¿5272: el inicio de extinción de las minorías?
1«Lo que es presentado como un pecado contra
la naturaleza es en realidad un pecado contra la autoridad”
Claude Meillassoux
«Independientemente de su función económica,
la principal función de la familia burguesa es la formación
de un tipo de personalidad que garantice
el funcionamiento libre de conflictos de la sociedad burguesa”
Agnes Heller
Por: Gabriela Miranda García
Hay muchas formas de abordar la incongruencia de la iniciativa de ley 5272 titulada “Ley para la protección de la vida y la familia”, presentada el 26 de abril de 2017 al Congreso de Guatemala -la que entre otras cosas, prohíbe que se hable de otras formas de sexualidad distintas a la heterosexual en las escuelas y centros de formación; busca endurecer las penas para la interrupción del embarazo y para quienes lo promuevan o faciliten, también restringe el matrimonio a únicamente entre un hombre y una mujer, así nacidos-.
Podríamos desestimar la iniciativa, simplemente hablando de la carrera deshonesta de algunos de los diputados que la presentaron, como Christian Jacques Boussinot Nuila, por quien el 28 de junio de 2017, la Corte Suprema de Justicia dio luz verde para el proceso de desafuero, después de que la CICIG y el MP lo acusara de peculado por sustracción, extorsión y abuso de autoridad. Podríamos poner en duda la afirmación que hace la iniciativa al respecto de que el estado de Guatemala ha sido “respetuoso” con la vida, teniendo antecedentes de ser un estado genocida, homicida, infanticida y femicida. También podríamos poner en duda los argumentos presentados en la ley porque son débiles y sin un fundamento teórico responsable o, simplemente hablar de la contradicción que esta ley tiene con la Constitución Política de Guatemala. Pero ya hay y seguramente habrá otros aportes. Yo me limitaré a un breve análisis del lenguaje empleado: las minorías.
Me llama la atención que sea éste el concepto usado reiterativamente a lo largo del texto, como uno de los principales argumentos para legitimar la iniciativa de ley. Se utiliza el término “minoritario” o “grupos minoritarios” para descalificar a las personas, sus intenciones, haceres y formas de vida, pero sobre todo se les estigmatiza a partir de esto, con ello se logran dos cosas, por un lado se les descalifica y por el otro, les hacen parecer como amenazantes.
Pero ¿cómo se llega a ser minoría, a partir de qué, bajo qué circunstancias se nombran a las personas como minorías? Se supone que una minoría es un grupo social menos numeroso que el resto de la población de un estado, no están en una posición dominante y se constituyen como grupo por características comunes y distintas del resto de la población. Pero estas definiciones no explican las razones por las que surgen las minorías ni ante qué condiciones sociales, económicas y políticas. Las minorías son nombradas como tales desde la hegemonía. La hegemonía es el intento de un grupo dominante para obligar a otro subordinado a asumir sus valores y a mantener sus intereses económicos, políticos y sociales, ejerciendo un control que pretende ser total, por lo que trata de incidir en todas las formas de relación y producción. Es esta hegemonía la que nombra a determinados grupos humanos como minorías. La hegemonía no significa, por defecto, mayoría, se obtiene a partir de un ejercicio de poder militar, ideológico, político, jurídico o económico, es decir, que la hegemonía llega a ser mayoría por el propio proceso hegemónico. Entonces no es la mayoría desde donde se nombra a la minoría, sino desde la hegemonía, ambas, mayoría y minoría son resultados del proyecto hegemónico.
Para ilustrar, en Guatemala, como en casi toda Latinoamérica, existen minorías étnicas, minorías indígenas (aunque en su totalidad como pueblo maya, no lo sean), pero son minorías por causa del exterminio, del despojo y de un brutal aislamiento racista, entonces existe una explicación histórica de cómo una minoría llegó a serlo. Algo parecido ocurre con las disidencias sexuales: la obligación histórica de unirse heterosexualmente, en homogamia de clase y con fines reproductivos, so pena de quien hiciera lo contrario fuera encarcelado, excomulgado, expulsado, humillado, golpeado o incluso asesinado, logró paulatinamente constituir una sociedad heterosexual, aparentemente heterosexual, digo, aparentemente.
Entonces, las minorías no son más que resultados del control, empobrecimiento, punición, prohibición y vigilancia. Increíblemente, esta estrategia de construir hegemonía, sí es lograda por una minoría que ha capitalizado todo el despojo económico, cultural, social o de conocimiento. Vivimos en una sociedad en donde las minorías políticas y económicas mantienen el control del país y sin embargo estas minorías oligarcas no son vistas como una amenaza, aunque en realidad si lo son.
En lo que respecta a la iniciativa de ley 5272, cómo dice Ochy Curiel, la Constitución de un país es una expresión ideológica de la hegemonía de una sociedad, se asume como una ley fundamental y expresa los valores hegemónicos.[1] Y aunque nos cueste aceptarlo, los valores del estado y sociedad guatemaltecos son valores patriarcales, racistas, clasistas y coloniales, valores que mantienen su propia estructura. La Constitución es parte del proyecto hegemónico, es decir de un proyecto de control totalitario.
Una ley cuya argumentación se basa en señalar, estigmatizar y generar temor no tiene ningún fundamento y sobre todo es realmente un peligro. Esta es una iniciativa de ley que pretende mantener un control hegemónico sobre las prácticas sexuales y se vale para ello de señalar a las minorías sociales que apoyan el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y de las minorías sexuales que buscan mejores condiciones de vida, como peligrosas, amenazantes, extranjeras y desestabilizadoras.
¿Ahora qué, no solo se van a “crear” minorías sino que se les van a eliminar? No podemos seguir permitiendo la represión de un estado con argumentos religiosos y naturalistas, no podemos permitir una ley que legalice el daño que las desigualdades ya han causado. No permitamos que una minoría, no representativa además mezquina, cruel, aplastante e ignorante legalice la eliminación de las disidencias a una hegemonía que no ha traído más que muerte.
[1]Ochy Curiel, La nación heterosexual. Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la antropología de la dominación, Brecha Lésbica/En la frontera, Bogotá, 2013, 29.
Excelente análisis. Gracias