Crónicas del Genocidio # 5
0CRÓNICAS DEL GENOCIDIO #5
Rodrigo Véliz Estrada
Centro de Medios Independientes (CMI)
El plan original era escribir algo especial, con cierta profundidad, sobre las declaraciones que recientemente realizaron mujeres ixiles en el juicio que acusa por genocidio a Ríos Montt y Rodríguez Sánchez. Este era el objetivo hasta que presencié los relatos en la Sala de Vistas. Simplemente las palabras no me salen como hubiera querido, y prefiero ser sintético. Otras personas tendrán mejores capacidades para lidiar con este sentimiento.
Es ese sentimiento fuerte que sin uno darse cuenta, tras breves segundos, provoca tensiones en las facciones faciales. Una honda preocupación se apodera de uno. Son esos relatos que nos hacen perder, aunque sea por unos instantes, toda fe en la humanidad.
¿Cómo es posible llegar, de manera tan degenerada y sádica, a ese tipo de acciones? ¿Qué tipo de dinámica se establecía con la llegada del ejército a las comunidades? ¿Son serios los militares y gente afín que opina que los organizadores intelectuales de las condiciones para que esos actos ocurrieran no deberían estar, como mínimo, en una prisión?
No me puedo permitir utilizar este espacio para reproducir los espeluznantes sucesos.
Lo único que quisiera sacar de este sentimiento (que genera tanto malestar en mi cuerpo… ¡que escucha un relato a treinta años de distancia!), es mi abrumador respeto por las mujeres ixiles que, con eso tras las espaldas, se atrevieron a dar su relato para enjuiciar a una parte de los criminales que permitieron eso. El alivio que ha de significar contar lo ocurrido es un elemento fundamental de la justicia. Es una reivindicación histórica en proceso de cumplirse.
Bien lo dijo una de las testigos: «Vengo aquí a declarar por la tristeza que me provocaron en ese tiempo y vengo por justicia»
En una sociedad como la guatemalteca, donde la mujer continúa ocupando escalones diferenciados en el efectivo cumplimiento de derechos fundamentales, una sociedad que arremete cotidianamente con violencia contra ellas ¡contra el 50% de la población! No se puede más que aplaudir tan valerosa acción.
¡Qué valientes las mujeres ixiles! ¡Y qué cobardes los militares!