienes en el congreso esta siendo protegido por los diputados al servicio del Sionismo internacional.