¿La sexualidad, existe?
0Nos podemos reproducir a tales edades, con tales personas, en determinadas circunstancias y no podemos hacerlo en otras. La sexualidad se ubica ahí, entre la posibilidad y la prohibición.
Una de las más grandes aberraciones de la humanidad es habernos enseñado a ligar a la sexualidad con la reproducción. No sólo como inseparables, sino como un todo. La verdad es que si ahora mismo hiciéramos el ejercicio de enlistar los “órganos” reproductores y los “órganos” sexuales, no sabríamos exactamente cuáles corresponden con qué, algunos estarían en ambos listados, otros en el listado equivocado, a algunos los dejaríamos por fuera. Esto es una evidencia de que aprendimos a vivir lo que llamamos sexualidad ligado (inevitablemente) a la reproducción. No está de más decir que esta vinculación es artificial y arbitraria. Pero hay más todavía, mucho más.
Por Gabriela Miranda García
Tan fácil es decir “Toda vagina es dentada” como “Toda mujer es un útero”. Ambas, aunque parecen contrarias, responden a una misma lógica: la desigualdad de las mujeres y la represión sexual.
Podríamos preguntarnos por los elementos con los cuales definimos la sexualidad: diríamos cuerpo, vagina, clítoris, deseo, amor, ternura, placer, coito, preservativo, sexo y muchas más. Incluso los más osados dirían poder o dominación. Podría ser infinito, casi cualquier cosa, ¿y entonces, qué es la sexualidad? ¿dónde comienza y dónde termina? ¿cuál es su función en la vida? Y mejor aún, ¿cuál es la intención de su materialización?
Desde mi punto de vista, la sexualidad no existió siempre, lo que llamamos sexualidad es la simple administración de la reproducción. Trataré de explicarme.
La reproducción humana tiene numerosos controles, sobrentendidos, acuerdos tácitos y temores. Se ubica entre la obligación y la prohibición. Nos podemos reproducir a tales edades, con tales personas, en determinadas circunstancias y no podemos hacerlo en otras. La sexualidad se ubica ahí, entre la posibilidad y la prohibición.
Es decir, la sexualidad es una especie, no sé si de llave o de abismo, para mediar con la reproducción. En sociedades arcaicas en donde la forma de reproducción era el libre acoplamiento no se necesitaba de conceptos sobre sexualidad, aún cuando se tuviera sexo cuyo fin fuera meramente el placer o la socialización.
Entonces, creo que ligar la sexualidad con la reproducción deviene simplemente de la creación del concepto moldeable, maleable y ambiguo de la sexualidad.
La sexualidad es un intersticio fabricado para asegurar una reproducción correcta, es decir una reproducción que asegure los fines del capital, la mano de obra, la explosión demográfica, el blanqueamiento, la prohibición de la movilidad de las mujeres entre muchísimas otras formas de control político, económico o cultural.
Lo que llamamos sexualidad, las palabras de las que disponemos para nombrarla, sólo son herramientas que administran para que ocurra la reproducción de una forma determinada.
¿Cómo hacen el amor las personas ancianas, con capacidades múltiples, de razas diferentes (o desiguales), del mismo sexo o incluso, las personas feas? ¿Por qué imaginamos que quien hace el amor es gente joven y hermosa, heterosexuales, etc.?
El control de la reproducción siempre ha existido, a las mujeres se les expropió el conocimiento anticonceptivo y no fue sino hasta los sesenta cuando este instrumento fue “casi” devuelto. La reproducción nunca es un animal desenfrenado, indómito, ni lo es la sexualidad, la reproducción se controla a través de la sexualidad. Según lo que aprendemos sobre la sexualidad nos reproducimos. Es decir, lo que se regula es la reproducción y para ello se inventó todo lo que llamamos sexualidad, y ésta se creó en esta dupla de permitir y prohibir. Es así que se niegan, invisibilizan, censuran o prohíben las prácticas sexuales que no se encaminan a una reproducción o una reproducción ortodoxa y adecuada.
La reproducción regulada da tantos hijos, a determinada edad, de tales colores, en determinados lugares y en ciertas clases sociales. Es decir: la reproducción está calculada para mantener relaciones de poder. Lo que se usa para ello es la sexualidad, por ello la sexualidad no es biológica sino tiene un principio histórico cuyo único fin es el control de la reproducción.