Violencia Obstétrica: un mal naturalizado
1De los creadores del patriarcado y de los patrocinadores de la violencia institucionalizada, les presentamos la violencia obstétrica; un mal tan interiorizado y justificado que pasa desapercibido victoriosamente.
Por Paula Orellana Cardona
¿Qué es la violencia obstétrica?
La violencia obstétrica -VO- es una de las tantas formas de violencia contra las mujeres que se basa en la apropiación y cosificación de los cuerpos al momento del parto. El parto es un acto propio de la sexualidad de las mujeres que es fundamental en la relación que tienen y tendrán las madres con sus bebés. La naturaleza, en su perfección, usa el parto como garante de la seguridad de las y los bebés siento éste el primer contacto fuera del vientre que tienen las criaturitas con sus madres y que marca en una buena medida las relaciones entre esta diada. Las mujeres ancestralmente han tenido las herramientas necesarias que les permiten apropiarse de su proceso de gestación, de parto y post parto, como la lactancia. Estas herramientas incluyen la autonomía de sus cuerpos y el sano acompañamiento de familiares y de otras mujeres, por mencionar algunas de ellas.
La VO, que es un término relativamente nuevo pero su práctica no lo es, cosifica los cuerpos y despoja a las mujeres de su sexualidad haciéndolas creer que el parto en sí es un momento de riesgo y que se necesita de atención médica para traer bebés al mundo. Vemos entonces cómo se ejemplifica el malvenido patriarcado, ya que se forma una jerarquía privilegiando al médico como el máximo conocedor de lo que las mujeres necesitan, sin que realmente considere lo que ellas quieren y la forma en que quisieran parir y es aquí cuando vemos cómo no solo los cuerpos de las mujeres han sido colonizados, sino que también cómo lo han sido los partos; la medicalización y la tecnologización de los partos se ha introducido en el inconsciente de las mujeres que les ha hecho pensar que realmente necesitan de batas blancas y material quirúrgico para parir sin ningún inconveniente. Esto solo ha sido posible gracias a la doctrina del miedo del que todas las personas formamos parte. Se inculca el miedo a parir de otra forma que no sea acostada, miedo a parir sin medicinas, miedo a parir sin médicos ni enfermeras, miedo a parir en un cuarto que no sea blanco. En fin, miedo a parir sin este modelo de “salud” del que formamos parte y no es necesario imaginarse cómo es parir en este sistema, que si no es privado, mejor piénselo y así se vuelve un negocio redondo uno de los actos que la vida misma nos dice que hay esperanza.
Por si esto no fuera poco, la VO también se expresa psicológicamente; “aguántese que ya falta poco”, “relájese porque nosotros somos los que sabemos”, “si no iba a aguantar, para qué se metió a hacerlo”. Claro que parafraseo, pero no se aleja del bombardeo psicológicamente verbalizado que enfrentan las mujeres al parir. A esto le agregamos el bombardeo de actos y actitudes; no tener al bebé inmediatamente, gritos por parte del personal, no poderse parar porque no es permitido, presencia de personas no deseadas hace que el parto sea un shock de por sí dejando consecuencias nefastas; las mujeres se sienten inútiles, frustración de no parir de la forma deseada y el mal trato son algunas secuelas que afectan seria, pero silenciosamente dejando a las recién paridas con la sensación de que no se pueden quejar; porque les ayudaron de cualquier forma. Es aquí donde decimos que la VO es una violencia institucionalizada. No es que el personal de salud sea malvado y que maneje una agenda oculta con malas intenciones (no niego que si las podría haber), pero el sistema nos consume a todas por igual, aunque esto no quiere decir que no deba de ser cuestionado, criticado y sobre todo, transformado.
Así pues, tomando en cuenta que el cuerpo es un territorio y el territorio cuando es atacado debe de ser defendido, también es imperativo defender las actividades de los cuerpos, en este caso, debemos defender el parto como reivindicación feminista; defender el máximo derecho al que todas las personas debemos de tener acceso: vidas dignas que nos garanticen el ejercicio de nuestros derechos desde el momento en que nacemos. ¿Cómo no va a ser violenta una sociedad que desde su nacimiento es violentada? Al no recostarnos y mamar del pecho de las madres inmediatamente, al nacer y empezar a ver el mundo blanco, celeste y frío cuando realmente es de colores y cálido como el cuerpo de una mujer.
Si bien el personal médico también es importante al momento de que las complicaciones del parto se agudicen, no son garantes ni primordiales en los mismos. Es por eso que es menester recuperar nuestras formas de parir, ayudadas por los avances médicos, pero basadas en la herencia ancestral, porque son las mujeres las que traen bebés al mundo y nos los médicos. Y así pues, parte de la reivindicación de este tema, es reconocer que los partos son violentados con un silencio ensordecedor que tiene nombre y apellido; violencia obstétrica.
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