En el mes de febrero del año pasado (2012) el gobierno “Patriota” anunciaba con pompa el cumplimiento de su ofrecimiento de campaña: La “ley de Vivienda”, decreto 9-2012, que por varias semanas movilizo a pobladores a las afueras del hemiciclo legislativo, era aprobada.
Sin embargo a un año de la aprobación de la ley, la iniciativa que crea el Fondo para la Vivienda -FOPAVI- aun carece de designación presupuestaria para una política que busca el ordenamiento territorial mediante viviendas adecuadas y dignas para un gran segmento de la población marginada de toda oportunidad de acceder a un techo mínimo.
La exclusión económica y política de los quienes deciden ocupar tierras baldías en Guatemala es casi una generalidad; para vendedores informales, chicleros, trabajadoras domesticas o simplemente desempleados les resulta impensable e insostenible, con los actuales costos de la vida, poder pagar alquileres que según ellos van desde los Q.200 a Q.400 por un cuarto, cuado escasamente logran sacar según sus palabras lo mínimo para la comida de sus niños.
En el imaginario social y producto del trabajo sostenido de los medios corporativos de comunicación se cree que gran parte de la población que ocupa tierras vive de ello, sin embargo la realidad es muy otra, Un amplio sector que ocupa tierras son madres solteras y que con lo que escasamente ganan su prioridad es la alimentación básica para sus hijos, difícilmente asisten a los servicios médicos y como una de las 25 mujeres que han ocupado, lo que era destinado para el basurero del cementerio la verbena, cuenta que muchas se curan con yerbitas y atolitos que entre todas se recetan.
La diarrea es algo frecuenté y producto de la falta de agua pura, la cual se recicla y se utiliza hasta donde ya no más, una niña se observa lavando platos en un baño de agua en donde una y otra vez se lavan, no solo los platos si no las manos y cualquier cosa de uso diario. En estos días de calor intenso el polvo recorre toda la ocupación de Linda Vista en el Periférico allí las mujeres están luchando para que EMPAGUA instale dos o tres chorros para abastecer a la comunidad mientras tanto el agua sigue siendo su necesidad mas sentida para las cerca de 120 familias que aun les preocupa aparte de la posibilidad de un desalojo la inexistencia de una política de vivienda que les podría dar las condiciones mínimas para vivir.