Solidaridad banal
0Por *André González
La solidaridad se vuelve banal en un mundo donde todo pierde peso y consistencia debido a la carencia de ideas que sufre la sociedad. Hoy el poder manda entristecerse por un atentado en París. Maldecir islamistas por “ser diferentes”, por ser considerados una amenaza por el simple hecho de pensar de otra forma. La base de este caos es el desconocimiento hacia quienes están al otro lado o cohabitan con nosotros dentro da la misma ciudad. No es una idealización del Islam, se trata de no generalizar y que toda acción debe tener un motivo, aún siendo esta muy retorcida.
No son acciones para aplaudir las perpetradas por estos grupos, pero lamentablemente quedan pocos inocentes en un mundo donde casi todos hemos colaborado a este descontrol con nuestra indiferencia. ¿Por qué la vida de un ciudadano de ciertos países europeos vale más que la de otros europeos? No es necesario compararla con la de un africano, en ese punto la brecha llega a ser abismal. ¿Cuántos africanos mueren cada año intentando llegar a Europa? ¿Cuántas personas se solidarizan con ellos, se indignan por ellos?
¿Por qué tiene tanta repercusión el asesinato de 12 franceses y la de miles de niños sirios es insignificante? En países donde la violencia en todas sus expresiones ya es parte arraigada de la cultura, la indiferencia hace mover la rueda de la cotidianidad. En esos países es donde la indignación (con situaciones particulares, algo que sucede en Francia, España, Canadá) es muy evidente, pero al mismo tiempo es como la espuma, dura lo que tarde en producirse otro suceso que distraiga esas vidas vacías.
Si la “pena”, “solidaridad”, “angustia” fueran de verdad, todos fuésemos el niño afroamericano asesinado el año anterior por un policía, las mujeres asesinadas en México, la bebe gitana que no pudo ser enterrada por negativa de un alcalde. Sucedió en Francia (capital actual de la solidaridad mundial), en un poblado cercano a París. ¿Por qué no trascendió un hecho tan deplorable como este? Quizás ser gitano no es lo mismo que ser francés, aún siendo gitano-francés.
El asesinato de los 12 franceses es un acto abominable, pero también los son las muertes diarias en América Latina, África, Siria, Irak y cualquier rincón del planeta. La muerte y estupidez ganan terreno. Lo trivial como punto inicial. Lo superficial es la panacea actual, la ideología que da sentido y movimiento a las vidas.
París absorbió a Ayotzinapa, 12 ciudadanos franceses tienen más peso e importancia que 43 jóvenes mexicanos. ¿Cuáles son las diferencias? En Francia realizan una persecución feroz contra los asesinos, en México y el mundo poco a poco la masa enajenada los va olvidando. Mantienen viva su imagen y lucha por ellos quienes lo hicieron desde el inicio, no por moda, simplemente por necesidad de justicia.
Doce franceses son más importantes que un juicio por genocidio. Muchos que hoy “son Charlie”, con ideas conservadoras y de extrema derecha (siendo Charlie Hebdo, una revista declarada de izquierda), dicen y publicaron en redes sociales “no hubo genocidio”. La ignorancia, lo kitsch, las modas, la propaganda, las publicidades, la alienación.
Esa solidaridad superficial, vacía, inverosímil, mojigata es la base de mi crítica. La moda de creer y sentir que se hace algo por el mundo al publicar en redes sociales textos o fotos a favor o en contra del tema del momento, les hace importantes, tiene sentido su triste existencia.
El “ser Charlie”, puede ser interesante, pero ser Palestina, Siria, Colombia, Guatemala, Haití, Irak, Afganistán, Nigeria, Mali, el pueblo Curdo, eso no, le falta glamur, unos son negros, otros indios y los otros terroristas.
Si se indignaran también por cada muerte, cada maltrato, cada acto racista, cada acto xenófobo, cada negligencia, cada injusticia, cada falta de respeto hacia la vida, cada acto misógino, cada abuso del Estado, podría creer que “todos son Charlie”.
*André González nació en la Ciudad de Guatemala, estudió Lengua y Literatura en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Desde el 2008 vive en Suiza, trabaja con personas en situación de discapacidad.