El sistema de parentesco garantiza la sumisión de la mujer
0Compartimos una serie de notas del segundo encuentro del seminario cobre Feminismo y Socialismo.
Por Ceppas
Clase, desigualdad y sistema parental. El próximo encuentro es el martes 7 de abril a las 18 hs. en la sede del CEPPAS, 13 calle 2-14, zona 1, ciudad de Guatemala. Bibliografía: Heller, Agnes, La revolución de la vida cotidiana, Barcelona: Península, 1982, 29-69. DESCARGAR PDF.
Este encuentro discutimos sobre clase y división social y sexual del trabajo a partir del texto “Hacia una razón de la crítica patriarcal” de la filósofa Cecilia Amorós. Para ello, el debate se estructuró alrededor de cuatro preguntas generadoras:
1. ¿Qué es la división sexual y qué es la división social del trabajo?
Primariamente, hay una definición cultural del sexo; después, también culturalmente, se hace una división del trabajo o de roles conforme a lo anterior. No es al revés.
2. Según las categorías del texto, ¿cómo se define y cómo se diferencia a hombres y mujeres?
Comúnmente, se definen a hombres y mujeres como una complementariedad pero asimétrica. Donde el hombre es el productor (ligado a lo cultural) y la mujer es la reproductora (vinculada a lo natural). Pero no hay nada de cultural en este tema, todo es culturalmente definido.
3. ¿Cómo el sistema de parentesco es parte de la asignación de roles?
El parentesco es un sistema ideológico. La asignación de tareas y de roles es justificada en forma simbólica a través de los mitos. Lo que es diferencia biológica es trasladado al plano de la ideología.
4. ¿Cómo el capitalismo aborda/asume la división sexual del trabajo?
El capitalismo lejos de destruir la división sexual del trabajo la refuerza. Reconoce a la mujer dentro del mercado pero solo de paso, mientras no cumpla su rol de reproductora. Por esta razón, el salario es diferenciado.
Lo que se perfila claro es que a la división social del trabajo, la mujer ya llegó en desventaja. Por la previa diferenciación sexual. Otro aspecto importante a tratar es el lugar que le corresponde al trabajo de la mujer (madre, hija, hermana, abuela), no pagado, en el hogar, cuidando y alimentando a los niños y a los hombres. Este trabajo forma parte de la plusvalía, es decir de esa cuota de trabajo robada por el capitalista. Se plantea que Marx sí notó estos factores, pero no hizo de ello el nudo central de su discurso.
En otras palabras, el sistema patriarcal lo que hace es ideologizar lo natural. Lo hace a través del sistema de parentesco que es el que, en definitiva, asigna los roles dentro de la familia. Es la forma de garantizar la sumisión de la mujer.
Si la pura diferencia sexual no es suficiente, se construye un sistema ideológico que lo refuerce. Y el mito de la coherencia es muy eficiente para ello, tomando en cuenta de que no es el mito el que antecede a la sociedad, porque se crea solamente donde ya hay algo que exponer. El mito procede de una sociedad ya organizada y estratificada.
El patriarcado debía apropiarse del control de factores: el útero y los hijos de las mujeres. El mito más grande que se ha creado es el de la naturaleza, porque sólo se la conoce desde la cultura. De allí en adelante, lo natural pasa a ser absoluto, inapelable.
La violencia simbólica controla igual que la guerra. No de manera metafórica, es real, genera impactos reales. Para ello ver a Bordieu. Es por eso que la mujer y el hombre no sólo deben ser mujeres y hombres; también deben parecerlo. La biología no es suficiente. De allí que haya que prohibir y propiciar ciertas prácticas. Esto lo genera el el sistema de parentesco. Ejemplo típico: con quién sí y con quién no podemos acostarnos.
Visitá la página del Centro de Políticas Públicas para el Socialismo (CEPPAS) para conocer más de esta organización.