Gente Sobrante en Petén: El desgarrador relato de un pueblo víctima de la marginación sociopolítica
0Aún antes de terminar de leer la noticia el sudor comenzó a bañarme el cuerpo y un fuerte temblor me estremeció todo. Miles de imágenes se agolparon en mi mente. Imágenes de angustia, desesperación y terror de un tiempo que he buscado olvidar pero que me persigue incesantemente. Tiempo que dejó en mi cuerpo y en mi alma cicatrices hondas e imborrables. Tiempo que me arrebató la inocencia y me separó para siempre de aquellos que más quería. Tiempo que creí haber dejado atrás pero que ahora, al leer esta horrible noticia, me veo en la obligación de reconocer que lo llevo permanentemente tatuado en el alma.
Veintiocho (28) campesinos guatemaltecos torturados y decapitados. La sola idea de una masacre como esta debería horrorizar a Guatemala y al mundo. Sin embargo, la noticia pasa casi desapercibida. Después de todo, se señala a los narcotraficantes como los autores del crimen; y los crímenes del narcotráfico se menosprecian. Pareciera como si para el mundo los crímenes cometidos dentro del cerco de las drogas fueran irremediables, irrelevantes, inconsecuentes. Las autoridades dicen que se buscará a los responsables, pero el tiempo pasa y la sangre derramada por los hombres y mujeres masacrados queda muda, absorbida por el suelo que una vez cultivaron para ganarse el pan con dignidad.
¡Cuánta indiferencia frente a tanto dolor! A nadie parece preocupar el llanto de los ancianos y niños que quedaron desamparados al perder a aquellos veintiocho (28) seres que trabajaban afanosamente para llenar sus necesidades básicas. Pocos levantan la voz para exigir justicia para los muertos y atención para aquellos familiares que dependían de ellos para sobrevivir en un mundo que les discrimina y margina por sus orígenes indígenas.
Mucho se dice sobre sucesos en la historia de la humanidad que jamás deben repetirse: el holocausto, el lanzamiento de la bomba atómica, las guerras mundiales, los ataques terroristas. Pero hay otros sucesos que se perpetúan para beneficio de unos pocos y desgracia de muchos y que pasan desapercibidos para una gran parte del mundo. La ambición, la conveniencia, la mezquindad, el interés particular y la prepotencia de unos cuantos crean la manera de solapar ante el mundo la miseria y marginación a la que condenan a quienes consideran indignos de un pedazo de tierra y una migaja de pan.
Sin embargo, yo no puedo ser indiferente. Por eso lloro, sudo y me estremezco al conocer sobre esta masacre. Me invade la desesperación y siento agonizar. ¿Por qué?, porque hace treinta años yo fui víctima sobreviviente de una de las épocas más violentas en la historia de Guatemala. Porque un día vi partir a muchos que jamás regresaron, porque un día grité por ayuda y nadie me respondió, porque un día rogué por piedad y no la recibí, porque un día fui bañado en la sangre de los masacrados y sepultado bajo sus cuerpos inertes.
Por eso hoy he decidido contarte mi historia.
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